Combinación de aplicaciones de calor o frío con ejercicio para mejorar el rendimiento

La aplicación de calor o frio asociado al entrenamiento han sido objeto de atención en las últimas décadas. Recientemente se han publicado los resultados de una revisión (Hyldahl RD, Peake JM, 2020; J Appl Physiol (1985) 9-jul; doi: 10.1152/ japplphysiol.00322.2020) sobre los efectos de la combinación de aplicaciones de calor o frío con ejercicio para mejorar el rendimiento. Los atletas utilizan con frecuencia la inmersión en agua fría, las cámaras de crioterapia o la aplicación de hielo con la idea de que esas estrategias mejorarán la recuperación postejercicio y con ello lograrán mayores adaptaciones vinculadas al entrenamiento. Los efectos de la inmersión en agua fría de manera sistemática después de entrenamientos de resistencia aeróbica (continuos o HIIT) sobre la capacidad aeróbica, umbral láctico, potencia desarrollada o rendimiento, son muy discutibles. La evidencia de modificación en la angiogénesis y biogénesis mitocondrial en el músculo en respuesta a inmersión regular en agua fría no está clara. Se dispone de más evidencia en los efectos de la inmersión en agua fría después del entrenamiento de fuerza, mostrando una atenuación de la ganancia en fuerza e hipertrofia muscular. Esos efectos se han atribuido a una reducción de la activación de células satélite, biogénesis ribosomal, señalización anabólica y síntesis de proteínas musculares. Por otra parte, los atletas utilizan aplicación de calor pasivo para calentar antes de la competición o mejorar la recuperación postejercicio. La evidencia disponible indica que la exposición regular a un ambiente caloroso, sistemas de perfusión con agua caliente o diatermia, pueden imitar los efectos del entrenamiento de resistencia aeróbica mediante estimulación de la angiogénesis y biogénesis mitocondrial en el músculo. Algunas aplicaciones pasivas de calor pueden también mitigar la atrofia muscular mediante sus efectos en la biogénesis mitocondrial e hipertrofia de fibras musculares. Investigaciones futuras deberán ayudar a entender mejor: 1) la modalidad óptima, temperatura, duración y frecuencia del enfriamiento y calentamiento para mejorar el rendimiento y las adaptaciones musculares a largo plazo; y 2) verificar si los cambios moleculares y morfológicos en el músculo como respuesta a la aplicación de frío o calor se corresponde con una mejora real del rendimiento.

La aplicación de calor o frio en deportistas con objetivo de mejorar la recuperación y de aumentar el rendimiento no se debe hacer de cualquier manera y en todas las especialidades deportivas. Ante las dudas mostradas por los investigadores sobre cómo, cuando, cuanto y a quien aplicar frío o calor asociado al ejercicio, surgen propuestas o actuaciones de aplicación de calor o frio sin verificar si aquello puede perjudicar más que ayudar en el proceso del entrenamiento. En mi opinión, solo deberíamos utilizar aquellos procedimientos que hayan mostrado más evidencia basada en los resultados de las investigaciones.

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