Ejercicio y fibrilación auricular

fibrilacion_auricularEstudios previos han sugerido que la realización de actividad física de alta intensidad incrementa el riesgo de desarrollar fibrilación auricular (FA) en hombres, pero hasta la fecha no está claro si esta misma asociación se observa en mujeres. No hay una justificación clara entre la realización de ejercicio de alta intensidad y la mayor incidencia de FA, pero lo cierto es que cada vez se diagnostican más casos de FA en deportistas veteranos que nunca abandonaron el hábito del ejercicio, y cuyo perfil deportivo se vincula más a la resistencia aeróbica. En este sentido, es bien sabido que con los años el ventrículo disminuye la compliance (“capacidad de distenderse”) al perder, como todos los tejidos del organismo, fibras elásticas. La dificultad de llenado ventricular por diferencia de presiones (llenado precoz pasivo) obliga a la aurícula a contribuir más activamente en el llenado tardío ventricular. En este escenario se podría considerar que durante periodos de ejercicio prolongado e intenso la aurícula podría soportar un trabajo importante que en determinadas condiciones podría desencadenar una FA. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Drca y col, 2015; Heart 27-may) cuyo objetivo fue examinar si la actividad física de diferentes tipos y en diferentes edades puede influenciar en el desarrollo de FA en mujeres. Se estudiaron 36513 mujeres de entre 49 y 83 años, que practicaban actividad física de manera regular. Se realizó un seguimiento de 12 años, en los que se diagnosticaron 2915 casos de FA. Los resultados mostraron que el riesgo de FA disminuyó con el incremento de realización de actividad física en el tiempo libre (> 4 h/semana vs <1h/semana), y por la realización de marcha/ciclismo para más de 4 h /semana vs casi nunca. En resumen, los investigadores sugieren que la actividad física se asoció con una reducción del riesgo de padecer FA en mujeres. El ejercicio moderado fue suficiente para reducir el riesgo.

Sigo teniendo mis dudas sobre si el corazón está diseñado para soportar sobrecargas funcionales importantes (intensidad + volumen) a partir de una determinada edad. Esta edad no correspondería en cualquier caso a la cronológica, sino más bien a una edad biológica. Lo cierto es que el ser humano es el único mamífero que puede llegar a incrementar la actividad física desarrollada con el paso de los años. La pregunta entonces es: ¿cómo estar seguros que nuestra edad biológica permite afrontar con garantías para nuestra salud retos de entrenamiento como maratones, ultramaratones, triatlón de larga distancia, etc?)

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