Daño muscular inducido por el ejercicio durante el ciclo menstrual

El ejercicio de alta intensidad, especialmente el de alto contenido excéntrico, se relaciona con frecuencia con una mayor incidencia de lesiones musculares. En este sentido no se conoce bien como las fluctuaciones de los niveles de hormonas sexuales que ocurren en el ciclo menstrual (MC) pueden influir en esa respuesta. Recientemente se han publicado los resultados de un metaanálisis (Romero-Parra y col, 2020; J Strength Cond Res 16-nov; doi: 10.1519/JSC.0000000000003878) cuyo objetivo fue analizar los estudios que han evaluado el daño muscular inducido por el ejercicio (EIMD) en mujeres eumenorreicas durante el ciclo menstrual. Un total de 19 artículos fueron incluidos para el análisis. Los resultados mostraron diferencias entre las fases del ciclo menstrual en el dolor muscular tardío (DOMS) y en la pérdida de fuerza, mientras que no se observaron diferencias en las concentraciones de creatina quinasa (CK). Las máximas diferencias entre preejercicio y postejercicio para DOMS fueron: 6.57 (4.42, 8.71) en la fase folicular inicial (EFP), 5.37 (2.10, 8.63) en la fase folicular tardía (LFP) y 3.08 (2.22, 3.95) en la fase lútea media (MLP), mientras que la pérdida de fuerza fue de: EFP: -3.46 (-4.95, -1.98), LFP: -1.63 (-2.36, -0.89), y MLP: -0.72 (-1.07, -0.36) (p < 0.001). En conclusión, este metaanálisis sugiere que las fluctuaciones hormonales a lo largo del ciclo menstrual afectan al daño muscular inducido por el ejercicio en relación con el DOMS y a la pérdida de fuerza. Los autores sugieren que en el EFP se podrían considerar cargas de entrenamiento más bajas o períodos de recuperación más largos, cuando las concentraciones de hormonas sexuales son más bajas y las mujeres pueden ser más vulnerables al daño muscular, mientras que las cargas de acondicionamiento de fuerza podrían mejorarse en el MLP.

La influencia de las fases del ciclo menstrual en el rendimiento deportivo, composición corporal e incidencia de lesiones está de plena actualidad. Si hablamos de deportistas de elite, los entrenadores y/o preparadores físicos deberían tener en cuenta estas fluctuaciones fisiológicas para intentar individualizar las cargas de trabajo en determinadas fases del ciclo menstrual. Optimizar las adaptaciones asociadas al entrenamiento y sobre todo prevenir lesiones musculares son dos buenas razones para tener en cuenta la fase del ciclo menstrual en la que se encuentra una deportista.

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