¿El ejercicio a lo largo de la vida contrarresta la inflamación de bajo grado asociada al envejecimiento?

El envejecimiento está asociado con una inflamación crónica de bajo grado, también conocida como “inflammaging”, un fenómeno caracterizado por niveles persistentemente elevados de marcadores inflamatorios en ausencia de infecciones o daños tisulares evidentes. Este estado inflamatorio sutil pero sostenido se considera un factor contribuyente clave a enfermedades relacionadas con la edad, como diabetes, obesidad y patologías cardiovasculares, así como a un aumento en la mortalidad general.

El “inflammaging” surge como resultado de mecanismos inmunológicos que, aunque inicialmente están diseñados para proteger al organismo contra amenazas externas, se vuelven disfuncionales con el tiempo. Entre las causas propuestas se incluyen la incapacidad de las vías de autofagia para eliminar residuos celulares, la senescencia celular y cambios disbióticos en la microbiota intestinal. Además, factores modificables como una dieta poco saludable y la inactividad física parecen exacerbar esta inflamación subclínica.

El ejercicio a largo plazo ha mostrado efectos prometedores para mitigar la inflamación de bajo grado. Programas estructurados de entrenamiento aeróbico y de fuerza pueden reducir niveles de marcadores inflamatorios, como la proteína C-reactiva (CRP), la interleucina-6 (IL-6) y el factor de necrosis tumoral-α (TNF-α). Sin embargo, el detraining o abandono del ejercicio puede revertir estos beneficios, lo que subraya la importancia de mantener una actividad física consistente a lo largo de la vida.

Los atletas master representan un modelo humano único para estudiar los efectos del ejercicio a largo plazo. Estos individuos, generalmente mayores de 35 años, participan activamente en competiciones deportivas y mantienen altos niveles de actividad física durante toda su vida. Algunos estudios sugieren que los atletas master presentan perfiles inflamatorios similares a los de adultos jóvenes no entrenados, lo que plantea la posibilidad de que el ejercicio constante pueda contrarrestar parcialmente la inflamación de bajo grado asociada al envejecimiento.

Discusión

Inflamación de bajo grado y sus implicaciones para la salud

La inflamación de bajo grado es una característica central del envejecimiento, y sus efectos negativos en la salud están bien documentados. Niveles elevados de CRP, IL-6 y TNF-α se asocian con un mayor riesgo de mortalidad por todas las causas y enfermedades crónicas. Los mecanismos subyacentes a esta inflamación incluyen la acumulación de células senescentes, que secretan una variedad de citocinas proinflamatorias, y cambios en la composición de la microbiota intestinal, que pueden afectar la permeabilidad intestinal y desencadenar respuestas inmunológicas anómalas.

Estudios previos han demostrado que esta inflamación también está vinculada con un declive funcional acelerado. En poblaciones mayores, los marcadores inflamatorios elevados correlacionan con una menor capacidad para realizar actividades de la vida diaria, mayor riesgo de caídas y un deterioro más rápido en la fuerza muscular. La combinación de inflamación crónica y sus consecuencias funcionales representa un desafío importante para el envejecimiento saludable.

Impacto del ejercicio a lo largo de la vida

El ejercicio sostenido puede mitigar muchos de los efectos adversos del “inflammaging”. Los atletas master muestran niveles más bajos de CRP en comparación con adultos mayores no entrenados, lo que indica una menor inflamación basal. Además, los niveles elevados de IL-10 en estos atletas reflejan un perfil antiinflamatorio más favorable. Esta citocina desempeña un papel clave al modular las respuestas inflamatorias y prevenir el daño tisular.

Sin embargo, los beneficios del ejercicio no son uniformes en todos los marcadores inflamatorios. Por ejemplo, los niveles de IL-6 y TNF-α no siempre son significativamente inferiores en los atletas master en comparación con adultos mayores sedentarios, lo que sugiere que algunos aspectos de la inflamación relacionada con la edad pueden ser resistentes incluso a una vida de ejercicio.

Comparaciones entre atletas master y adultos jóvenes no entrenados también resaltan las limitaciones del ejercicio para contrarrestar completamente el “inflammaging”. Aunque los atletas master presentan perfiles inflamatorios más favorables que sus pares sedentarios de edad similar, aún muestran niveles elevados de IL-6 y TNF-α en comparación con adultos jóvenes. Esto sugiere que, aunque el ejercicio puede atenuar la inflamación asociada al envejecimiento, no puede eliminarla por completo.

Estudios recientes han explorado también los efectos combinados de distintos tipos de entrenamiento, como la combinación de fuerza y resistencia, demostrando que esta estrategia podría tener un impacto superior en la reducción de marcadores inflamatorios. Además, los programas prolongados, superiores a los 12 meses, parecen ser más efectivos para sostener mejoras en el perfil inflamatorio.

Factores adicionales que modulan la respuesta inflamatoria

Varios factores pueden influir en cómo el ejercicio afecta la inflamación de bajo grado. Entre ellos, el tipo, la intensidad y la duración del ejercicio son determinantes clave. Los programas de ejercicio de alta intensidad tienden a ser más efectivos para reducir marcadores inflamatorios que los programas de intensidad moderada.

La dieta es otro factor esencial en la modulación de la inflamación. Dietas ricas en antioxidantes, ácidos grasos omega-3 y fibra han demostrado potenciar los efectos antiinflamatorios del ejercicio. Por otro lado, hábitos negativos como el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol pueden contrarrestar los beneficios obtenidos por la actividad física.

La variabilidad individual también desempeña un papel importante. Diferencias genéticas, así como la composición de la microbiota intestinal, pueden influir en la respuesta inflamatoria al ejercicio. Esto subraya la importancia de enfoques personalizados en la prescripción de ejercicio para maximizar sus beneficios antiinflamatorios. Por ejemplo, ciertos perfiles genéticos pueden predisponer a una mayor producción de IL-6, lo que requeriría estrategias específicas de entrenamiento.

Recomendaciones futuras

Los resultados de este estudio destacan la necesidad de investigaciones adicionales para comprender mejor cómo el ejercicio afecta la inflamación de bajo grado en el envejecimiento. Estudios que exploren diferentes tipos e intensidades de ejercicio, así como la interacción con otros factores del estilo de vida, son esenciales para desarrollar intervenciones más efectivas.

Se requieren también investigaciones longitudinales que analicen los efectos del ejercicio desde etapas tempranas de la vida hasta la vejez. Esto podría ayudar a identificar periodos críticos donde la actividad física tiene un impacto máximo en la prevención de la inflamación crónica. Además, estudios en poblaciones diversas, incluyendo mujeres y personas con comorbilidades, ampliarán la aplicabilidad de los hallazgos.

Finalmente, se necesitan estrategias para mantener los beneficios del ejercicio durante periodos de detraining. Esto podría incluir el desarrollo de programas de ejercicio más sostenibles o la combinación de ejercicio con otras intervenciones, como cambios en la dieta o suplementos antiinflamatorios.

Conclusión

El ejercicio a lo largo de la vida puede contrarrestar muchos de los efectos negativos de la inflamación de bajo grado asociada al envejecimiento. Los atletas master ofrecen un modelo único para estudiar estos beneficios, mostrando perfiles inflamatorios más favorables que sus pares sedentarios. Sin embargo, el ejercicio no elimina completamente la inflamación relacionada con la edad, y se requieren estrategias complementarias para abordar esta limitación.

En un mundo marcado por poblaciones que envejecen rápidamente, el ejercicio representa una herramienta poderosa para mejorar la calidad de vida y extender la “healthspan”. Futuros estudios deberán centrarse en optimizar estas intervenciones para maximizar sus beneficios para la salud. Integrar el ejercicio con una dieta adecuada y hábitos saludables podría potenciar significativamente sus efectos, creando una estrategia integral para el envejecimiento saludable.

Acceso libre al artículo original en: http://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2025/01/Does-Lifelong-Exercise-Counteract-Low‑Grade-Inflammation-Associated-with-Aging.pdf

Referencia completa:

Pérez-Castillo IM, Rueda R, Bouzamondo H, Aparicio-Pascual D, Valiño-Marques A, López-Chicharro J, Segura-Ortiz F. Does Lifelong Exercise Counteract Low-Grade Inflammation Associated with Aging? A Systematic Review and Meta-Analysis. Sports Med. 2025 Jan 10. doi: 10.1007/s40279-024-02152-8.

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