La microbiota intestinal está formada por una enorme cantidad de microorganismos que habitan en el tracto gastrointestinal humano, incluidos bacterias, hongos y virus. En los últimos años, el estudio de la microbiota intestinal ha cobrado importancia debido a su potencial influencia en la salud y la enfermedad. La composición de la microbiota intestinal puede verse influida por diversos factores, incluidos los genéticos del huésped y factores ambientales como los hábitos alimentarios, el nivel de actividad física, el tabaquismo y los hábitos de sueño. De estos factores, se ha encontrado que la actividad física modifica la composición microbiana del intestino, particularmente favoreciendo la presencia de bacterias productoras de butirato, una sustancia clave para la salud intestinal y cardiometabólica.
Se ha documentado que los deportistas de alto rendimiento muestran una mayor diversidad de la microbiota intestinal en comparación con personas sedentarias. Sin embargo, estas diferencias también pueden estar influenciadas por el tipo de deporte y la dieta, lo que complica el análisis de cómo la actividad física afecta la microbiota intestinal. En el caso de los futbolistas de élite, este es el primer estudio que analiza específicamente su microbiota intestinal, comparándola con sujetos sedentarios y aquellos que practican diferentes niveles de ejercicio físico.
El objetivo principal de este estudio fue comparar la composición de la microbiota intestinal de un grupo de futbolistas de élite con sujetos sedentarios y con personas que practican distintos niveles de ejercicio físico. Los investigadores plantearon la hipótesis de que el tipo, nivel y cantidad de ejercicio físico influiría en la microbiota intestinal, y el estudio se centró en describir las diferencias entre los distintos grupos en cuanto a la prevalencia de ciertos microorganismos.
El estudio incluyó a 91 hombres jóvenes saludables, divididos en cuatro grupos: futbolistas de élite, individuos con alto nivel de actividad física, individuos con un nivel moderado de actividad física y personas sedentarias. Los futbolistas de élite mostraron una mayor prevalencia de ciertas especies de microbiota intestinal, como Phascolarctobacterium succinatutens, Lactobacillus iners, Prevotella albensis y Streptococcus mitis. Sin embargo, otras especies como Roseburia fueron más prevalentes en individuos con alto nivel de actividad física. Por otro lado, la relación entre los filos Firmicutes y Bacteroidetes no mostró diferencias significativas entre los diferentes grupos.
Un hallazgo clave fue que los futbolistas de élite y los sujetos con altos niveles de actividad física tenían una mayor abundancia de bacterias productoras de butirato en comparación con los sujetos sedentarios y aquellos con niveles moderados de ejercicio. Este hallazgo es relevante, ya que las bacterias productoras de butirato son fundamentales para mantener la homeostasis de la microbiota intestinal y tienen propiedades antiinflamatorias, lo que sugiere que el ejercicio físico regular podría tener efectos beneficiosos sobre la salud intestinal.
Los resultados del estudio confirman hallazgos previos que sugieren que el ejercicio físico está asociado con cambios en la composición microbiana del intestino, particularmente un aumento en las bacterias productoras de butirato. En este estudio, se observó que la actividad física moderada no era suficiente para promover un aumento significativo en ciertas especies bacterianas beneficiosas, mientras que los niveles altos de actividad física, como los practicados por los futbolistas de élite, mostraban un claro impacto en la microbiota intestinal.
Uno de los aspectos más destacados fue el aumento de la diversidad microbiana en los sujetos con mayor nivel de actividad física, lo que refuerza la idea de que el ejercicio físico regular contribuye positivamente a la salud, no solo mediante la mejora de la condición física, sino también al influir en la composición de la microbiota intestinal. Este efecto es particularmente notable en bacterias como Roseburia y Prevotella, que están asociadas con la producción de ácidos grasos de cadena corta (AGCC), como el butirato, que desempeñan un papel crucial en la salud intestinal.
No obstante, el estudio también presenta algunas limitaciones. En primer lugar, su diseño transversal impide establecer relaciones causales definitivas entre la actividad física y los cambios en la microbiota intestinal. Además, aunque el tamaño de la muestra es comparable a otros estudios, el uso de la secuenciación 16S RNA podría no ser suficiente para analizar subgrupos de manera precisa, lo que podría afectar la fiabilidad de los resultados. A pesar de estas limitaciones, el estudio proporciona información valiosa sobre cómo los distintos niveles de actividad física afectan la composición de la microbiota intestinal, con implicaciones potenciales para mejorar la salud mediante el ejercicio regular.
En conclusión, este estudio sugiere que el ejercicio físico a niveles altos puede tener un impacto positivo en la microbiota intestinal, favoreciendo la prevalencia de bacterias beneficiosas que contribuyen a la salud intestinal y al bienestar general. Estos hallazgos abren nuevas líneas de investigación sobre el papel del ejercicio físico en la modulación de la microbiota intestinal y sus efectos en la salud a largo plazo.
Acceso libre al artículo original en: https://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2024/10/BS_Art_52316-101.pdf
Referencia completa:
Petri C, Mascherini G, Izzicupo P, Rosati D, Cerboneschi M, Smeazzetto S, Arrones LS. Gut microbiota and physical activity level: characterization from sedentary to soccer players. Biol Sport. 2024 Jul;41(3):169-176. doi: 10.5114/biolsport.2024.134759.