Tenemos una cierta tendencia a desplazar, incluso despreciar, planteamientos clásicos de entrenamiento que durante décadas han aportado mejoras enormes de rendimiento en miles de atletas. Evidentemente hay que estar atentos a las nuevas aportaciones que la ciencia nos muestra y que posibilitan avanzar en la metodología del entrenamiento deportivo, solo faltaría, pero no debemos caer en la tentación de abandonar definitivamente modelos de entrenamiento más clásicos. Precisamente, la aparición de nuevas propuestas y metodologías lo que hace es enriquecer las posibilidades del entrenador para manejar más recursos y optimizar los procesos de adaptación, pero eso no significa rechazar plenamente lo aplicado de manera eficaz durante años. El entrenamiento de fuerza controlado por la velocidad de ejecución no es incompatible con el entrenamiento tradicional de la fuerza, simplemente hay que dar a cada uno su espacio de aplicación