Ropa sintética de “efecto frío”

calor y ejercicioEl mantenimiento de la temperatura corporal estable durante el ejercicio depende del equilibrio entre la producción metabólica de calor y su disipación por medio de la evaporación del sudor y de mecanismos de radiación y conducción/convección. Las prendas de ropa representan una capa de aislamiento que forma una barrera para la disipación de calor por evaporación desde la superficie de la piel, que en última instancia disminuye la eficiencia de la capacidad de enfriamiento y aumenta la temperatura corporal central y de la piel, especialmente durante el ejercicio. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Abdallah y col, 2015; Physiol Rep ago,2015) que examinó los efectos de llevar un conjunto de ropa hecha de tejido sintético manufacturado para promover unas mayores propiedades de enfriamiento  (COOL) sobre la capacidad de ejercicio y sus determinantes perceptivos y fisiológicos. Se realizó un ejercicio sobre cicloergometro en condiciones de laboratorio imitando las condiciones ambientales del entrenamiento en instalaciones cerradas. Veinte atletas (15 hombres, 5 mujeres) con una edad de 25.8 ± 1.2 años  y VO2max de 63.7 ± 1.5 mL·kg1·min1 completaron un test en cicloergómetro al 85% de su potencia máxima hasta el agotamiento mientras llevaban puesto un conjunto compuesto por una camiseta de manga larga y pantalón largo ajustado  hecho de material COOL o tela sintética de fábrica control (CTRL). Los resultados mostraron que el tiempo del test hasta el agotamiento no fue diferente en las condiciones COOL y CTRL: 12.38 ± 0.98 versus 11.75 ± 1.10 min, respectivamente (P > 0.05). De forma similar, las prendas COOL no tuvieron efecto en las respuestas termorregulatorias (temperatura esofágica y de la piel), cardiometabólicas, ventilatorias y perceptuales al ejercicio (P > 0.05). Los autores sugieren, que la ropa fabricada de material sintético diseñada para conferir un “efecto frío”, no mejora el rendimiento de resistencia en el ejercicio de alta intensidad en atletas bien entrenados en condiciones de laboratorio que imitan las condiciones ambientales del entrenamiento en instalaciones deportivas cerradas. Por esta razón, las supuestas propiedades de enfriamiento “superior” de los tejidos sintéticos (algo que sí ha sido demostrado en tejidos de algodón) siguen estando basadas en conjeturas.

Así que por ahora podemos cuestionar los supuestos efectos ergogénicos de estas prendas deportivas, sin descartar  (más bien todo lo contrario) que en el futuro próximo  no tengamos a nuestra disposición prendas deportivas que favorezcan la disipación de calor. Por ahora, cuando hagamos ejercicio en calor utilicemos prendas deportivas de algodón que permitan la circulación de aire entre la superficie de la piel y el tejido, y pongamos en serias dudas las propiedades de aquellos productos no avalados por estudios científicos aunque nos parezcan muy atractivos.

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