El creciente reconocimiento del microbioma intestinal como un modulador influyente en la eficacia y toxicidad del tratamiento del cáncer ha llevado al surgimiento de intervenciones clínicas dirigidas al microbioma para mejorar los resultados contra el cáncer y mejora de la salud. La naturaleza altamente modificable de la microbiota ante estímulos endógenos, exógenos y ambientales permite intervenciones para promover la resiliencia del microbioma intestinal, teniendo efectos rápidos en la salud del huésped o en la respuesta al tratamiento contra el cáncer. Aunque la dieta, los probióticos y el trasplante fecal son vías terapéuticas principales centradas en restaurar o proteger la función intestinal en personas sometidas a tratamiento contra el cáncer, el papel de la actividad física y el ejercicio apenas ha sido examinado en esta población.
Se llevó a cabo una revisión narrativa para explorar la conexión entre el cuidado del cáncer y el microbioma intestinal en el contexto de la actividad física y el ejercicio como una estrategia de cuidado de apoyo ampliamente disponible y clínicamente efectiva utilizada por los supervivientes de cáncer.
Los resultados mostraron que el ejercicio puede facilitar un microbioma intestinal más diverso y un metaboloma funcional en los seres humanos; sin embargo, la mayoría de los estudios de actividad física y ejercicio se han realizado en poblaciones saludables o atléticas, principalmente utilizando modalidades de ejercicio aeróbico. Existe escasez de estudios sobre ejercicio y microbioma en el cáncer.
El microbioma intestinal humano es en gran medida modificable y altamente sensible; por lo tanto, responde a inputs endógenos, exógenos y ambientales. La eficacia del tratamiento del cáncer y los resultados de toxicidad están influenciados por el microbioma intestinal. Por lo tanto, las actividades o terapias que modulan el microbioma intestinal pueden mejorar la paradoja entre la eficacia y la toxicidad del tratamiento. La conexión bien establecida entre el cáncer y el microbioma intestinal, junto con la capacidad emergente del ejercicio para modificar positivamente el microbioma intestinal humano, sugiere que la interacción entre el ejercicio y el microbioma puede ser un factor emergente, aunque prometedor, para explicar la relación inversa entre el ejercicio y el riesgo de cáncer. Estudios en poblaciones principalmente saludables y atléticas han demostrado que los estímulos del ejercicio pueden modular positivamente el microbioma intestinal y apoyar un entorno que facilite un perfil y función microbianos diversos. Sin embargo, existe una investigación limitada en cáncer y microbioma intestinal, lo que requiere atención urgente. Se recomienda que la investigación futura esté diseñada como ensayos de lista de espera o de cruce con un análisis de alta sensibilidad, de modo que se pueda considerar la función y las interacciones microbianas con el huésped, teniendo en cuenta las variaciones inter e intraindividuales. Capturar todos los aspectos de la prescripción de ejercicio (FITT-VP) en estos estudios también es crucial para permitir la comparación y comprensión de cómo puede ser relevante la prescripción de ejercicio y cómo se puede optimizar. Se requieren estudios multifacéticos (por ejemplo, dieta y probióticos) que investiguen los moduladores del microbioma. Sin embargo, en poblaciones clínicas como en el cáncer, la interacción entre el ejercicio y el microbioma debe evaluarse de manera aislada antes de lograr una comprensión significativa en un enfoque multidisciplinario y estratificado que pueda seguirse y utilizarse en la práctica.
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Referencia completa:
Hart NH, Wallen MP, Farley MJ, Haywood D, Boytar AN, Secombe K, Joseph R, Chan RJ, Kenkhuis MF, Buffart LM, Skinner TL, Wardill HR. Exercise and the gut microbiome: implications for supportive care in cancer. Support Care Cancer. 2023 Nov 28;31(12):724. doi: 10.1007/s00520-023-08183-7.