Efectos de diferentes metodologías de inmersión en agua postejercicio

(post destacado 2019) Los efectos de la inmersión en agua fría o helada después del ejercicio han sido y son objeto de debate actualmente en el ámbito de la fisiología del ejercicio, llevando a algunos investigadores a no recomendar esta práctica. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Ahokas y col, 2019; J Strength Cond Res 16-abr; doi: 10.1519/JSC.0000000000003134) cuyo objetivo fue comparar la efectividad de 3 diferentes tipos de intervención de inmersión en agua fría después de recuperación activa, en comparación con solo recuperación activa, en relación al rendimiento mental y físico. Todos los sujetos del estudio realizaron un protocolo de ejercicio que incluyó saltos y esprint de máxima intensidad. Se utilizaron diferentes métodos de recuperación (10 min): inmersión en agua fría (CWI, 10°C), inmersión en agua termo-neutra (TWI, 24°C), y terapia de contraste (CWT, alternando 10°C y 38°C). Todos esos métodos fueron utilizados después de una recuperación activa (10 min cicloergómetro, 60-73% FCmax). Un grupo solo hizo recuperación activa (ACT). 96 h (4 días) después de realizar el protocolo de ejercicio, se realizó un test de esprint de 30 m corriendo, salto contramovimiento (CMJ), percepción dolor muscular, cuestionarios de relajación, y niveles de lactato en sangre, creatin-quinasa, testosterona, cortisol y catecolaminas. Los resultados mostraron que la percepción de relajación después de 60 min de recuperación fue mejor después de CWI y CWT. No hubo otras diferencias entre métodos de recuperación en ninguna otra variable analizada. En el esprint de 30 m sin embargo, la velocidad más lenta se observó en el grupo ACT y CWT, y el CMJ más reducido se observó en ACT, al comparar los resultados con los obtenidos antes del ejercicio. En base a estos resultados, los autores concluyeron que la inmersión en agua fría o en baños de contraste mejora la percepción de relajación post-ejercicio, hecho que puede tener un papel positivo en el rendimiento del atleta.

Las variantes de utilización de la temperatura (ambiente o relacionada con agua/hielo) como medio de mejora de recuperación son muy diversas. A día de hoy, el posicionamiento científico más extendido, en contra de lo que acontece en la práctica, es que la aplicación de frío no aporta ventajas en los procesos de recuperación, pudiendo incluso interferir negativamente en el mismo. Hay que entender que una parte importante de la dificultad de llegar a conclusiones más definitivas es que los modelos aplicados de ejercicio son muy diversos y ello hace que los fenómenos de recuperación sean también diferentes. En ese contexto, se hace complicado aislar los efectos de la aplicación de cualquier metodología post-ejercicio del carácter fisiológico del ejercicio en sí. Seguimos, o al menos sigo con dudas acerca de los beneficios de aplicar frío para acelerar o mejorar la recuperación post-ejercicio.

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