Kanbay M, Copur S, Yildiz AB, Tanriover C, Mallamaci F, Zoccali C. Physical exercise in kidney disease: A commonly undervalued treatment modality. Eur J Clin Invest. 2024 Feb;54(2):e14105. doi: 10.1111/eci.14105.
La inactividad física se ha identificado como un factor de riesgo para múltiples trastornos, y existe una fuerte asociación entre la enfermedad renal crónica (ERC) y un estilo de vida sedentario. Aunque la actividad física es crucial en el desarrollo y progresión de la enfermedad, el enfoque general de la práctica médica actual se centra en la perspectiva farmacológica de las enfermedades, con un énfasis insuficiente en la intervención en el estilo de vida.
En esta revisión narrativa, se abordan los mecanismos fisiopatológicos subyacentes a los efectos beneficiosos del ejercicio físico en la ERC, además de analizar los estudios clínicos y ensayos centrados en el ejercicio físico en pacientes con ERC.
La actividad física influye en varios mecanismos fisiopatológicos, incluyendo la inflamación, el estrés oxidativo, la función vascular, la respuesta inmunológica y el metabolismo de macromoléculas. Aunque el ejercicio puede inducir inicialmente respuestas de estrés como la inflamación y el estrés oxidativo, la actividad física a largo plazo conlleva contramedidas protectoras y una mejora general de la salud. Los ensayos en pacientes con ERC en etapa previa a la diálisis muestran que el ejercicio puede llevar a reducciones en el peso corporal, marcadores de inflamación y glucosa plasmática en ayunas. Además, mejora la capacidad funcional de los pacientes, la aptitud cardiorrespiratoria y la calidad de vida. Los efectos del ejercicio en la función renal han sido inconsistentes en estos ensayos. En pacientes en hemodiálisis, diálisis peritoneal y trasplante renal, las intervenciones de ejercicio mejoran la aptitud cardiorrespiratoria, la capacidad de caminar y la calidad de vida. El entrenamiento combinado muestra el mejor rendimiento para aumentar la absorción máxima de oxígeno en pacientes en hemodiálisis. En receptores de trasplante renal, el ejercicio mejora el rendimiento al caminar, la calidad de vida y potencialmente la rigidez arterial. Sin embargo, el ejercicio no afecta el metabolismo de la glucosa, el colesterol sérico y los biomarcadores de inflamación. Se necesitan ensayos a largo plazo, adecuadamente potenciados, para determinar la viabilidad a largo plazo y los efectos sobre la calidad de vida y los resultados clínicos importantes, incluyendo la mortalidad y el riesgo cardiovascular, en todas las etapas de la ERC y especialmente en pacientes con trasplante renal, una población escasamente investigada.
El ejercicio físico desempeña un papel crucial en mejorar la inflamación, el estrés oxidativo, la función vascular, la respuesta inmunológica y el metabolismo de macromoléculas, y contribuye significativamente a la calidad de vida de los pacientes con ERC, independientemente del tratamiento y la etapa. Su impacto directo en la función renal sigue siendo incierto. Se necesitan estudios extensos y a largo plazo para determinar de manera concluyente el efecto del ejercicio en resultados clínicos importantes como la mortalidad y el riesgo cardiovascular, y siguen siendo una prioridad de investigación.
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