Efectos del entrenamiento de fuerza sobre la calidad de vida, depresión, fuerza muscular y capacidad funcional en hombres de más de 60 años

El envejecimiento generalmente se asocia con numerosos cambios metabólicos y físicos que aumentan la susceptibilidad a varias afecciones crónicas, discapacidad y disminución de la calidad de vida.

Recientemente se han publicado los resultados de un metaanálisis (Kashi y col, 2022; Biol Res Nurs 13-ago; doi: 10.1177/10998004221120945) cuyo objetivo fue investigar la eficacia del entrenamiento de fuerza sobre la calidad de vida, la depresión, la fuerza muscular y la capacidad de ejercicio funcional en adultos mayores (≥60 años). En el análisis se incluyeron 21 estudios (N = 1610).

Los resultados mostraron que el entrenamiento de fuerza mejoró significativamente la capacidad física, la salud mental, el dolor corporal, la salud general, subescalas de funcionamiento social y puntuación del componente mental. Además, la depresión, la fuerza muscular de las extremidades superiores e inferiores, y la fuerza muscular de prensión mejoró significativamente después del entrenamiento de fuerza. No se encontraron beneficios para la vitalidad, la puntuación del componente físico, la puntuación total de la calidad de vida y la distancia de caminata de 6 minutos.

Conclusión: La evidencia revela que el entrenamiento de fuerza puede ser efectivo para mejorar la mayoría de los dominios de la calidad de vida, la fuerza muscular de las extremidades superiores e inferiores, la fuerza de prensión manual y la depresión en personas de edad avanzada.

Con el envejecimiento, y especialmente a partir de los 60 años, se produce progresivamente un deterioro funcional fisiológico que afecta a todos los aspectos relacionados con la capacidad física y el rendimiento, pero también a la calidad de vida y a los aspectos de salud mental en su más amplia acepción. Sin embargo, el entrenamiento físico (y el mental) pueden enlentecer considerablemente este proceso fisiológico, repercutiendo en una mayor autonomía funcional, y en muchos casos mejorando de la calidad de vida percibida. Además, la incidencia de enfermedades propias de la edad también disminuye, lo que repercute en los indices de morbi-mortalidad de la población más activa. En este contexto, el entrenamiento de fuerza se sitúa como la modalidad de ejercicio de elección como elemento base de la actividad física programada, sin que ello necesariamente signifique renunciar a otras modalidades de ejercicio, como la resistencia aeróbica o los estiramientos. No creo estar equivocado cuando recomiendo de primera elección el entrenamiento de fuerza en personas de más de 50 años

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