Entrenamiento de fuerza y composición corporal en edad avanzada

ejercicio-mayoresLa evidencia sugiere que el proceso fisiológico del envejecimiento se asocia a sarcopenia y osteoporosis con reducción de la calidad de vida en mujeres de edad avanzada. El entrenamiento de fuerza (RT) se ha aceptado como eficaz para retrasar o minimizar la pérdida de fuerza muscular. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Amarante y col, 2016; J Sports Med Phys Fitness 13-oct) cuyo objetivo fue analizar los efectos de un programa de entrenamiento de fuerza de 12 semanas (2 sesiones/semana) con mantenimiento de la composición de la dieta sobre la fuerza muscular y composición corporal en mujeres sedentarias sanas de edad avanzada (media 66,3 años). Las mujeres participantes fueron aleatoriamente distribuidas en un grupo experimental (entrenamiento RT) o un grupo control. Se realizaron valoraciones de press de banca y extensión de piernas (1RM) para valorar la fuerza muscular. La composición corporal se valoró con DEXA para determinar masa grasa, masa libre de grasa, y contenido mineral óseo. El consumo de alimentos fue monitorizado mediante sistema de encuesta de 3 días. Todas las mujeres mantuvieron su dieta habitual sin modificaciones. Los resultados no mostraron diferencias en los componentes de la composición corporal en y entre grupos. El entrenamiento de fuerza si mostró mejoras en la fuerza de miembros superiores (12%) e inferiores (13%). Los autores concluyen que los programas de entrenamiento de fuerza de los principales grupos musculares mejoran la fuerza sin alterar la composición corporal en mujeres de edad avanzada sin modificación de la dieta.

Hablar de entrenamiento de fuerza es demasiado genérico. Las adaptaciones conseguidas con diferentes programas pueden mostrar algunas diferencias importantes. Esto significa que cada grupo poblacional, y más allá, cada persona, necesitará un diseño particular de entrenamiento de fuerza. En edad avanzada, se presenta un verdadero reto dado que las condiciones fisiológicas no acompañan al desarrollo de las adaptaciones que son esperadas en poblaciones más jóvenes. El control de la alimentación debe ir unido necesariamente al programa de ejercicio, igual que en su caso, los tratamientos hormonales sustitutorios. No es fácil además entrenar a un organismo cuyos impulsos fisiológicos predisponen a la inactividad. Pero se puede conseguir.

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