Efectos del entrenamiento intenso en el tercer trimestre del embarazo

El crecimiento fetal es dependiente del aporte de oxígeno y nutrientes uteroplacentario y se ha planteado en los últimos tiempos que el ejercicio de muy alta intensidad realizado en el tercer trimestre podría comprometer estos procesos. Recientemente se han publicado los resultados de un metaanálisis (Beethmam y col, 2019; BMC Pregnancy Childbirth 19: 281; doi: 10.1186/s12884-019-2441-1) cuyo objetivo fue valorar los resultados de investigaciones previas sobre este aspecto. 13 estudios fueron incluidos en el metaanálisis. Los resultados mostraron que no hubo diferencias en el peso del bebé al nacer de madres que realizaron actividad física vigorosa frente a las que no realizaron actividad. Tampoco se observaron diferencias en los riesgos asociados a la edad o ganancia de peso materno. Las mujeres que realizaron ejercicio de alta intensidad incrementaron el tiempo de gestación ligeramente y redujeron el riesgo de prematuros. Los hallazgos sugieren que el ejercicio vigoroso en el tercer trimestre de embarazo es saludable para la mayoría de las mujeres embarazadas.

Ahora tenemos que saber si ese ejercicio vigoroso en el primer y segundo trimestre de embarazo también es saludable, y sobre todo, que importante es la actividad física previa o hábitos deportivos previos al embarazo como condicionante de esos efectos. Una mujer de hábitos sedentarios preembarazo deberá ser más prudente a la hora de iniciar programas de ejercicio de cierta intensidad al inicio del embarazo. Por último, el estudio se refiere a actividad física vigorosa, no extrema. Esto es muy importante de tener en cuenta; los deportes extremos en cuanto a intensidad y/o duración no pueden ser encuadrados en la categoría de actividad física vigorosa, por lo que su carácter saludable es al menos cuestionable.

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