Presión arterial y entrenamiento de fuerza

Fuerza y PADurante muchos años los cardiólogos no recomendaban el entrenamiento de fuerza en pacientes hipertensos, y a lo sumo la prescripción estaba más relacionada con baja resistencia. Desde hace tiempo, numerosos estudios han mostrado que estos pacientes se podían beneficiar del entrenamiento de fuerza en el control de su hipertensión, siempre que su prescripción cumpliera los requisitos médicos de aplicación. La discusión en relación a las cargas idóneas utilizadas en este entrenamiento clínico sigue vigente. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Gjovaag y col, 2016; J Sports Med Phys Fitness 56: 616-23) cuyo objetivo fue comparar las respuestas hemodinámicas y cardiovasculares al entrenamiento de alta carga y bajas repeticiones (RT) frente a otro de baja carga y altas repeticiones. Participaron sujetos sanos que realizaron 4 series de 4 repeticiones máximas (RM) y 20 RM de extensión de piernas sin retener la respiración. La sesión de ejercicio se llevó a cabo en orden aleatorio con 48 h de separación entre ellas. Se midió la presión arterial sistólica y diastólica latido a latido (SBP/DBP), mientras que se estimó el gasto cardiaco (CO) por impedancia. Los resultados mostraron un aumento de la presión arterial sistólica a 154±22 mmHg con el protocolo 4RM, y a 203±33 mmHg con el protocolo 20 RM. La presión arterial diastólica aumentó hasta los 90±18 mmHg con el protocolo 4RM, y hasta los 126±10 mmHg con el protocolo 20 RM, siendo significativamente más elevados en el protocolo 20 RM. La SBP aumentó desde la primera serie a la 4ª en el protocolo 20RM, pero no ocurrió lo mismo en el protocolo 4RM. La respuesta del CO fue significativamente más alta con el protocolo 20 RM. Los autores concluyen que el protocolo 20RM se asoció a una mayor respuesta de la presión arterial sistólica y diastólica que el protocolo 4RM, cuando ambos se desarrollaron hasta el agotamiento. Así pues, las respuestas hemodinámicas parecen más ligadas a la duración del ejercicio que a la diferencia de carga.

Es importante resaltar que los resultados de este estudio se obtuvieron en sujetos sanos, por lo que no debemos extrapolar los mismos a pacientes hipertensos. No obstante, son muy interesantes desde el punto de vista práctico. La prescripción de ejercicio de fuerza en pacientes hipertensos depende de muchos factores, entre los que destacan: 1) si la hipertensión está o no controlada médicamente; y 2) el tipo de hipertensión arterial. En cualquier caso, esta y otras investigaciones contribuirán a que los médicos puedan prescribir los tratamientos (en este caso ejercicio) más eficaces y seguros para los pacientes.

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