El impacto de las estatinas sobre la capacidad de ejercicio

Las estatinas constituyen uno de los tratamientos farmacológicos más utilizados en el mundo. Se considera el tratamiento de elección en enfermedad cardiovascular (CVD). Las estatinas reducen los niveles de LDL-colesterol, inhibiendo la HMG-CoA reductasa. Desafortunadamente los efectos adversos son importantes y el tejido muscular esquelético es uno de los focos de afectación, conformando una entidad que se ha denominado “síntomas musculares asociados a las estatinas” (SAMS). Existe una aprensión de que la actividad física puede inducir o exhacerbar SAMS, aunque solo investigaciones recientes se han centrado en valorar si esos síntomas musculares se acompañan de disminuciones funcionales. Recientemente se ha publicado una revisión sobre el tema (Schweitzer y col, 2020; Eur J App Physiol 4-abr; doi: 10.1007/s00421-020-04360-2) sobre los posibles mecanismos que provocan SAMS, ofreciendo información sobre la evidencia relacionada entre el tratamiento con estatinas, la capacidad de ejercicio, la actividad física y el desarrollo de SAMS. Los resultados de la revisión contemplan que los mecanismos propuestos como desarrolladores de los SAMS: alteración del metabolismo mitocondrial, reducción de niveles de coenzima Q10, reducción niveles de vitamina D, afectación de la homeostasis del calcio, elevación del glutamato extracelular y polimorfismos genéticos, aún carecen de consenso y permanecen en debate. El resumen de la evidencia lleva a sugerir que la etiología del desarrollo de SAMS es probablemente multifactorial. La revisión también demuestra que existe evidencia limitada de que las estatinas perjudiquen las adaptaciones al ejercicio o reduzcan la capacidad de ejercicio para la mayoría de las poblaciones investigadas. En resumen, la evidencia disponible indica que los beneficios de realizar actividad física mientras toma medicamentos con estatinas superan en gran medida los riesgos.

La relación entre el tratamiento con estatinas y el deterioro de la función muscular ha sido aceptado por la comunidad científica vinculada al deporte como un hecho cierto. Esta revisión sistemática cuestiona que esa asociación negativa esté lo suficientemente probada, esencialmente debido a los diseños de los estudios publicados. Por otra parte, como casi siempre, faltan estudios longitudinales a largo plazo que pudieran ofrecer datos más reales de la terapia con estatinas en personas deportistas. Todos los fármacos poseen efectos secundarios, pero no podemos asumir que afectan negativamente a la salud, esencialmente porque los beneficios de su prescripción siempre superan a los posibles efectos negativos. Evidentemente esto es válido cuando los fármacos se aplican en personas enfermas, no con fines de prevención. Esto último abriría un interesante debate, ya que cada vez son más las personas sanas, que realizan o no ejercicio, que toman fármacos (ej. aspirina) con finalidad claramente preventiva. 

Suscríbete ahora al Club EP&T, y llévate todas las formaciones por sólo 8€/mes, además de poder acceder a artículos especiales del blog