Utilización clínica del lactato hipertónico

Durante décadas, el lactato ha sido considerado un subproducto metabólico, asociado a la acidosis, la fatiga inducida por el ejercicio y el metabolismo aberrante del cáncer. Tradicionalmente, se ha vinculado a situaciones de hipoxia o anoxia, especialmente en contextos clínicos críticos como el shock o la sepsis. También se ha asociado con el dolor muscular postesfuerzo y ha sido utilizado como marcador pronóstico en cuidados intensivos. En oncología, la sobreproducción de lactato es característica del “efecto Warburg” observado en células tumorales.

Sin embargo, esta visión está cambiando radicalmente. Actualmente, el lactato se entiende como una molécula clave en el metabolismo y la señalización celular. Se ha establecido que no es simplemente un residuo metabólico, sino una fuente energética valiosa y un actor fundamental en la comunicación entre tejidos, en lo que se ha denominado la “teoría del transporte del lactato” o lactate shuttle. El L-lactato generado en tejidos glucolíticos puede ser reutilizado por otros tejidos como combustible. De hecho, su tasa de recambio es superior a la de la glucosa, los cuerpos cetónicos o los aminoácidos, convirtiéndose en un portador de carbono altamente eficiente.

Además de su papel energético, el lactato interviene en diversas rutas de señalización. Puede activar el receptor GPR81 (HCA1), modificar proteínas mediante lactilación de aminoácidos y regular la expresión génica a través de la lactilación de histonas. Este nuevo conocimiento ha impulsado el interés en el uso clínico del lactato exógeno, en particular del lactato sódico hipertónico (concentraciones ≥500 mmol/L), que ha demostrado efectos prometedores en neurología y cardiología.

Metabolismo del lactato y fundamentos del tratamiento

El lactato se presenta en dos formas: L-lactato y D-lactato. En el cuerpo humano, el L-lactato es el predominante, generado a partir del piruvato por la acción de la enzima lactato deshidrogenasa (LDH). Esta enzima tiene cinco isoformas, que varían según el tejido y las condiciones fisiológicas. El lactato se transporta entre células por transportadores especializados (MCTs) y puede ser reciclado a glucosa en el ciclo de Cori o oxidado en el ciclo de Krebs.

En condiciones normales, la concentración plasmática de L-lactato es de 0.5 a 2.5 mmol/L. Esta puede elevarse significativamente durante el ejercicio intenso, estados de shock, sepsis o enfermedades malignas, en donde puede alcanzar valores extremos de hasta 40 mmol/L en el microambiente tumoral.

Hiperlactatemia y acidosis

Aunque la acumulación de lactato puede contribuir a la acidosis metabólica, especialmente cuando supera su eliminación, se ha demostrado que esta acumulación no depende exclusivamente de la falta de oxígeno. El estrés metabólico, mediado por catecolaminas, puede incrementar la glucólisis y, en consecuencia, la producción de lactato. En personas con enfermedades gastrointestinales como el síndrome de intestino corto, también se puede presentar acidosis por D-lactato, menos frecuente pero clínicamente relevante.

Lactato hipertónico en neurología

El cerebro humano es uno de los órganos que más se beneficia del lactato como sustrato energético. En condiciones normales, entre un 8-10% de la energía cerebral proviene del lactato, porcentaje que puede aumentar hasta un 20% durante el ejercicio o la infusión intravenosa. Este efecto permite conservar glucosa para funciones metabólicas específicas.

En individuos sanos y en personas con diabetes tipo 1, la infusión de lactato mitiga los síntomas de hipoglucemia y reduce la activación hormonal de estrés. En pacientes con traumatismo craneoencefálico (TBI), el cerebro lesionado mantiene la capacidad de captar y utilizar lactato, incluso cuando el metabolismo de la glucosa está alterado. La producción de glucosa hepática y renal a partir del lactato también se incrementa considerablemente en estos pacientes.

La infusión de lactato hipertónico en TBI se ha asociado con una reducción de la presión intracraneal (PIC), un aumento del flujo sanguíneo cerebral, una disminución del glutamato (marcador de daño energético) y una mejora de la función cognitiva hasta 90 días postratamiento. En comparación con manitol o NaCl hipertónico, el lactato hipertónico ha mostrado igual o mayor eficacia, tanto como tratamiento de primera línea como de rescate, con una reducción significativa en los episodios de hipertensión intracraneal.

Además, el tratamiento con lactato puede elevar los niveles de BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro), implicado en el aprendizaje y la memoria, lo que sugiere un potencial beneficio cognitivo incluso en personas sanas. Sin embargo, este efecto no se ha observado en pacientes con Alzheimer, en quienes la perfusión cerebral y la cognición no mejoraron con la administración de lactato.

Lactato hipertónico en cardiología

El corazón utiliza predominantemente ácidos grasos como fuente energética, aunque el lactato también representa una parte relevante, especialmente durante el ejercicio o el estrés. En estudios clínicos, la administración de lactato hipertónico ha demostrado mejorar el gasto cardíaco, el volumen sistólico y la fracción de eyección en pacientes con insuficiencia cardíaca aguda y en aquellos sometidos a cirugía de revascularización coronaria (bypass).

Comparado con soluciones isotónicas como Ringer o Hartmann, o incluso con soluciones hipertónicas de NaCl, el lactato hipertónico puede tener ventajas hemodinámicas adicionales. En estudios controlados, mostró una tendencia a mejorar más el volumen sistólico y el índice cardíaco. También se ha observado que favorece el balance hídrico negativo, lo que puede ser beneficioso en pacientes con insuficiencia cardíaca.

Seguridad y efectos adversos

En general, la infusión intravenosa de lactato sódico hipertónico es bien tolerada. Los efectos secundarios más comunes son leves: aumento del pH, elevación del sodio plasmático e hipopotasemia, que debe controlarse para evitar arritmias. También puede producirse una leve reducción en los niveles de cloro y calcio si no se reponen. En un estudio con pacientes con Alzheimer, se reportaron efectos secundarios como ansiedad, escalofríos y urgencia urinaria, pero no se observaron efectos graves.

Respecto a la composición del lactato administrado, algunas soluciones contienen mezclas racémicas (D/L-lactato), lo que ha generado preocupación por la toxicidad del D-lactato. Sin embargo, no se han descrito efectos compatibles con encefalopatía por D-lactato en humanos sanos, incluso con niveles plasmáticos elevados.

Conclusiones y perspectivas

El uso clínico del lactato hipertónico ha pasado de ser una curiosidad fisiológica a una herramienta terapéutica prometedora en neurología y cardiología. En pacientes con TBI, mejora el metabolismo cerebral, reduce la PIC y favorece la recuperación cognitiva. En pacientes cardíacos, mejora el rendimiento hemodinámico sin aumentar la frecuencia cardíaca. Su uso parece seguro, aunque hay que vigilar desequilibrios electrolíticos, especialmente hipopotasemia.

No obstante, la evidencia actual aún es limitada por el tamaño reducido de los estudios, la heterogeneidad en los protocolos de infusión y la falta de ensayos a gran escala. Se requieren estudios adicionales para establecer protocolos óptimos, confirmar la seguridad a largo plazo y explorar su utilidad en otras poblaciones clínicas.

Acceso libre al artículo original en: https://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2025/06/Use-of-Hypertonic-Lactate.pdf

Referencia completa:

Pedersen MGB, Voigt JH, Søndergaard E, Møller N, Rittig N. Clinical Use of Hypertonic Lactate – Current Evidence and Emerging Perspectives. J Clin Endocrinol Metab. 2025 May 29:dgaf321. doi: 10.1210/clinem/dgaf321.

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