Ejercicio vs fármacos antihipertensivos en pacientes con síndrome metabólico

La realización de ejercicio físico conlleva unas enormes ventajas para la salud de los individuos, especialmente en su vertiente preventiva, pero en muchas patologías el ejercicio no tiene efectos positivos suficientes sobre la base de la enfermedad. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Ramirez-Jimenez y col, 2018; Scand J Med Sci Sports 17-may; doi: 10.1111/sms.13218) cuyo objetivo fue estudiar los efectos del ejercicio y/o los fármacos antihipertensivos en su efecto de disminuir la presión arterial en pacientes con síndrome metabólico. Participaron 23 pacientes medicados crónicamente con fármacos antihipertensivos (bloqueantes receptores angiotensina II) que fueron monitorizados durante 24 h en 4 días diferentes en orden aleatorio: a) después de tomar su dosis habitual de fármaco (AHM trial); b) sustituyendo el fármaco con un placebo (PLAC trial); c) fármaco placebo con una sesión de ejercicio aeróbico intenso por la mañana (PLAC+EXER trial); y d) combinando fármaco + ejercicio (AHM+EXER trial). Los resultados mostraron que antes del ejercicio los pacientes que habían tomado la medicación mostraban valores de presión arterial sistólica y media menor que los pacientes que tomaron placebo. De manera aguda (30 min después de los tratamientos) la combinación AHM+EXER disminuyó la presión arterial sistólica (PAS) a valores más bajos que PLAC+EXER. En la monitorización de 24 h, no se observaron diferencias entre condiciones, pero PLAC+EXER y AHM disminuyeron la PAS por debajo del PLAC durante las 10 primeras horas, desvaneciéndose el efecto de PLAC+EXER más allá de ese tiempo. Añadiendo ejercicio a los fármacos (AHM+EXER) se consiguieron reducciones más prolongadas de la PAS que con el ejercicio únicamente (PLAC+EXER). En conclusión, una sesión de ejercicio aeróbico intenso en la mañana no puede sustituir los efectos a largo plazo de los fármacos antihipertensivos disminuyendo la presión arterial.

Aunque es un tema multifactorial difícil de analizar, hay varias razones por las que la inmensa mayoría de los pacientes con enfermedades crónicas no utilizan el ejercicio como parte del tratamiento, la primera, y quizás más importante es que no les gusta el ejercicio (por ello, la mayoría nunca o casi nunca lo hicieron), y la segunda, porque el control ejercicio por los fármacos es cada vez más potente, efectivo, seguro y con menos efectos secundarios. En ese coctel, el ejercicio tiene todas las de perder. Lo cierto es que, para los que estamos convencidos de los efectos beneficiosos del ejercicio en casi cualquier estado evolutivo de la enfermedad, no es una buena noticia, pero por ello no deja de ser una realidad. No es fácil convencer a alguien con 60 años, después de estar 40 inactivo porque nunca le gustó hacer ejercicio, que vaya a un gimnasio tres días a la semana, cuando una pastilla tomada con el café puede controlar su presión arterial o sus niveles de colesterol.

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