Salud cardiovascular en deportistas de elite retirados

Muchos atletas de elite abandonan los entrenamientos por completo al finalizar su etapa activa en competición; ese descenso de actividad física se asocia en un alto porcentaje de ellos a obesidad y enfermedad coronaria. Aunque la actividad física asociada al deporte se reconoce sin dudas como cardioprotectora, el 25% de las muertes en jugadores de fútbol americano se asocian a enfermedad cardiovascular (CVD), especialmente en los jugadores clasificados como obesos. Recientemente se han publicado los resultados de un metaanálisis (McHugh y col, 2019; Orthop J Sports Med 7(8): 2325967119862750. doi: 10.1177/2325967119862750) cuyo objetivo fue investigar el perfil de salud cardiovacsular en atletas retirados. Se seleccionaron 13 estudio incluyendo 4350 atletas varones de 2 deportes (fútbol americano y fútbol), de edad media 42,2-66 años. Los resultados mostraron que los atletas retirados mostraban valores de presión arterial elevados en 4 de 6 estudios; aproximadamente el 50% de los estudios encontraron valores de HDL-C elevados; aproximadamente el 80% de los estudios observaron triglicéridos bajos, y todos los estudios mostraron valores de LDL-C elevados, en comparación al grupo control. La prevalencia y severidad de calcio arterial y placas de ateroma fueron similares que en los controles. Los resultados, aún con algún sesgo metodológico importante mostraron que los atletas retirados tenían un perfil de riesgo de ECV comparable con la población general. Los atletas retirados con un índice de masa corporal elevado tuvieron una mayor prevalencia y gravedad de los factores de riesgo.

Si bien es cierto que los atletas de elite tienen unos condicionantes genéticos que les facilitan el desempeño de sus actividades deportivas, ello no implica que esa genética privilegiada extienda su influencia también al área de salud. Que el ejercicio es saludable no lo puede negar nadie, pero tampoco puede negar nadie que las adaptaciones asociadas al ejercicio no son permanentes, ni en el área del rendimiento, ni en la salud. Vaya, que no se puede vivir del recuerdo en ninguno de los dos escenarios. Es muy habitual, o al menor es habitual, encontrar a deportistas de elite con hábitos de vida marcadamente sedentarios después de años de actividad física intensa. Lo que este metaanálisis señala es que los atletas por el mero hecho de haber entrenado no se garantizan una protección cardiovascular por vida, sino que deben seguir activos físicamente si quieren prolongar los beneficios del ejercicio en relación a la salud cardiovascular.

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