A Jeukendrup. https://www.mysportscience.com/post/nsaids-in-sport
Los AINE (antiinflamatorios no esteroideos) son un grupo amplio de fármacos utilizados globalmente para reducir la inflamación, aliviar el dolor y disminuir la fiebre. Actúan inhibiendo las enzimas COX‑1 y COX‑2, esenciales en la producción de prostaglandinas, mediadoras clave de la inflamación y del dolor.
La ruta se inicia cuando una lesión o irritación desencadena fosfolipasa A₂, liberando ácido araquidónico de la membrana celular, que luego se convierte en prostaglandinas mediante COX. Al inhibir estas enzimas, los AINE interrumpen esta cascada inflamatoria y reducen síntomas como dolor e hinchazón.
Se distinguen dos tipos principales:
- AINE no selectivos, que inhiben COX‑1 y COX‑2 (ej. ibuprofeno, naproxeno, diclofenaco).
- Inhibidores selectivos de COX‑2 (coxibs), diseñados para reducir el riesgo gastrointestinal pero que pueden aumentar el riesgo cardiovascular; algunos como rofecoxib fueron retirados del mercado por este motivo.
Los AINE más conocidos incluyen aspirina, ibuprofeno, naproxeno y diclofenaco. El paracetamol no se considera un AINE porque tiene muy poca acción antiinflamatoria y actúa principalmente en el sistema nervioso central.
Los AINE se usan con frecuencia para:
- Dolor leve a moderado por inflamación o lesión (artritis, esguinces, dolor muscular, etc.).
- Fiebre.
- Condiciones como artrosis, espondilitis, cefalea, gota y dolor menstrual.
- Postoperatorio, con posible reducción del uso de opioides.
Efectos adversos y precauciones
Los riesgos dependen del fármaco, dosis y duración. Los efectos más frecuentes incluyen:
- Problemas gastrointestinales: desde dispepsia hasta úlceras o hemorragias. Riesgo mayor con uso prolongado o dosis altas. Se recomienda tomar la menor dosis efectiva durante el menor tiempo posible.
- Riesgo cardiovascular: excepto la aspirina en dosis bajas, otros AINE aumentan el riesgo de infarto y fibrilación en personas con enfermedades cardíacas.
- Daño renal: inhiben prostaglandinas que mantienen la función renal, pudiendo provocar retención de líquidos, hipertensión o insuficiencia renal. En combinación con diuréticos e IECAs, aumentan el riesgo.
- Otros: retraso en la cicatrización ósea, fotosensibilidad, tinnitus o pérdida auditiva, reacciones alérgicas o mitigar la respuesta inmunitaria en dosis altas.
Personas mayores, con úlceras previas, enfermedad renal, cardíaca o digestiva, deben usarlos con precaución o evitarlos.
Uso en el contexto deportivo
El uso de AINE durante la competición o entrenamiento intenso comporta riesgos adicionales relevantes:
- Compromiso de la integridad intestinal: el ejercicio prolongado puede predisponer a daño en el revestimiento intestinal. Los AINE agravan esto al interferir con la producción de prostaglandinas protectoras, incrementando permeabilidad, inflamación y riesgo de endotoxemia.
- Función renal comprometida: durante actividades de larga duración con deshidratación o bajo volumen sanguíneo, los AINE pueden precipitar insuficiencia renal aguda. Al inhibir prostaglandinas, reducen el flujo renal en situaciones de estrés físico.
- Riesgo cardiovascular: se asocia a eventos adversos en personas con factores de riesgo; en competiciones de resistencia, donde la perfusión y demanda cardiovascular son extremas, este riesgo puede acentuarse.
A pesar de su capacidad para reducir el dolor, los beneficios percibidos no compensan los riesgos potenciales graves. Incluso deportistas jóvenes y sanos sufren efectos adversos al usar AINE en situaciones de esfuerzo prolongado.
Conclusión
Aunque populares y de fácil acceso, el uso de AINE en contexto deportivo no está exento de peligros.
- En entrenamientos o competiciones largas, se recomienda evitarlos o usarlos solo bajo supervisión médica.
- La mejor estrategia en muchos casos sería manejar el dolor con medidas no farmacológicas (estrategias de recuperación, fisioterapia, etc.) en lugar de recurrir sistemáticamente a AINE.
La conclusión clave es clara: el uso de AINE en deporte no es incuo. Aunque alivian el dolor, los riesgos para la salud (renal, cardíaco, gastrointestinal o inmunológico) aumentan notablemente durante la actividad física intensa. Por lo tanto, su uso debe restringirse y, preferiblemente, evitarse en competición, salvo indicación médica justificada.




