Ejercicio interválico de alta intensidad y riesgo cardiovascular

CoagulaciónEl ejercicio de alta intensidad se asocia a múltiples efectos positivos sobre la salud, pero algunos autores defienden que puede incrementar el riesgo de padecer eventos cardiovasculares debido a los cambios pro-trombóticos asociados a modificaciones de la coagulación de la sangre y formación de trombina. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Sedqwick y col, 2016; Eur J Appl Physiol 12-abr) cuyo objetivo fue examinar los efectos del ejercicio de alta intensidad sobre la formación de trombina plasmática y concentraciones de triacilglicerol. Los voluntarios realizaron 2 sesiones de ejercicio con 1 semana de separación. En la sesión 1, los participantes permanecieron en reposo (control) o completaron 4 intervalos de 3 min de alta intensidad remando a una percepción de esfuerzo medio de 17 (RPE 6-20). Se obtuvieron muestras de sangre antes y después del ejercicio para determinar concentraciones de trombina. En el día 2, los participantes permanecieron en reposo y consumieron una carga de glucosa (0 h) y comida rica en grasa (2 h). En las siguientes 8 h se obtuvieron muestras de sangre para valorar la formación de trombina y concentraciones de triacilglicerol. Los resultados mostraron que en el día 1, las concentraciones de trombina fueron significativamente mayores que en situación de reposo. En el día 2, no se detectaron variaciones en las concentraciones de trombina en situación postprandial en ambas condiciones. Los autores sugieren que una sesión de ejercicio interválico de alta intensidad aumentó significativamente la concentración plasmática de trombina después del ejercicio, normalizándose los valores a las 16-24 h post-ejercicio.

El ejercicio interválico de alta intensidad es ahora una tendencia mundial en la recomendación de ejercicio en el ámbito de la salud y el fitness, y también en el deportista aficionado. Esta modalidad de entrenamiento es muy eficaz para mejorar ciertos aspectos fisiológicos, pero no está exenta de riesgo para la salud en aquellas personas con alguna patología o alteración fisiopatológica de base. La alta intensidad se asocia siempre a una activación mayor simpático-adrenal y ello afecta a toda la economía, incluida la composición de la sangre y la fisiología cardiaca. Un elevado tono simpático es siempre potencialmente arritmógeno para sujetos susceptibles, además de exigir un gran consumo de oxígeno miocárdico al elevar la frecuencia cardiaca a ritmos muy altos. Dicho lo cual, en mi opinión, entrenar alta intensidad como base del entrenamiento debe llevar asociado una cierta seguridad de ausencia de alteraciones cardiacas, y eso solo se puede saber con un chequeo cardiaco apropiado. Estamos dispuestos? O miramos para otro lado?

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