Triatlón de ultrarresistencia e inflamación sistémica

Las actividades deportivas de muy larga duración ponen a prueba los mecanismos defensivos del organismo. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Smith y col, 2019; Eur J Appl Physiol 11-dic: doi: 10.1007/s00421-019-04279-3) cuyo objetivo fue examinar la influencia del triatlón ultraman de Florida (3 días de carrera no continua: Etapa 1, 10 km natación y 144,8 km bicicleta; Etapa 2, 275,5 km bicicleta; Etapa 3, 84,4 km carrera) sobre las concentraciones plasmáticas circulantes de proteína C reactiva (PCR), interleucina 6 (IL6) e IL-10, así como marcadores específicos de inflamación intestinal (IL-17 e IL-23), determinando si esas variables se asociaron con el rendimiento. Participaron 18 triatletas (15 hombres y 3 mujeres, de 37 años de media) que fueron evaluados 2 días antes de la carrera y un día después de finalizar. Los resultados mostraron un aumento significativo de la PCR después de la carrera. Las IL-6 e IL-10 no cambiaron con la carrera, mientras que las IL-17 y IL-23 se mantuvieron por debajo de los límites detectables. Se observó una correlación positiva entre el tiempo final de la carrera y los niveles plasmáticos de IL-10 post-carrera. Los autores concluyeron que las citoquinas inflamatorias IL-6 y IL-10 retornaron rápidamente a los valores normales después de la carrera. La ausencia de IL-17 y IL-23 pueden sugerir adaptaciones intestinales positivas del entrenamiento de resistencia aeróbica. Los autores también sugieren una relación entre el rendimiento y la respuesta antiinflamatoria.

Las pruebas deportivas de ultrarresistencia suponen un elevado estrés fisiológico para el organismo de los deportistas, que se evidencia con respuestas de parámetros que habitualmente no se modifican con el ejercicio. Así, muchos deportistas de ultrarresistencia han mostrado cambios en marcadores de daño cardiaco, aunque en la mayoría de los casos no se ha podido evidenciar daño estructural. También otros marcadores de inflamación sistémica se modifican como resultado de participar en estas pruebas extremas, al igual que se menoscaba la función renal. El entrenamiento permite lograr adaptaciones que minimizan esta “agresión” asociada a este tipo de pruebas, y este hecho es vital para preservar la salud de los atletas. Lo que quiero decir es que a pesar de la dureza de estas pruebas deportivas el entrenamiento adecuado permite enfrentarse a las mismas si no de forma saludable, si al menos limitando las posibles consecuencias negativas para la salud. Por tanto, es una irresponsabilidad acercarse a este tipo de pruebas sin una preparación adecuada.

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