Efectos de la realización de actividad física de manera regular sobre el sistema inmune, la vacunación y el riesgo de enfermedades infecciosas

La realización de actividad física regular ayuda a la prevención de numerosas enfermedades no transmisibles y también se ha abogado por la resiliencia contra COVID-19 y otras enfermedades infecciosas. Sin embargo, actualmente no existe una síntesis de evidencia sistemática y cuantitativa de la asociación entre la actividad física y la fortaleza del sistema inmunológico.

Recientemente se han publicado los resultados de un metaanálisis (Chastin y col, 2021; Sports Med 20-abr; doi: 10.1007/s40279-021-01466-1) cuyo objetivo fue examinar la asociación entre la actividad física habitual y (1) el riesgo de enfermedad infecciosa adquirida en la comunidad, (2) los parámetros inmunitarios evaluados en laboratorio y (3) la respuesta inmunitaria a la vacunación.

Los resultados mostraron que un mayor nivel de actividad física habitual se asocia con una reducción del riesgo del 31% (índice de riesgo 0,69, IC del 95%: 0,61-0,78, 6 estudios, N = 557,487 individuos) de enfermedades infecciosas adquiridas en la comunidad y una reducción del riesgo del 37% (índice de riesgo 0,64, IC del 95%: 0,59-0,70, 4 estudios, N = 422,813 individuos) de mortalidad por enfermedades infecciosas. Las intervenciones de actividad física resultaron en un aumento de los recuentos de células CD4 (32 células / µL, IC del 95%: 7-56 células / µL, 24 estudios, N = 1112 individuos) y concentración de IgA de inmunoglobulina salival (diferencia media estandarizada 0,756, IC del 95% 0,146-1,365 , 7 estudios, N = 435 individuos) y disminución del recuento de neutrófilos (704 células / µL, IC del 95%: 68-1340, 6 estudios, N = 704 individuos) en comparación con los controles. La concentración de anticuerpos después de la vacunación es mayor con un programa de actividad física complementario (diferencia de medias estandarizada 0,142; IC del 95%: 0,021-0,262, 6 estudios, N = 497 individuos).

Los autores concluyeron que la actividad física regular, de moderada a vigorosa, se asocia con un riesgo reducido de contagio y mortalidad de enfermedades infecciosas adquiridas en la comunidad, mejora la primera línea de defensa del sistema inmunológico y aumenta la potencia de la vacunación.

Numerosos estudios han demostrado como el ejercicio refuerza la inmunidad de manera directa. También es importante reconocer que las personas que tienen adquirido el hábito del ejercicio manifiestan hábitos de vida más saludable, como una adecuada nutrición o control del sueño, elementos que, entre otros, también contribuyen a potenciar los efectos directos del ejercicio. En una época como la que estamos viviendo, la realización de actividad física o ejercicio de manera regular nos ofrece una cierta garantía de enfrentarnos mejor a las amenazas de agentes infecciosos para nuestra salud

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