La restricción de flujo combinado con estimulación eléctrica muscular atenúa la atrofia muscular por desuso

La atrofia muscular que se produce al no contraer los músculos durante un periodo de tiempo determinado es rápida y con consecuencias nefastas para la salud. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Slysz y col, 2020; Med Sci Sports Exerc 22-oct; doi: 10.1249/MSS.0000000000002544) cuyo objetivo fue investigar los efectos de la restricción de flujo sanguíneo (BFR) combinada con estimulación eléctrica muscular (EMS) sobre la masa muscular y la fuerza durante periodos de desuso de miembros afectos. Participaron 30 sujetos de 22±3 años que fueron aleatoriamente asignados a: grupo control (CON), grupo solo BFR,ó grupo BFR+EMS. Todos los participantes completaron un programa de 14 días, aplicado sobre un miembro inferior. El tratamiento se aplicó 2 veces al día, 5 días a la semana. El tratamiento con BFR implicó 3 ciclos de 5 min de oclusión arterial utilizando una presión suprasistólica, separado por 5 min de reperfusión. EMS (6s on, 15s off; 200 μs; 60Hz; 15 % MVC) fue aplicado de forma continua a lo largo de 3 ciclos de BFR. Se evaluó la masa muscular del cuádriceps (DEXA)y la fuerza (MVC), antes y después de la intervención. Los resultados mostraron que después del periodo de inactividad muscular, la masa magra disminuyó en el grupo control (-4 ± 1%; p < 0.001) y grupo BFR (-3 ± 2%; p = 0.001), pero no en el grupo BFR+EMS (-0.3 ± 3%; p = 0.8). El espesor de vasto lateral disminuyo en el grupo control (-4 ± 4%; p = 0.005), con tendencia al descenso en el grupo BFR (-8 ± 11%; p = 0.07) y un incremento en el grupo BFR+EMS (+5 ± 10%; p = 0.07). La MVC de extensión de rodilla disminuyó a lo largo del tiempo en el grupo control (p < 0.005) (-18 ± 15%), grupo BFR (-10 ± 13%), y grupo BFR+EMS (-18 ± 15%) sin diferencias entre grupos. Los autores concluyeron que la combinación de oclusión vascular más estimulación eléctrica muscular es una intervención eficaz para atenuar la pérdida de masa muscular durante el desuso de miembros, aunque no preserva la fuerza.

A veces, la mayoría, por desconocimiento, y en otras ocasiones por falta de medios, tengo la impresión de que no abordamos los problemas derivados de la inactividad muscular prolongada (lesiones, enfermedades sistémicas graves, postoperatorios…) con los medios que hoy la evidencia científica ha mostrado como eficaces y seguros. Parece como si nos costara ir avanzando, aplicando nuevos planteamientos dejando atrás estrategias de intervención que ya han sido superadas en eficacia. Es nuestra obligación poner a su disposición todos los medios disponibles para el restablecimiento lo antes posible de la salud de nuestros pacientes, sean ó no deportistas.

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