La capacidad cardiorrespiratoria (CRF) no solo es un indicador de la capacidad de una persona para realizar actividades físicas, sino que también refleja un efecto profundo sobre la biología básica del envejecimiento y la salud en general. Las investigaciones recientes han arrojado luz sobre cómo una capacidad cardiorrespiratoria elevada puede disminuir significativamente el riesgo de cáncer, abriendo nuevas vías para las estrategias de prevención y manejo de esta enfermedad.
Varios estudios han demostrado que una capacidad cardiorrespiratoria alta, generalmente por encima de 7 METs (equivalentes metabólicos), está consistentemente asociado con una reducción en el riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer, incluyendo cáncer de pulmón, mama, gastrointestinal, y más. Este efecto protector del ACR no muestra diferencias significativas entre diferentes grupos de edad, sexo, raza o niveles de adiposidad, lo que sugiere que sus beneficios son universales.
La capacidad cardiorrespiratoria influye en la reducción del riesgo de cáncer a través de varios mecanismos biológicos:
- Reducción de la inflamación: El ejercicio regular puede disminuir los niveles de marcadores inflamatorios.
- Regulación hormonal: El ACR puede influir en la producción de hormonas como la insulina y los estrógenos, que están implicados en la patogénesis del cáncer.
- Mejoras metabólicas: Una mejor capacidad cardiorrespiratoria está asociada con mejoras en el metabolismo de grasas y azúcares, reduciendo así el estrés metabólico que puede contribuir al desarrollo del cáncer.
Tratar de alcanzar una capacidad cardiorrespiratoria elevada a través de la actividad física regular debe ser una estrategia clave en las políticas de salud pública y los programas de prevención del cáncer. Las recomendaciones para la práctica de ejercicio deben ser promovidas activamente por los profesionales de la salud, enfocándose en la integración de actividades que mejoren la capacidad cardiorrespiratoria en la rutina diaria de las personas.
A pesar de los avances significativos en la comprensión del impacto del ACR sobre el riesgo de cáncer, aún existen lagunas en el conocimiento, especialmente en la relación dosis-respuesta específica y los mecanismos causales exactos. La investigación futura debe dirigirse a cerrar estas brechas y a explorar las relaciones causales y los caminos mecánicos detallados entre la capacidad cardiorrespiratoria y el cáncer.
Conclusión. Los niveles más altos de aptitud cardiorrespiratoria (CRF) están relacionados con la reducción del riesgo de varios tipos de cáncer, como el de cabeza y cuello, pulmón, mama, gastrointestinal y vejiga, y con la incidencia y mortalidad general por cáncer.
Acceso libre al artículo original en: https://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2024/06/Unraveling-the-link-between-cardiorespiratory-ftness.pdf
Referencia completa:
Kunutsor SK, Kaminsky LA, Lehoczki A, Laukkanen JA. Unraveling the link between cardiorespiratory fitness and cancer: a state-of-the-art review. Geroscience. 2024 Jun 3. doi: 10.1007/s11357-024-01222-z.