Baja disponibilidad de energía en el deporte

En este artículo se aborda el problema de la baja disponibilidad de energía (LEA) y la deficiencia relativa de energía en el deporte (RED-S), condiciones que impactan la salud y el rendimiento de los atletas, especialmente en deportes de resistencia, estéticos y de categorías de peso. La baja disponibilidad de energía ocurre cuando el gasto energético necesario para el entrenamiento y las funciones corporales supera la ingesta calórica. Este disbalance no solo afecta el rendimiento, sino que también aumenta el riesgo de lesiones y problemas de salud, como alteraciones en el metabolismo, la función inmunológica y la salud ósea. Cuando el déficit es suficientemente severo, se considera RED-S, una condición más amplia que abarca efectos adversos en funciones corporales esenciales, incluyendo la regulación hormonal, la función cardiovascular y la síntesis de proteínas.

El concepto de baja disponibilidad energética y su relación con problemas de salud en atletas ha evolucionado desde los años 90, cuando se introdujo el término de la triada de la atleta femenina (FAT), el cual describía la coexistencia de trastornos alimentarios, amenorrea funcional y osteoporosis. Sin embargo, en 2007, el Colegio Americano de Medicina Deportiva actualizó esta definición, comprendiendo que los problemas de disponibilidad energética se presentan en un espectro, y que no siempre es necesario que todos los elementos de la triada ocurran al mismo tiempo para generar problemas de salud.

En 2014, el Comité Olímpico Internacional (COI) amplió aún más este concepto con la introducción del término RED-S, reconociendo que la deficiencia energética en el deporte afecta tanto a mujeres como a hombres y que sus impactos van más allá de los descritos en la triada de la atleta femenina. Así, RED-S incluye un espectro de alteraciones fisiológicas y psicológicas que abarcan, en el caso de los hombres, problemas como el hipogonadismo y niveles reducidos de testosterona, lo cual puede traducirse en pérdida de libido, disfunción eréctil y menor capacidad de desarrollo muscular.

Los efectos de la baja disponibilidad de energía pueden ser involuntarios, debido a una falta de comprensión o dificultades para cumplir con los requerimientos energéticos, o bien intencionados, como ocurre en casos de trastornos alimentarios. Los deportes de resistencia, estéticos y de categorías de peso, como el atletismo de fondo, el ciclismo, la gimnasia o el boxeo, presentan mayor prevalencia de LEA y RED-S. Esto se debe a que los atletas de estas disciplinas frecuentemente buscan reducir su peso corporal para mejorar su rendimiento o alcanzar una imagen corporal específica, aunque esto pueda llevar a efectos perjudiciales a largo plazo.

La detección de atletas en riesgo de LEA y RED-S se ha vuelto crucial, y el uso de herramientas como el cuestionario de baja disponibilidad energética en mujeres (LEAF-Q) permite identificar signos de estos déficits en atletas femeninas. Sin embargo, la falta de un instrumento equivalente para atletas masculinos es una limitación en la evaluación.

Los autores subrayan la importancia de que entrenadores y profesionales del deporte comprendan y monitoreen los signos de LEA y RED-S para intervenir de forma temprana, evitando consecuencias como la pérdida de masa ósea o la disminución del rendimiento. Promueven el desarrollo de protocolos estandarizados para identificar y manejar la baja disponibilidad energética en atletas, con el fin de prevenir el deterioro de su salud y maximizar su rendimiento deportivo a largo plazo.

Un total de 59 estudios cumplieron con los criterios de inclusión para este metaanálisis, y se determinó que 2737 de 6118 atletas (44.7%) en 46 estudios diferentes presentaban baja disponibilidad de energía (LEA), incluyendo un 44.2% de las atletas femeninas y un 49.4% de los atletas masculinos. Además, 460 de 730 atletas (63.0%) en ocho estudios diferentes se encontraron en riesgo de padecer deficiencia relativa de energía en el deporte (RED-S). Se observó que los atletas con LEA mostraban una disminución en el rendimiento de carrera, la respuesta al entrenamiento, el rendimiento de resistencia, la coordinación, la concentración, el juicio, la potencia explosiva y la agilidad en comparación con los atletas con disponibilidad energética normal, además de una mayor probabilidad de ausentarse de los entrenamientos debido a enfermedades. Los estudios arrojaron resultados mixtos en cuanto a si la LEA aumentaba el riesgo de lesiones en general. Sin embargo, la mayoría de los estudios concluyó que los atletas con LEA tienen una salud ósea comprometida y un mayor riesgo de lesiones por estrés óseo.

La baja disponibilidad de energía (LEA) y la deficiencia relativa de energía en el deporte (RED-S) son factores que afectan tanto la salud como el rendimiento deportivo de los atletas. La alta prevalencia de LEA entre los deportistas indica que una gran parte de la comunidad deportiva podría estar en riesgo de padecer las consecuencias de un déficit energético prolongado. Estas condiciones no solo disminuyen el rendimiento, sino que también comprometen funciones esenciales, afectando la salud ósea, inmunológica y metabólica, entre otras.

Uno de los puntos destacados es la importancia de la detección temprana. Los autores recomiendan el uso de herramientas como el cuestionario de baja disponibilidad energética en mujeres (LEAF-Q), que permite identificar a las atletas en riesgo de LEA. Sin embargo, reconocen que esta herramienta está diseñada específicamente para mujeres, y que existe una carencia de métodos equivalentes y bien validados para la evaluación de atletas masculinos, lo cual limita la capacidad para detectar LEA en hombres. La detección temprana mediante estos cuestionarios y otras evaluaciones permitiría intervenir a tiempo, evitando que los atletas desarrollen problemas más graves asociados a RED-S, como la pérdida de masa ósea o las lesiones por estrés óseo.

La discusión también profundiza en los efectos que LEA tiene sobre el rendimiento deportivo. Según los estudios revisados, los atletas con baja disponibilidad de energía muestran disminuciones en la resistencia, la coordinación, la concentración y el juicio. Además, presentan una mayor propensión a enfermarse y a ausentarse de los entrenamientos debido a enfermedades. Estos efectos negativos en el rendimiento subrayan que la energía insuficiente afecta no solo a la capacidad física, sino también a funciones cognitivas clave para el deporte. Aunque algunos estudios encuentran resultados mixtos respecto al aumento del riesgo general de lesiones en atletas con LEA, la mayoría concluye que quienes tienen deficiencia energética prolongada experimentan deterioro en la salud ósea y un mayor riesgo de lesiones por estrés óseo. Esto subraya que una adecuada disponibilidad energética es esencial para mantener una buena salud y un rendimiento óptimo a largo plazo.

Otro aspecto clave que se discute es la necesidad de educación y concienciación entre los entrenadores, los atletas y los profesionales de la salud sobre los riesgos asociados a LEA y RED-S. Esto es especialmente relevante en deportes de alta demanda energética, como los deportes de resistencia, estéticos y aquellos que requieren controlar el peso corporal. La educación puede ayudar a prevenir déficits energéticos intencionados, que suelen ser el resultado de conductas alimentarias desordenadas. Estas prácticas, motivadas en algunos casos por la presión para alcanzar o mantener un determinado peso o apariencia física, son más comunes en atletas de alto nivel y contribuyen a la prevalencia de LEA y RED-S en disciplinas específicas.

Finalmente, el artículo sugiere que los organismos deportivos deben implementar protocolos estandarizados para la detección y el manejo de LEA y RED-S. Esto incluye la utilización regular de cuestionarios y encuestas, como el LEAF-Q, para monitorear el estado energético de los atletas a lo largo de la temporada y en momentos de alta carga de entrenamiento. La implementación de estos protocolos ayudaría a los entrenadores y profesionales médicos a identificar signos tempranos de deficiencia energética y a tomar medidas para corregirlos, optimizando así el rendimiento y la salud de los atletas. Además, se recomienda una colaboración estrecha con profesionales de la salud mental, ya que los síntomas psicológicos son comunes en los atletas con RED-S y pueden incluir fatiga, cambios de humor, irritabilidad y ansiedad elevada. Esto es particularmente relevante cuando los déficits energéticos están relacionados con trastornos alimentarios o problemas de imagen corporal.

En conclusión, el artículo subraya la importancia de abordar LEA y RED-S desde una perspectiva integral, que incluya la detección temprana, la educación y el tratamiento adecuado para reducir sus efectos negativos. Estos enfoques permitirían no solo prevenir problemas graves de salud, sino también maximizar los beneficios de entrenamiento en los atletas, favoreciendo su rendimiento a largo plazo y su bienestar general.

Acceso libre al artículo original en: https://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2024/11/Low-Energy-Availability-and-Relative-Energy-Deficiency-in-Sport.pdf

Referencia completa:

Gallant TL, Ong LF, Wong L, Sparks M, Wilson E, Puglisi JL, Gerriets VA. Low Energy Availability and Relative Energy Deficiency in Sport: A Systematic Review and Meta-analysis. Sports Med. 2024 Nov 1. doi: 10.1007/s40279-024-02130-0. Epub ahead of print. PMID: 39485653.

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