La privación del sueño (PS), definida como cualquier condición de sueño insuficiente, ya sea aguda o crónica, parcial o total, está bien documentada por su impacto en la somnolencia, fatiga y alteraciones del estado de ánimo. También se ha demostrado que deteriora funciones cognitivas como la vigilancia y la atención sostenida, debido en parte a una reducción de la actividad funcional en áreas cerebrales como la corteza prefrontal.
Sin embargo, los estudios que exploran cómo la PS afecta el rendimiento físico, especialmente en deportes de resistencia, son más limitados. Una revisión sistemática reciente concluyó que la PS aguda —entre 25 y 50 horas de vigilia continua— perjudica el rendimiento en actividades como correr, caminar y ciclismo, tanto en pruebas de esfuerzo constante como en contrarrelojes.
En contextos reales como competiciones de ultra resistencia u operaciones militares, donde los deportistas o soldados realizan esfuerzos físicos prolongados durante varios días, el sueño insuficiente es común. Pese a ello, se sabe poco sobre el efecto acumulado de la PS en actividades de resistencia repetidas, ni sobre si una sola noche de sueño puede restaurar el rendimiento.
La hipótesis de este estudio es doble:
- Que una noche de PS afecta negativamente el rendimiento en una prueba de ciclismo moderada (40 minutos a intensidad constante) y una contrarreloj de 20 minutos.
- Que una sola noche de recuperación será suficiente para restablecer el rendimiento al nivel basal.
Los hallazgos principales del estudio muestran que:
- Una sola noche de PS (25 horas) provocó somnolencia, alteración de la vigilancia y mayor percepción de esfuerzo durante el ejercicio moderado, aunque sin afectar significativamente el rendimiento en la contrarreloj.
- Una noche de sueño de recuperación fue suficiente para restablecer los parámetros de somnolencia, vigilancia y rendimiento moderado al nivel basal.
El estudio confirmó el aumento de la somnolencia tras la PS, tanto subjetiva (cuestionario Karolinska) como objetiva (disminución de la potencia alfa en EEG). También se observaron alteraciones en la prueba de vigilancia (PVT), con mayores tiempos de reacción y más lapsos de atención. Tras una noche de recuperación, estos parámetros volvieron a valores similares a los del día inicial, lo que coincide con estudios previos sobre recuperación cognitiva tras PS.
Aunque no se registraron cambios en variables fisiológicas como la frecuencia cardíaca o el lactato durante el ejercicio de 40 minutos a intensidad moderada, sí se detectó un aumento de la percepción del esfuerzo (RPE) y un descenso del afecto positivo (sensación subjetiva del esfuerzo) tras la PS. Estos efectos perceptivos se revirtieron tras la noche de recuperación.
El tiempo estimado hasta el agotamiento (TTE), calculado a partir de la progresión del RPE, también disminuyó tras la PS y se recuperó tras dormir. Según el modelo psicobiológico del rendimiento de resistencia, la percepción del esfuerzo y la motivación potencial son determinantes clave del rendimiento. En este estudio, aunque la motivación intrínseca se redujo tras la PS, la motivación por el éxito en la tarea permaneció estable, lo que sugiere que fue el aumento en la percepción del esfuerzo, más que la falta de motivación, lo que limitó el rendimiento.
Este es el primer estudio que examina los efectos combinados de PS y sueño de recuperación durante tres días consecutivos de pruebas de ciclismo. Estudios previos con protocolos de corta duración no permiten comparaciones válidas con este diseño de tres días con ejercicio de resistencia prolongado.
A diferencia del ejercicio moderado, el rendimiento en la prueba de 20 minutos no se vio afectado significativamente por la PS. Aunque ambos grupos (privación y control) mostraron un descenso en el trabajo total realizado el segundo día, seguido de una mejora el tercer día, este patrón fue similar, lo que sugiere que la PS no fue un factor determinante en esta prueba.
Una explicación plausible es que la PS afecta más a ejercicios de intensidad moderada, donde la percepción subjetiva del esfuerzo influye más, mientras que en esfuerzos de alta intensidad, los estímulos fisiológicos (como el dolor muscular o la disnea) dominan la atención, reduciendo el impacto de la fatiga mental. Esto se apoya en una reciente revisión que mostró que los ejercicios de más de 30 minutos se ven más afectados por la PS que los de duración menor.
Otra hipótesis es que el ciclismo, especialmente en cicloergómetro, puede ser menos sensible a la PS que actividades más demandantes neuromuscularmente como la carrera. Esto se debe a que el ciclismo genera menos fatiga central y daño muscular, y requiere menor control postural y neuromotor, factores que podrían reducir la vulnerabilidad a la PS.
Adicionalmente, los participantes de este estudio pueden haber sido menos sensibles a la PS, como ya se ha observado en estudios anteriores, donde se reportaron diferencias individuales de hasta un 40% en el efecto de la PS sobre el rendimiento.
También es importante señalar que el diseño experimental (tres días consecutivos de pruebas) y el conocimiento previo de los participantes sobre su asignación de grupo podrían haber influido en sus estrategias de esfuerzo. El grupo control mostró una caída de rendimiento similar al grupo privado en el día 2, posiblemente por dos factores: (1) los participantes sabían que debían repetir la prueba al día siguiente, lo que podría haber inducido una estrategia de ahorro de esfuerzo, y (2) el efecto psicológico del “último día” podría haber favorecido un mejor rendimiento el día 3.
Entre las limitaciones del estudio, se destaca la ausencia de una estimación previa del tamaño muestral por falta de antecedentes con diseño similar. Además, todos los participantes fueron hombres, ya que ninguna mujer se presentó voluntaria, lo que limita la generalización de los resultados a deportistas femeninas.
Este estudio demuestra que una noche de privación total de sueño puede afectar negativamente el rendimiento en ejercicios de resistencia de intensidad moderada, principalmente debido a un aumento de la percepción del esfuerzo. Sin embargo, una noche de sueño reparador posterior es suficiente para revertir este efecto. En cambio, el rendimiento en esfuerzos de alta intensidad y corta duración como una contrarreloj de 20 minutos no se ve afectado significativamente por la PS.
Desde un punto de vista práctico, estos hallazgos tienen implicaciones importantes para deportistas y entrenadores, especialmente en contextos de competiciones de varios días o condiciones en las que el sueño se ve comprometido. Implementar estrategias de recuperación adecuadas podría mitigar los efectos negativos del sueño insuficiente y optimizar el rendimiento deportivo.
Acceso libre al artículo original en: https://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2025/07/The-effects-of-one‑night-sleep-deprivation.pdf
Referencia completa:
Gattoni C, Girardi M, Javadi AH, O’Neill BV, Marcora SM. The effects of one-night sleep deprivation and one-night recovery sleep on endurance cycling performance. Eur J Appl Physiol. 2025 Jul 25. doi: 10.1007/s00421-025-05908-w.



