El número de adultos mayores de 65 años a nivel mundial se duplicará para 2050, alcanzando aproximadamente 1.6 mil millones, lo que representa una de cada seis personas. Aunque la esperanza de vida ha aumentado en las últimas décadas, la “esperanza de salud” (el tiempo que una persona permanece saludable) no ha seguido el mismo ritmo. Esto significa que muchas personas mayores viven sus últimos años con mala salud. A nivel poblacional, el envejecimiento tendrá un impacto económico significativo debido a la reducción de la fuerza laboral y el aumento en la demanda de programas gubernamentales de apoyo, lo que ejercerá presión sobre los presupuestos gubernamentales. En Australia, por ejemplo, se proyecta un costo anual de 36 mil millones de dólares para 2028-29.
Uno de los cambios más notables con el envejecimiento es la pérdida progresiva de masa y calidad muscular, lo que afecta la función física y aumenta el riesgo de caídas, fracturas y dependencia. A pesar de los esfuerzos farmacológicos, el ejercicio sigue siendo la intervención más efectiva para preservar la masa y función muscular. Sin embargo, la actividad física disminuye con la edad, por lo que se requieren intervenciones alternativas, como la mejora de la función mitocondrial, el sueño adecuado y suplementos nutricionales, para promover la longevidad funcional.
Las mitocondrias y el envejecimiento del músculo esquelético
El envejecimiento provoca una disminución en la capacidad aeróbica máxima (V̇O2 max) a partir de la tercera década de vida, lo que se relaciona tanto con una reducción en el gasto cardíaco máximo como con la pérdida de masa muscular y la disminución en el contenido y/o función mitocondrial. Las mitocondrias, además de producir ATP, participan en procesos celulares cruciales como la captación de calcio, la síntesis de clusters de hierro-azufre y el mantenimiento del ADN mitocondrial. También actúan como centros de señalización que transmiten información dentro y entre las células. Evidencias experimentales sugieren que las mitocondrias son fundamentales en la etiología de la sarcopenia, ya que la disfunción en la renovación mitocondrial, a través de la mitofagia, está vinculada con la emisión elevada de ROS mitocondriales y la activación de vías proteolíticas responsables de la degradación de proteínas musculares. Además, la pérdida de integridad en la unión neuromuscular y la denervación en los músculos de personas mayores contribuyen al aumento de ROS mitocondriales, afectando la bioenergética y la eficiencia del ejercicio. Sin embargo, sigue existiendo debate sobre el papel directo de la “disfunción” mitocondrial en el envejecimiento, debido a la dificultad para separar los efectos del envejecimiento de los bajos niveles de actividad física, que están interrelacionados.
Contenido mitocondrial y plasticidad
Uno de los hallazgos más inconsistentes en la literatura es el impacto del envejecimiento en el contenido mitocondrial del músculo esquelético. Algunos estudios no encuentran cambios en el contenido mitocondrial en personas mayores de 65 años en comparación con jóvenes, mientras que otros observan una disminución. Estas diferencias podrían deberse a los diversos métodos utilizados para medir el contenido mitocondrial, como la actividad enzimática máxima, los niveles de proteínas mitocondriales y la densidad o volumen mitocondrial. El contenido mitocondrial generalmente se regula según la actividad metabólica del tejido u órgano investigado. En el contexto del entrenamiento físico, las adaptaciones mitocondriales dependen de la frecuencia, intensidad y duración de la actividad habitual del individuo.
Las diferencias en los niveles de actividad física que acompañan al envejecimiento probablemente contribuyan a estos resultados inconsistentes. Estudios con participantes mayores y jóvenes, emparejados por nivel de actividad, muestran poca o ninguna disminución en varios índices de contenido mitocondrial en el músculo envejecido. Además, el entrenamiento de por vida mantiene la expresión y actividad de proteínas asociadas al metabolismo oxidativo, similares a las observadas en el músculo de jóvenes. Sin embargo, queda por determinar si las diferencias en la actividad física explican por completo estos resultados discordantes.
A pesar de la edad, las mitocondrias responden de manera similar a un desafío agudo de ejercicio y al entrenamiento en jóvenes y mayores, indicando que el envejecimiento no reduce la plasticidad mitocondrial ante estímulos de ejercicio.
Bioenergética mitocondrial
Existe un debate considerable sobre la disminución de la capacidad mitocondrial con el envejecimiento. Varios estudios transversales han demostrado una disminución de esta capacidad con la edad avanzada, aunque no todos los estudios coinciden en este hallazgo. La variabilidad en los resultados puede deberse a que muchos estudios no consideran covariables importantes como los niveles de actividad física, la aptitud cardiorrespiratoria y la adiposidad, factores que pueden confundir la relación entre capacidad mitocondrial y envejecimiento. Algunos estudios han utilizado preparaciones de mitocondrias aisladas, lo que tiende a amplificar los déficits relacionados con la edad en comparación con mediciones realizadas en miofibras permeabilizadas, donde se mantiene el retículo mitocondrial.
Investigaciones recientes sugieren que la capacidad respiratoria mitocondrial máxima no está directamente influenciada por la edad cronológica, sino que está más relacionada con la aptitud cardiorrespiratoria y la composición corporal, lo que sugiere que los niveles bajos de actividad física podrían ser la causa principal de la disminución bioenergética mitocondrial en el músculo envejecido. El entrenamiento físico preserva la capacidad mitocondrial en personas mayores, y no se observan diferencias significativas cuando los participantes jóvenes y mayores se comparan según niveles de actividad física, V̇O2 max y BMI.
Aunque la respiración mitocondrial máxima no parece verse significativamente afectada por el envejecimiento, estudios recientes han mostrado que el envejecimiento está asociado con una disminución de la respiración mitocondrial en presencia de concentraciones no saturantes de ADP, lo que refleja más de cerca el entorno metabólico in vivo. Además, la sensibilidad del ADP para estimular la respiración también disminuye en personas mayores, posiblemente debido a la disfunción del transportador de nucleótidos de adenosina (ANT). Crucialmente, el entrenamiento de resistencia ha demostrado revertir estas alteraciones, subrayando la capacidad del ejercicio para mejorar o preservar ciertos aspectos de la bioenergética mitocondrial en el envejecimiento.
Emisión mitocondrial de especies reactivas de oxígeno
Las especies reactivas de oxígeno mitocondriales (ROS) juegan roles importantes en la señalización celular y en la promoción de adaptaciones beneficiosas al estrés. Sin embargo, el estrés oxidativo se ha relacionado con la atrofia muscular relacionada con la edad, sugiriendo que existe un “umbral” más allá del cual el aumento de los niveles de ROS se vuelve perjudicial. La idea de que el aumento de la producción de ROS mitocondriales contribuye al envejecimiento es un tema de debate científico. Estudios con mitocondrias aisladas han mostrado un aumento en la liberación máxima de H2O2 con la edad, pero este método tiende a exagerar el impacto del envejecimiento.
En humanos, la capacidad máxima de las mitocondrias para producir ROS no aumenta con la edad cuando se utilizan métodos que preservan la estructura mitocondrial. En contraste, la inmovilización muscular induce un aumento en los ROS mitocondriales, sugiriendo que la actividad física regular puede ser una forma efectiva de atenuar este aumento en el músculo esquelético envejecido. El transporte de ADP a las mitocondrias y su posterior unión a la ATP sintasa disminuye el potencial de membrana y la producción de superóxido, mientras estimula el metabolismo aeróbico. Aunque las tasas máximas de emisión de H2O2 mitocondrial no cambian con la edad, la capacidad del ADP para reducir la emisión de ROS se ve afectada en individuos mayores, lo que resulta en una mayor emisión de ROS a concentraciones submáximas de ATP.
El entrenamiento de resistencia revierte las disminuciones relacionadas con la edad en la sensibilidad del ADP y aumenta la capacidad de emisión de H2O2 mitocondrial, posiblemente a través de la inducción de la biogénesis mitocondrial. Sin embargo, el aumento de la emisión de H2O2 en presencia de concentraciones no saturantes de ADP no se ve afectado por el entrenamiento de resistencia. Además, el entrenamiento de resistencia a corto plazo ha mostrado aumentar la emisión de ROS mitocondriales durante la recuperación de la inmovilización muscular, lo que sugiere que no restaura completamente la homeostasis redox mitocondrial. Se requiere más investigación para explorar si el entrenamiento aeróbico puede mejorar la sensibilidad al ADP y restaurar el equilibrio redox en el músculo envejecido.
Control de la calidad mitocondrial
El retículo mitocondrial es una estructura dinámica que se remodela constantemente. La fusión mitocondrial permite el intercambio y dilución de componentes, mientras que la fisión mitocondrial segrega mitocondrias dañadas para su eliminación a través de la mitofagia. Estos procesos son esenciales para mantener una red mitocondrial saludable y funcional. Diversos estudios han investigado si el control de calidad mitocondrial se ve influenciado por el envejecimiento, con resultados inconclusos. Algunos estudios no encuentran diferencias relacionadas con la edad en la expresión de los principales reguladores de la fusión y fisión mitocondrial en el músculo esquelético, mientras que otros observan una regulación al alza de proteínas de la dinámica mitocondrial como MFN2 y MiD49 en músculos envejecidos, especialmente en fibras musculares de tipo II.
El envejecimiento y su impacto en la mitofagia no se comprende bien. Algunos estudios han mostrado una disminución en la expresión de genes relacionados con la mitofagia en mujeres mayores inactivas, mientras que otros no encuentran diferencias en la expresión de proteínas de Parkin entre jóvenes y mayores físicamente activos. Esto sugiere que los cambios en el control de calidad mitocondrial relacionados con la edad pueden estar vinculados a bajos niveles de actividad física.
El entrenamiento físico puede atenuar e incluso revertir muchos de los efectos negativos del envejecimiento en las mitocondrias, como la disminución del contenido mitocondrial, la bioenergética, la emisión de ROS y las perturbaciones en el control de calidad mitocondrial. Por lo tanto, el ejercicio es una intervención primaria esencial para reducir los declives relacionados con la edad en la masa y función muscular, que ocurren con un estilo de vida inactivo. Sin embargo, la actividad física disminuye con la edad, y muchos mayores no cumplen con las directrices de la Organización Mundial de la Salud. Por ello, se necesitan intervenciones complementarias que promuevan la salud mitocondrial y la función física en la vejez.
APUNTANDO A LAS MITOCONDRIAS A TRAVÉS DE SUPLEMENTOS
Los suplementos pueden influir en las mitocondrias a través de varios mecanismos, como el aumento de la biogénesis y la bioenergética mitocondrial, la reducción de la emisión de ROS mitocondriales y el daño oxidativo, y la mejora en el control de calidad mitocondrial.
MitoQ
MitoQ es un antioxidante dirigido a las mitocondrias, diseñado para reducir el estrés oxidativo relacionado con el envejecimiento y mantener la salud muscular esquelética. MitoQ es una forma de coenzima Q10 modificada que se acumula en las mitocondrias, donde actúa principalmente previniendo la peroxidación lipídica, lo que protege las membranas mitocondriales y el ADN mitocondrial del daño inducido por ROS.
Los estudios en humanos han mostrado que la suplementación con MitoQ reduce la emisión de ROS mitocondriales y aumenta la expresión de la enzima antioxidante catalasa en el músculo esquelético, lo que sugiere que MitoQ es accesible al tejido muscular. En personas de mediana edad y mayores, la suplementación diaria con 20 mg de MitoQ durante seis semanas mejoró la potencia de extensión de la pierna, aunque no se evaluaron los efectos sobre la respiración mitocondrial o la emisión de ROS en ese estudio. Sin embargo, la suplementación con MitoQ no afectó el contenido ni la respiración mitocondrial en los hombres de mediana edad, lo que sugiere que los efectos de MitoQ pueden ser más pronunciados en individuos con mayores niveles de ROS mitocondriales y menor función mitocondrial.
Dado que el ejercicio es crucial para mantener la masa y función muscular en todas las edades, y que el envejecimiento está asociado con un aumento en la emisión de ROS mitocondriales, que puede atenuar las respuestas adaptativas al ejercicio, MitoQ podría restaurar estas respuestas en individuos mayores. Estudios adicionales son necesarios para determinar si la suplementación con MitoQ puede mejorar las respuestas redox al ejercicio en el músculo esquelético envejecido y, por lo tanto, potencialmente mejorar la función física en adultos mayores.
Urolitina A
Urolitina A es un compuesto natural producido en el intestino grueso por bacterias a partir de elagitaninos y ácido elágico, presentes en alimentos como granadas, fresas, frambuesas y nueces. Sin embargo, no todas las personas pueden producir niveles elevados de urolitina A debido a la variabilidad en la microbiota intestinal. La suplementación con urolitina A puede evitar esta limitación y aumentar significativamente los niveles circulantes de este compuesto en adultos sanos.
Estudios recientes han demostrado que la suplementación con urolitina A tiene efectos positivos en la función física de personas mayores. Cuatro meses de suplementación diaria con 1000 mg de urolitina A mejoraron la resistencia muscular en adultos mayores con un rendimiento físico promedio y bajas tasas de síntesis de ATP. También se observaron mejoras en la fuerza muscular y en marcadores de salud mitocondrial. La urolitina A parece activar una respuesta “anabólica” en el músculo esquelético, lo que podría contrarrestar la resistencia anabólica relacionada con la edad, un factor que contribuye al declive progresivo de la masa y la fuerza muscular en las personas mayores.
Además de sus beneficios en la salud mitocondrial, la urolitina A también reduce biomarcadores plasmáticos de inflamación, como la proteína C-reactiva y las citocinas inflamatorias. Esta reducción de la inflamación puede ayudar a mejorar la función mitocondrial al reducir la producción de ROS y la liberación de ADN mitocondrial, ambos desencadenantes de respuestas inflamatorias. La inducción de mitofagia por urolitina A podría mediar estos efectos antiinflamatorios y promover la biogénesis mitocondrial, lo que podría ofrecer una doble ventaja para la salud muscular durante el envejecimiento.
En resumen, la urolitina A podría ser una intervención prometedora para mejorar la función física y la salud muscular en personas mayores, actuando tanto a través de la mejora de la función mitocondrial como de la reducción de la inflamación crónica relacionada con la edad.
Omega 3
Los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 (n-3 PUFA), como el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), son cruciales para la estructura y función de las membranas biológicas. Estos n-3 PUFA se pueden obtener a través del consumo de pescado graso, pero la suplementación con EPA y DHA facilita su incorporación en las membranas fosfolipídicas dentro del músculo esquelético. Si bien las recomendaciones de ingesta para EPA y DHA suelen ser de 250-500 mg/día, los estudios que investigan su efecto en la función física utilizan dosis más altas, difíciles de obtener solo mediante la dieta.
La evidencia sugiere que la suplementación con n-3 PUFA impacta positivamente el anabolismo muscular y las ganancias de fuerza. Ocho semanas de suplementación con n-3 PUFA han demostrado aumentar la síntesis de proteínas musculares en jóvenes, personas de mediana edad y mayores. Además, la suplementación ha amplificado las mejoras en la fuerza muscular observadas en mujeres mayores después de un entrenamiento de resistencia, aunque los resultados no son universales. Algunos estudios no han mostrado mejoras en la masa muscular o la función física después de la suplementación a largo plazo, lo que podría deberse a diferencias en las dosis administradas o en las condiciones físicas y nutricionales de los participantes.
Los mecanismos detrás de la mejora en el anabolismo muscular podrían estar relacionados con las mitocondrias. La incorporación de n-3 PUFA en las membranas fosfolipídicas afecta la organización y función de las proteínas de membrana, lo cual es crucial en las mitocondrias. La suplementación con n-3 PUFA ha mostrado reducir la emisión de H2O2 mitocondrial en el músculo esquelético de personas mayores, lo que sugiere que podría ser una estrategia efectiva para atenuar el aumento relacionado con la edad en la producción de ROS mitocondriales y el estrés oxidativo.
Además, se han observado mejoras en la sensibilidad al ADP en el músculo esquelético después de la suplementación con n-3 PUFA, lo cual es importante, ya que la sensibilidad al ADP disminuye con la edad, resultando en una mayor emisión de ROS mitocondriales. Dado que la resistencia anabólica relacionada con la edad y la pérdida de masa y fuerza muscular están vinculadas a niveles elevados de ROS mitocondriales, aumentar la sensibilidad al ADP y reducir los niveles de ROS mitocondriales podría ser un mecanismo mediante el cual la suplementación con n-3 PUFA mejora la masa y fuerza muscular en personas mayores.
La suplementación con n-3 PUFA también ha demostrado atenuar la pérdida de contenido proteico mitocondrial y la respiración mitocondrial tras la inmovilización, lo que sugiere que podría ser útil para mantener la bioenergética mitocondrial y la síntesis de proteínas durante períodos de desuso muscular. Sin embargo, aún se requiere más investigación para comprender completamente estos mecanismos en humanos.
Glicina y N-acetil-cisteína
El glutatión (GSH) es el antioxidante intracelular endógeno más abundante, que juega un papel crucial en el mantenimiento del estado redox celular. El GSH neutraliza el peróxido de hidrógeno (H2O2) convirtiéndolo en agua, durante un proceso en el cual el GSH se oxida a GSSG. La síntesis de GSH en adultos mayores puede verse afectada debido a la disminución de la disponibilidad de glicina y cisteína, lo que lleva a una deficiencia de GSH y un aumento del estrés oxidativo.
La suplementación oral directa con GSH no es efectiva, ya que se digiere en el intestino. Sin embargo, la suplementación diaria con GlyNAC, una combinación de glicina y cisteína (como N-acetilcisteína, NAC), puede corregir las deficiencias de estos aminoácidos, restaurar la síntesis de GSH y aumentar las concentraciones intracelulares de GSH en personas mayores.
GlyNAC se presenta como una intervención atractiva porque permite que las células regulen su propia síntesis de GSH según sus necesidades. La suplementación con GlyNAC durante 12-24 semanas ha mostrado mejorar la velocidad de la marcha, la fuerza muscular y la capacidad de ejercicio en personas mayores y en pacientes con VIH que desarrollan condiciones geriátricas tempranas. También se ha demostrado que atenúa el aumento relacionado con la edad en la degradación de proteínas musculares, lo cual es crucial para mantener la masa muscular durante el envejecimiento.
Los beneficios observados con la suplementación de GlyNAC incluyen efectos positivos en las mitocondrias, el estrés oxidativo y la inflamación, factores que contribuyen al declive de la masa y función muscular asociado con el envejecimiento. Estas mejoras en la función física se asocian consistentemente con un aumento en la oxidación de grasas y en la expresión de proteínas reguladoras de la biogénesis mitocondrial y el metabolismo energético. Sin embargo, estos resultados deben interpretarse con cautela, ya que la mayoría de los datos provienen de ensayos piloto con tamaños de muestra pequeños y sin grupo placebo.
Precursores de NAD+
El nicotinamida adenina dinucleótido (NAD+) es un cofactor crucial que en su forma reducida (NADH) alimenta la fosforilación oxidativa al suministrar electrones a la cadena de transporte de electrones mitocondrial. El NAD+ también actúa como sustrato en múltiples procesos enzimáticos. Los niveles de NAD+ disminuyen con el envejecimiento, lo que podría contribuir a la disminución de la función mitocondrial y física. Por ello, ha crecido el interés en la suplementación con precursores de NAD+ como la nicotinamida ribósido (NR), el mononucleótido de nicotinamida (NMN) y el ácido nicotínico (NA) para aumentar los niveles de NAD+ y atenuar la patología relacionada con la edad.
NR es el precursor de NAD+ más estudiado, y su absorción celular se da a través de transportadores de nucleósidos. Aunque la suplementación con NR aumenta los niveles de NAD+ en sangre y células mononucleares, no se ha demostrado que aumente los niveles de NAD+ en el músculo esquelético, lo que podría explicar por qué la mayoría de los estudios no muestran efectos positivos de la suplementación con NR en el contenido mitocondrial y la respiración. Sin embargo, la suplementación aguda con NR ha mostrado aumentar el torque isométrico máximo y atenuar la fatiga en personas mayores, posiblemente debido a mejoras en la homeostasis redox.
La suplementación con NMN también incrementa los niveles de NAD+ en sangre, pero no en el músculo esquelético humano. Algunos estudios han mostrado mejoras en la velocidad de marcha y la fuerza de agarre tras 12 semanas de suplementación con NMN, mientras que otros no han encontrado impactos en la fuerza muscular o la capacidad oxidativa mitocondrial, lo que sugiere que se necesita más investigación para comprender los mecanismos de acción de NMN.
El NA puede incorporarse al pool de NAD+ a través de la vía Preiss-Handler, pero la síntesis de NAD+ a partir de NA en el músculo parece ser baja o inexistente. Sin embargo, un tratamiento prolongado con NA en pacientes con miopatía mitocondrial y deficiencia de NAD+ restauró los niveles de NAD+ en el músculo, aumentó la actividad de las enzimas respiratorias mitocondriales, la masa mitocondrial y mejoró la fuerza muscular y la velocidad de marcha. Estos resultados sugieren que los precursores de NAD+ podrían ser beneficiosos para individuos con deficiencia de NAD+, pero se requieren más estudios para determinar sus efectos en diversas poblaciones clínicas.
APLICACIÓN EN ATLETAS MASTER
Los atletas master son una subpoblación única de adultos mayores que continúan manteniendo altos niveles de actividad física en la vida, incluyendo entrenamiento estructurado y orientado al rendimiento. Estos atletas exhiben una función física notable en comparación con sus pares sedentarios y, en algunos casos, muestran fuerza muscular, rendimiento y propiedades de las fibras musculares comparables a las de individuos jóvenes y saludables. Sin embargo, a pesar de su alto nivel de entrenamiento, los atletas master aún experimentan un rendimiento inferior al de sus contrapartes jóvenes y entrenadas.
Más del 60% de los atletas master informan el uso de suplementos nutricionales, lo que sugiere que son conscientes de los posibles beneficios de estas intervenciones para mitigar los declives relacionados con la edad en la salud y el rendimiento. Dado que estos atletas enfrentan disminuciones en el rendimiento relacionadas con la edad, respuestas adaptativas atenuadas y recuperación deteriorada, los suplementos discutidos en esta revisión podrían tener efectos ergogénicos en esta población. Estos efectos podrían incluir mejoras en la función mitocondrial, respuestas adaptativas mejoradas y reducción del daño muscular e inflamación.
Aunque los estudios en atletas master son limitados, se ha demostrado que 6 semanas de suplementación con MitoQ atenúan el estrés oxidativo inducido por el ejercicio y mejoran el rendimiento en pruebas de ciclismo en atletas master con una edad promedio de 44 años. Se requieren más estudios para determinar si los suplementos discutidos en esta revisión pueden ofrecer beneficios de rendimiento para los atletas master.
CONCLUSIONES
Esta revisión ha destacado el papel crucial del entrenamiento basado en ejercicios aeróbicos y de fuerza para atenuar muchos de los efectos negativos del envejecimiento en las mitocondrias del músculo esquelético, como la disminución del contenido mitocondrial y la bioenergética, el aumento de la emisión de ROS mitocondriales y las perturbaciones en el control de calidad mitocondrial. Aunque el entrenamiento físico es esencial para mitigar los declives relacionados con la edad en la masa y función muscular, muchos adultos mayores tienen bajos niveles de actividad física habitual. Por lo tanto, es necesario identificar intervenciones complementarias que puedan mejorar la función física en el envejecimiento, ya sea de manera independiente o en sinergia con el ejercicio.
Existen evidencias mecánicas y funcionales que demuestran que varios suplementos pueden mejorar la función física en personas mayores a través de efectos directos o indirectos en las mitocondrias del músculo esquelético. En este contexto, MitoQ, urolitina A, ácidos grasos poliinsaturados omega-3 (n-3 PUFA) y GlyNAC mejoran la función física en personas mayores mediante mecanismos como el aumento de la biogénesis y la bioenergética mitocondrial, la disminución de la emisión de ROS mitocondriales y el daño oxidativo, y la mejora en el control de calidad mitocondrial.
Aunque algunos precursores de NAD+ han mostrado mejorar la función física en personas mayores, este resultado parece ser independiente de los cambios en la función mitocondrial del músculo esquelético. Si bien esta revisión ha resumido la evidencia sobre suplementos que mejoran la función mitocondrial y la salud muscular en personas mayores, existen varios compuestos que han mostrado efectos similares en modelos preclínicos (por ejemplo, péptidos derivados de mitocondrias y desacopladores mitocondriales). Los estudios futuros deberían investigar la seguridad y eficacia de estos compuestos con el objetivo de extender la esperanza de vida saludable en humanos.
Acceso libre al artículo original en: https://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2024/08/Mitochondria-as-Nutritional-Targets-to-Maintain-Muscle-Health.pdf
Referencia completa
Broome SC, Whitfield J, Karagounis LG, Hawley JA. Mitochondria as Nutritional Targets to Maintain Muscle Health and Physical Function During Ageing. Sports Med. 2024 Jul 26. doi: 10.1007/s40279-024-02072-7.