Estudios transversales previos han sugerido que el entrenamiento puede aumentar los niveles musculares de carnosina (MCarn), si bien algunas investigaciones longitudinales no han podido confirmar estos hallazgos. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Salles Painelli y col, 2018; Med Sci Sports Exerc 21-jun; doi: 10.1249/MSS.0000000000001697) cuyo objetivo fue investigar los efectos del entrenamiento interválico de alta intensidad (HIIT) sobre la MCarn. Participaron 20 sujetos vegetarianos que fueron asignados aleatoriamente a un grupo control (CON) o grupo que realizó HIIT. El entrenamiento tuvo una duración de 12 semanas, con un aumento progresivo del volumen (6-12 series) y de la intensidad (140-170% umbral láctico). Los resultados mostraron una mejora significativa del umbral láctico, VO2max, rendimiento y capacidad buffer muscular en el grupo HIIT, pero no en el grupo control. MCarn aumentó de manera significativa en el grupo HIIT (fibras I y fibras IIa), pero no en el grupo control. Los autores concluyeron que en ausencia de aporte exógeno de beta-alanina por la dieta, el HIIT aumenta el contenido de carnosina muscular.
La suplementación con beta-alanina se ha consolidado en el ámbito de las ayudas ergogénicas de deportes en los que la glucolisis citosólica o anaeróbica es la protagonista como fuente de energía de la actividad. Los resultados de este estudio son muy interesantes porque ponen en evidencia como el organismo, en este caso el músculo, se adapta a los estímulos que recibe con el fin de minimizar los efectos del estrés metabólico asociado al ejercicio. Seguramente podríamos afirmar que al igual que ocurre con el bicarbonato, la necesidad de suplementar con beta-alanina para mejorar el rendimiento disminuye según aumenta el nivel competitivo de los atletas.