Efectos del entrenamiento de fuerza de baja-moderada intensidad frente a alta intensidad sobre la función endotelial

Se ha confirmado que el ejercicio aeróbico mejora la función endotelial (FE). Sin embargo, el efecto del ejercicio de fuerza (RE) sobre la FE sigue siendo controvertido.

Recientemente se han publicado los resultados de un metaanálisis (Zhang y col, 2021; Int J Environ Res Public Health 22-jun; doi: 10.3390/ijerph18136723) cuyo objetivo fue determinar el efecto del entrenamiento de fuerza a distintas intensidades sobre la FE.

Metodología. Se incluyeron en el análisis 15 artículos (17 ensayos clínicos).

Los resultados mostraron que en general, la intervención con entrenamiento de fuerza mejoró significativamente la dilatación mediada por flujo (FMD) en la arteria braquial (DME = 0,76; IC del 95%: 0,47, 1,05; p <0,00001), lo que representa una mejora de la FE. La metarregresión mostró que la intensidad del entrenamiento de fuerza se correlacionó con los cambios en la FMD (Coef. = -0,274, T = -2,18, p = 0,045). Se observó que ambas intensidades de entrenamiento de fuerza mejoraron la FMD, pero el tamaño del efecto para la intensidad baja a moderada (30-70% 1RM) fue mayor (DME = 1.02; IC del 95%: 0.60, 1.43; p <0.0001) que para el de alta intensidad (≥70% 1RM; DME = 0,48; IC del 95%: 0,21, 0,74; p = 0,005). Además, el entrenamiento de fuerza tuvo un efecto beneficioso (DME = 0,61; IC del 95%: 0,13, 1,09; p = 0,01) sobre el diámetro basal de la arteria braquial en reposo (BADrest), y la variable edad se correlacionó con los cambios en BADrest después de RE (Coef. = -0,032, T = -2,33, p = 0,038). Los individuos jóvenes (<40 años) presentaron un tamaño de efecto mayor para BADrest (DME = 1,23; IC del 95%: 0,30, 2,15; p = 0,009), mientras que los de mediana edad a edad avanzada (≥40 años) no respondieron a RE ( DME = 0,07; IC del 95%: -0,28, 0,42; p = 0,70).

Los autores concluyeron que el entrenamiento de fuerza mejora la función endotelial, y que parece que la intensidad baja a moderada es más efectiva que la intensidad alta.

La disfunción endotelial, que es un factor predictivo de futuros eventos cardiovasculares, lo que lleva a considerar como uno de los objetivos más importantes del ejercicio la mejora de la función endotelial. El entrenamiento aeróbico ha mostrado ampliamente sus efectos beneficiosos sobre la función endotelial, mientras que las adaptaciones asociadas al entrenamiento de fuerza son menos consistentes. Los estudios más recientes nos muestran como también el entrenamiento de fuerza mejora la función endotelial, lo que refuerza a esta modalidad de ejercicio como muy saludable, seguramente al mismo o superior nivel en su conjunto, que el entrenamiento aeróbico.

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