Algunos estudios han sugerido que una buena condición física hace menos probable la necesidad de hospitalización por COVID-19.
Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Ribeiro de Souza y col, 2021; J Sci Med Sport 23-may; doi: 10.1016/j.jsams.2021.05.011) cuyo objetivo fue comparar los niveles de actividad física antes del brote y las medidas de cuarentena con la prevalencia de hospitalización asociada a COVID-19 en pacientes sobrevivientes infectados con SARS-CoV-2. Además, investigamos la asociación de los niveles de actividad física con los síntomas de la enfermedad, la duración de la estancia hospitalaria y la ventilación mecánica.
Los resultados mostraron que, de 938 pacientes, 91 (9,7%) fueron hospitalizados por COVID-19. En un análisis univariado, el sexo, la edad y el IMC se asociaron con las hospitalizaciones por COVID-19. Los hombres tuvieron una mayor prevalencia de hospitalización (66,6%, p = 0,013). Los pacientes mayores de 65 años, obesos y con enfermedad preexistente tuvieron una mayor prevalencia de hospitalizaciones relacionadas con COVID-19. En un modelo de regresión multivariante, la actividad física de al menos 150 min/semana (moderado) y / o 75 min / semana (vigoroso) de actividad física se asoció con una menor prevalencia de hospitalizaciones después del ajuste por edad, sexo, IMC y enfermedades preexistentes (RP = 0,657; p = 0,046).
Los autores concluyeron que los niveles recomendados de actividad física se asociaron con una menor prevalencia de hospitalizaciones relacionadas con COVID-19. Realizar al menos 150 minutos a la semana de actividad física de intensidad moderada, o 75 minutos a la semana de actividad física de intensidad vigorosa, se asoció con una reducción del 34,3% en la prevalencia de hospitalización.
La realización de ejercicio refuerza el sistema inmunitario y además habilita al organismo a enfrentarse mejor a un estrés infeccioso, al disponer de mayores reservas funcionales en los órganos y sistemas más importantes para la salud. Realizar ejercicio físico con regularidad probablemente no afecte a la capacidad de infección por SARS-CoV-2, pero todo apunta a que una vez que el contagio existe, las consecuencias para la salud suelen ser menos graves
