¿Pueden compararse los efectos del ejercicio con los fármacos antihipertensivos?

La hipertensión arterial sigue siendo una de las causas que predisponen a una mayor mortalidad en nuestra sociedad y ello a pesar de los avances en la farmacología. La realización de ejercicio de manera regular ha mostrado sus efectos beneficiosos en la regulación de la presión arterial en normotensos e hipertensos. Recientemente se ha publicado una infografía (Castillo-García y col, 2019; 19-dic; doi: 10.1136/bjsports-2019-101522) basada en los resultados de un metaanálisis (Naci y col, 2019; Br J Sports Med 53:859-869; doi: 10.1136/bjsports-2018-099921) publicado en los últimos meses. El estudió incluyó a 39742 pacientes, de los que en 10461 se evaluó los efectos de la intervención de ejercicio físico (fuerza, aeróbico..), y en 29281 los efectos de los fármacos. Cuando se analizaron los efectos en pacientes hipertensos (PAS > 140 mmHg), tanto el ejercicio como los fármacos mostraron reducciones similares de la presión arterial sistólica, aunque estos resultados hay que asumirlos con precaución ya que no se compararon ejercicio frente a fármacos. No obstante, se necesitan más investigaciones para conocer el alcance del ejercicio y las modalidades de este que pueden tener mayor impacto en la reducción de la presión arterial en hipertensos.

En mi opinión, el ejercicio debería estar indicado en cualquier caso en pacientes hipertensos, pero seguramente muchos de los pacientes no puedan ser controlados solo con el ejercicio físico. Los fármacos antihipertensivos cada vez son más eficaces y con menos efectos secundarios, y la realidad dicta que en el mejor de los escenarios se combinarán con el ejercicio, ya que la inmensa mayoría de estos pacientes no van a implicarse en programas de ejercicio de manera prolongada.

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