Atención a la función muscular en pacientes oncológicos

La población mundial está envejeciendo rápidamente, con un aumento en la población de personas mayores en todo el mundo. Las estimaciones indican que uno de cada seis personas tendrá más de 60 años para el año 2030. El envejecimiento y las enfermedades tienden a reducir la capacidad física y la funcionalidad de las personas, lo que conduce a dificultades en las actividades de la vida diaria y el funcionamiento normal en adultos y personas mayores, quienes tienen mayor probabilidad de desarrollar cáncer.

Un desafío en el campo del envejecimiento muscular es disociar los efectos del envejecimiento cronológico en las características musculares de las influencias secundarias del estilo de vida y los procesos patológicos.

En los últimos años, ha habido un creciente interés en comprender el impacto de la composición corporal en la ocurrencia, desarrollo y tratamiento del cáncer. En pacientes ancianos, los cambios relacionados con la edad en la composición corporal, así como la mayor prevalencia de obesidad, determinan la combinación de peso excesivo y reducción de la masa o fuerza muscular. La obesidad se asocia con un mayor riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer, incluyendo cáncer de mama, colorrectal, próstata y ovario.

Los tejidos adiposo y muscular tienen funciones endocrinas antagónicas. Así, cuando el tejido adiposo crece en exceso, se promueve la secreción de una serie de adipocinas proinflamatorias junto con la inhibición de la secreción de adipocinas antiinflamatorias, lo que resulta en una inflamación sistémica de bajo grado, debilitando el sistema inmunológico y, a su vez, facilitando la ocurrencia de cáncer. En contraste, el tejido muscular, al contraerse, produce otra serie de citocinas llamadas miocinas, que promueven mecanismos antiinflamatorios. Estas miocinas están involucradas en la regulación autocrina del metabolismo en los músculos, así como en la regulación paracrina/endocrina de otros tejidos y órganos, como el tejido adiposo, el hígado y el cerebro, a través de sus receptores.

Por lo tanto, tener una buena proporción de composición corporal puede ser fundamental para evitar la sarcopenia y la obesidad, además de muchas patologías relacionadas con el cáncer.

Los nuevos casos de cáncer han aumentado progresivamente en los últimos años. Preservar la fuerza y la salud muscular es de vital importancia en el paciente oncológico porque los tratamientos contra el cáncer pueden llevar a la sarcopenia. Además, dado que la mayoría de los cánceres aparecen en la edad adulta, la sarcopenia tiene una alta prevalencia, no solo inducida por el envejecimiento, sino también por los tratamientos utilizados en el cáncer.

Por lo tanto, la sarcopenia al inicio de las terapias oncológicas tiene un valor predictivo para la toxicidad; consecuentemente, los oncólogos a menudo reducen la dosis y retrasan los ciclos, e incluso los interrumpen, lo que lleva a un peor pronóstico de la enfermedad.

Además, en pacientes programados para cirugía oncológica, la sarcopenia se ha asociado con mayores complicaciones en el seguimiento postoperatorio junto con días de hospitalización más prolongados, pérdida de masa y función muscular, menor tolerancia a la quimioterapia y radioterapia, e incluso mortalidad. Asimismo, varios estudios han demostrado la eficacia del ejercicio de fuerza durante el tratamiento oncológico, ya que puede aumentar los niveles de masa muscular y liberar células asesinas naturales.

Los pacientes con cáncer, como se ha demostrado en varias investigaciones, presentan menos kilogramos de músculo; este hecho puede deberse a la enfermedad en sí misma, al tratamiento antineoplásico o a niveles reducidos de actividad física.

A pesar de la relevancia de los hallazgos actuales para mejorar la detección de fragilidad en entornos de atención médica, su integración efectiva en la práctica clínica sigue siendo un desafío.

Los pacientes oncológicos requieren una atención especial en la función muscular. Optimizar y personalizar los tratamientos derivados del ejercicio de manera más efectiva y lograr una mejor capacidad funcional debe ser un objetivo prioritario.

Acceso libre al artículo original en: https://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2024/02/Mojasetal.2024.pdf

Referencia completa:

Mojas E, Santisteban A, Muñoz-Pérez I, Larrinaga-Undabarrena A, Arietaleanizbeaskoa MS, Mendizabal-Gallastegui N, Grandes G, Cacicedo J, Río X. Differences in Functional Capacity between Oncologic and Non-Oncologic Populations: Reference Values. Healthcare (Basel). 2024 Jan 25;12(3):318. doi: 10.3390/healthcare12030318.

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