El fitness cardiorrespiratorio de los adultos se está deteriorando década a década desde 1967

El fitness cardiorrespiratorio es una medida fisiológica relacionada con la capacidad aeróbica, siendo especialmente relevante en ese marcador el valor del VO2max. Además de ser un condicionante importante del rendimiento aeróbico, el VO2max es considerado un signo de salud de la persona; de hecho, existe una relación inversa entre los valores de VO2max y cualquier causa de muerte. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Lamoureux y col, 2018; Sports Med 3-nov; doi: 10.1007/s40279-018-1017-y) cuyo objetivo fue estimar la tendencia temporal de los valores del fitness cardiorrespiratorio (CRF) de adultos a nivel internacional, y examinar posibles relaciones entre la tendencia de la CRF con tendencias en marcadores de salud, socioeconómicos y ambientales. Los datos de obtuvieron de estudios publicados que ofrecían tendencias de adultos aparentemente sanos entre 18 y 59 años. La muestra final analizada fue de 2525827 personas con datos obtenidos entre 1967 y 2016. Los resultados mostraron que, a nivel internacional, el CRF mejoró en los años sesenta y setenta, y posteriormente disminuyó progresivamente a un ritmo creciente. Las disminuciones fueron mayores para los hombres que para las mujeres, y para los adultos jóvenes (<40 años) que para los adultos de mediana edad (≥ 40 años). Todos los países experimentaron descensos en el CRF con una fuerte correlación negativa entre las tendencias del CRF y las tendencias de la obesidad. Los autores concluyeron que se constata un descenso del fitness cardiorrespiratorio de los adultos desde 1980, incrementándose ese declinar progresivamente a lo largo del tiempo, siendo sugestivo de un descenso de la salud de la población.

Bajo mi punto de vista los resultados de este estudio no son una sorpresa, aunque lógicamente para los que vinculamos una parte importante de la salud a la realización de ejercicio, los resultados no solo no nos dejan indiferentes, sino que causan una importante preocupación. La inactividad física de la población es creciente, y con ello el deterioro potencial de la salud, con el gasto sanitario que ello implica. Solo políticas claras de actuación incentivando, facilitando e incluso premiando la realización de ejercicio podrían revertir esta tendencia mundial. Y todo ello comenzando desde la infancia. Pero claro, eso depende de la voluntad de poner en marcha programas a largo plazo, y en eso va a ser que no veo mucho interés de nuestros egoístas políticos.

 

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