Estructura y función cardiaca en futbolistas de elite

Los valores de referencia de las distintas adaptaciones asociadas a diferentes modalidades deportivas son esenciales para entender mejor las respuestas fisiológicas y fisiopatológicas en el deporte de competición. Existe en el momento actual datos limitados en la definición de valores fisiológicos referidos a la estructura y función cardiaca en futbolistas de elite. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Churchill y col, 2020; JAMA Cardiol 2-dic; doi: 10.1001/jamacardio.2020.6088) cuyo objetivo fue describir los hallazgos ecocardiográficos (ECO) y electrocardiográficos (ECG) en futbolistas de elite. Fueron explorados 238 atletas (122 mujeres). Los resultados mostraron que los futbolistas tuvieron una alta prevalencia de hallazgos ECG fisiológicos relacionados con el entrenamiento, mientras que en las mujeres los hallazgos no fisiológicos en el ECG fueron más frecuentes que en los hombres (11% vs 0%), con la inversión de la onda T como hallazgo más frecuente. Los datos de la ECO no mostraron hallazgos que cumplieran requisitos para limitar el ejercicio, pero con frecuencia los valores estructurales excedieron los de referencia de la población general, como corresponde a un remodelado cardiaco asociado al entrenamiento, incluyendo la masa del ventrículo izquierdo referida a la superficie corporal (51% en mujeres y 59% en hombres), volumen del ventrículo izquierdo (77% en mujeres y 68% en hombres), espesor de la pared del ventrículo izquierdo (30% en mujeres y 41% en hombres). Los análisis estratificados por edad mostraron un aumento edad-dependiente en el espesor del ventrículo izquierdo, masa y volumen en mujeres, y masa del ventrículo izquierdo y espesor del ventrículo izquierdo en hombres. Los datos muestran que los hallazgos anormales del ECG son más frecuentes en mujeres futbolistas, mientras que tanto hombres como mujeres presentaron con frecuencia valores estructurales que exceden a los considerados normales en la población general, todo ello como resultado de los años de entrenamiento.

Con frecuencia se da por hecho que las personas que realizan ejercicio, especialmente a partir de un cierto nivel de entrenamiento, gozan de excelente salud. Y podemos afirmar que esto es así, que el ejercicio aporta unas ventajas para nuestros órganos y sistemas que hacen que el estado de salud de un deportista habitualmente es bueno o muy bueno. Pero, ¿y si existe alguna respuesta no fisiológica que ocasione anomalías en la función o estructura de algún órgano, especialmente del corazón?. En ese caso, el estímulo del ejercicio, que habitualmente es positivo, se tornaría en un riesgo más o menos marcado para nuestra salud. Por ello, todo deportista ha de pasar los controles médicos periódicos precisos para asegurar hasta donde se pueda, que su corazón se adapta bien al estrés del ejercicio y responde de manera apropiada. No hacerlo, es de alguna manera, alejarse de la esencia del deporte que busca como primer objetivo la salud de la persona.

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