Los entrenadores y preparadores físicos, pero también los médicos de los deportistas de elite necesitan tener herramientas objetivas que les informen sobre la respuestas de los deportistas a las cargas de entrenamiento y/o competición con el fin de evitar estados de fatiga crónica que desemboquen en muchas ocasiones en lesiones.
Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Springham y col, 2020; Med Sci Sports Exerc 23-dic; doi: 10.1249/MSS.0000000000002553) cuyo objetivo fue examinar los cambios inmunoendocrinos en saliva y su relación con la percepción subjetiva de fatiga en futbolistas profesionales.
Participaron 18 futbolistas profesionales durante 6 semanas de pretemporada y 8 semanas en temporada. Las muestras de saliva fueron obtenidas 2 veces/semana.
Los resultados mostraron reducciones en inmunoglobulina A, α-amilasa y pequeños cambios en la testosterona en saliva. La relación testosterona/cortisol respondió inversamente a los cambios en la carga de trabajo. La percepción de fatiga, la calidad del sueño y el dolor muscular mejoraron significativamente en la primera parte de la temporada. La fatiga y el sueño se relacionaron con los cambios hormonales. No se observaron cambios entre la fatiga y los cambios en inmunoglobulina A ó testosterona.
Los autores concluyeron que los futbolistas pueden experimentar un descenso crónico de inmunidad de mucosas durante la temporada. Las concentraciones en saliva de inmunoglobulina A, testosterona, cortisol y relación testosterona/cortisol se relacionaron con la percepción de fatiga, calidad de sueño y dolor muscular. En futbolistas durante la temporada, una reducción en las concentraciones salivares de testosterona, cortisol y relación testosterona cortisol ó un aumento en el cortisol, pueden indicar la necesidad de reducir la carga de trabajo en entrenamientos o incluso un descanso en competición.
En mi opinión, la necesidad de controlar los efectos de la carga de entrenamiento y/o competición sobre la capacidad adaptativa del deportista es un imperativo cuando hablamos de deportistas de elite. En el caso de los futbolistas profesionales, este control debería ser rutinario, especialmente en las fases de la temporada en los que hay una importante densidad de partidos de competición. Elaborar un protocolo de seguimiento y evaluación continua es necesario como parte del cuidado integral del deportista.
