Variaciones de rendimiento en una temporada en futbolistas

En el fútbol, tanto durante los entrenamientos como en los partidos, los jugadores realizan una amplia gama de actividades (por ejemplo, sprints) que exigen la capacidad de producir y mantener contracciones musculares potentes. Además, existen evidencias (por ejemplo, sistemas de posicionamiento global) que sugieren que las cargas mecánicas y metabólicas impuestas durante los entrenamientos y partidos son aún mayores de lo que se pensaba anteriormente. Las repetidas secuencias de actividades específicas del fútbol, tanto de naturaleza aeróbica como anaeróbica, imponen tensiones agudas y crónicas sobre diversos sistemas fisiológicos (por ejemplo, el sistema musculoesquelético, nervioso y metabólico), lo que puede llevar a una disminución y deterioro en el rendimiento, en funciones biológicas (por ejemplo, el equilibrio hormonal, las respuestas bioquímicas) y en las percepciones (por ejemplo, dolor muscular) de los jugadores.

A pesar de que hay características fisiológicas que favorecen la capacidad de jugar en una posición específica en el campo, el juego exige habilidades suficientes para que grandes desviaciones de este perfil sigan siendo compatibles con un alto nivel de rendimiento. No obstante, una composición corporal adecuada (por ejemplo, baja adiposidad) y la competencia neuromuscular (por ejemplo, fuerza y potencia) y de resistencia (por ejemplo, ejercicio intermitente de alta intensidad) proporcionan una ventaja competitiva, ya que están asociadas con una mejor resistencia a la fatiga durante el juego, una recuperación más rápida después de los partidos y la prevención de lesiones.

Los jugadores de fútbol de alto nivel realizan programas de entrenamiento intensos para potenciar estos determinantes del estado físico y afrontar las demandas agudas y crónicas de una temporada de fútbol de alto nivel. Por tanto, para evitar una disminución del rendimiento y garantizar la efectividad de los programas de entrenamiento, los clubes de élite deben contar con un sistema de monitoreo del entrenamiento (por ejemplo, pruebas de rendimiento, registro de la intensidad diaria del ejercicio) y estrategias efectivas para ayudar en la recuperación de los jugadores.

Adaptaciones antropométricas y neuromusculares: ¿Por qué son relevantes?

El análisis de la composición corporal de los jugadores se está volviendo cada vez más común en el fútbol profesional y se considera importante para ayudar a los jugadores a alcanzar su máximo potencial de rendimiento. Por ejemplo, un exceso de grasa corporal puede actuar como un “peso muerto”, colocando una carga innecesaria y estrés en los jugadores cada vez que compiten contra la gravedad y los oponentes para obtener una ventaja posicional durante el juego. Además, un aumento en la masa corporal magra (masa muscular) puede favorecer la ejecución de acciones de alta intensidad (por ejemplo, sprints) que son esenciales tanto desde una perspectiva de rendimiento como de recuperación (mayor resistencia a la fatiga y menor daño muscular).

El análisis de la actividad de los jugadores durante los partidos y entrenamientos, junto con las respuestas fisiológicas, neuromusculares y perceptuales a las demandas de entrenamiento y competencia, destaca el papel importante de la función neuromuscular para el éxito en el fútbol. Los esfuerzos de alta intensidad, como sprints, saltos, aceleraciones/deceleraciones y duelos, requieren esfuerzos neuromusculares máximos. Estos esfuerzos tienen como objetivo maximizar el impulso producido, ya que esto determina las situaciones de toma de decisiones decisivas en el fútbol profesional (por ejemplo, la velocidad). En consecuencia, el impulso producido durante estas acciones musculares, de naturaleza concéntrica, isométrica y excéntrica, con mayor relevancia para esta última, impone un estrés significativo en los sistemas neuromuscular y fisiológico.

De hecho, se impone una carga mecánica y metabólica masiva en los jugadores no solo durante las fases de máxima intensidad del juego, sino también cada vez que ocurre una aceleración, incluso cuando las velocidades son bajas. Estos cambios en la velocidad y dirección del movimiento realizados durante los partidos ejercen estrés sobre la musculatura involucrada desde un punto de vista metabólico, afectando el uso de energía y resultando en un mayor impacto fisiológico que los movimientos hacia adelante habituales. Desde un punto de vista mecánico, una mayor carga excéntrica se asocia con el daño muscular inducido por el ejercicio, lo que contribuye a un desarrollo más rápido de la fatiga y, en consecuencia, aumenta las probabilidades de lesión.

Otra evidencia de la relevancia de la función neuromuscular en el fútbol moderno sugiere que los valores de VO2máx entre los jugadores profesionales no están mejorando con el tiempo, y se han observado hallazgos contrastantes en cuanto a la velocidad de sprint, lo que sugiere que los parámetros neuromusculares y relacionados con la capacidad anaeróbica (por ejemplo, la capacidad de sprint) están asumiendo una mayor preponderancia en el fútbol moderno que otros parámetros de resistencia más típicos (por ejemplo, el VO2máx). Además, hay indicaciones de una mayor dominancia de los factores neuromusculares durante los partidos.

Variaciones en los determinantes fisiológicos y el rendimiento neuromuscular

Composición corporal

Los estudios que investigan los cambios estacionales en las variables antropométricas, como la masa corporal (MC), la grasa corporal (GC) y la masa corporal magra (MCM), han revelado ciertos patrones. El análisis general de un número considerable de investigaciones sugiere que la masa corporal de los jugadores tiende a mantenerse estable durante la temporada, con efectos triviales desde la fase de pretemporada hasta el comienzo de la competición (BCP), la mitad de la competición (MCP) y el final de la competición (ECP).

En general, tanto la grasa corporal absoluta como la relativa tienden a disminuir a lo largo de la temporada. A partir de los estudios observados, se puede concluir que las disminuciones de magnitud pequeña en la grasa corporal se dan desde la fase de pretemporada hasta el comienzo, la mitad y el final de la competición. Por otro lado, la masa corporal magra tiende a aumentar de manera significativa a lo largo de la temporada. El análisis global revela incrementos de pequeña magnitud al comienzo de la competición, que continúan creciendo de forma más sustancial a medida que avanza la temporada, especialmente hacia el final.

Es importante destacar que no se han reportado disminuciones significativas en la masa corporal magra durante la temporada. Aunque los efectos durante la temporada son de magnitud trivial entre las evaluaciones del comienzo, la mitad y el final de la competición, la tendencia general muestra que los jugadores profesionales tienden a mantener o mejorar su perfil de composición corporal, reduciendo la grasa corporal y aumentando la masa corporal magra a medida que avanza la temporada.

Factores relacionados con el entrenamiento, los partidos, los descansos en mitad de temporada y la dieta pueden explicar parte de la variabilidad observada a lo largo de la temporada en cuanto a la composición corporal. No obstante, los valores calculados para la masa corporal, grasa corporal y masa magra fueron derivados de diversos métodos de evaluación que tienen diferentes márgenes de error.

Producción de fuerza

Los estudios longitudinales que examinan los cambios en la capacidad de producción de fuerza de grupos musculares específicos en jugadores profesionales se han basado principalmente en evaluaciones isocinéticas, aunque existe una discrepancia en las velocidades angulares analizadas. Las alteraciones estacionales en las capacidades de producción de fuerza de grupos musculares específicos a velocidades angulares de 60°/s, 90°/s, 180°/s, 300°/s y 500°/s han sido analizadas.

El período fuera de temporada induce alteraciones de magnitud pequeña en la capacidad de producción de fuerza de los extensores de la rodilla a velocidades angulares moderadas (180°/s), mientras que no se observan alteraciones sustanciales a velocidades bajas (60°/s). Durante la pretemporada, los efectos promedio triviales se observan en los extensores de la rodilla a velocidades angulares de 60°/s, 90°/s y 180°/s, y lo mismo ocurre con los flexores de la rodilla a 90°/s. Efectos de magnitud trivial también se observan desde la pretemporada hasta la mitad de la temporada para los extensores y flexores de la rodilla a una velocidad de 90°/s.

Curiosamente, cuando se perfilan las adaptaciones desde la pretemporada hasta el final de la temporada competitiva, se reportan pequeños decrementos en la fuerza de los extensores de la rodilla a velocidades angulares bajas, cambios triviales a velocidades moderadas y grandes alteraciones a velocidades altas. En cuanto a los flexores de la rodilla, parece haber un incremento constante y sustancial en la capacidad de producción de fuerza desde la pretemporada hasta el final de la temporada, independientemente de la velocidad angular evaluada. Se observan aumentos de magnitud pequeña a velocidades bajas, moderada a velocidades angulares moderadas, y grandes a muy altas velocidades.

Esto es particularmente interesante, ya que está bien documentado que las lesiones relacionadas con el fútbol tienden a ocurrir bajo perturbaciones de movimiento rápidas o acciones que requieren un desarrollo rápido de fuerza, siendo los músculos isquiotibiales particularmente susceptibles a este tipo de lesiones.

Capacidad de salto

Los cambios estacionales en la capacidad de salto han sido frecuentemente investigados, principalmente a través de estudios que analizan el rendimiento en saltos sin contramovimiento (Non-CMJ), y en saltos con contramovimiento (CMJ). Los estudios abarcan saltos únicos sin contramovimiento (Non-CMJ, SJ y SJWAS) y saltos con contramovimiento únicos (CMJ, CMJWAS) y repetidos.

Saltos sin contramovimiento

Los saltos sin contramovimiento (Non-CMJ) mejoran con una magnitud pequeña durante la pretemporada (incremento del 3,1%, ES = 0,27), pero se observan aumentos de mayor magnitud desde la pretemporada hasta la mitad de la competición (incremento del 7,8%, ES = 0,83) y hasta el final de la competición (incremento del 10%, ES = 1,04). Es interesante notar que, en el comienzo de la competición, el 66% de los estudios muestran efectos sustanciales, y en la mitad y final de la temporada, el 100% de los estudios indican mejoras significativas en la capacidad de salto sin contramovimiento. Aunque menos investigado, los efectos triviales son promedio entre las evaluaciones dentro de la temporada.

Saltos con contramovimiento

En general, los saltos con contramovimiento (CMJ) mejoran con una magnitud pequeña desde la pretemporada hasta el comienzo de la competición (incremento del 1,8%, ES = 0,26), y continúan mejorando durante la mitad (incremento del 4%, ES = 0,47) y el final de la competición (incremento del 3,3%, ES = 0,43). En el comienzo de la competición, el 58% de los estudios indican mejoras, con un 61% en la mitad de la temporada y un 78% al final de la competición. Estas mejoras incluyen tanto efectos pequeños como moderados, lo que sugiere un incremento constante en la capacidad de salto con contramovimiento a lo largo de la temporada.

Capacidad de Sprint

Velocidad lineal

Los estudios sobre la capacidad de sprint han evaluado principalmente dos fases del sprint: la fase de aceleración (ACCPhase) y la fase de velocidad máxima (MVPhase). En general, la fase de aceleración (5-10-15 y 20 metros) mejora con una magnitud pequeña desde la pretemporada hasta el comienzo de la competición (incremento del 1,7%, ES = 0,33), y se observan mejoras adicionales a medida que avanza la temporada, con un incremento de magnitud pequeña en la mitad de la competición (incremento del 2,2%, ES = 0,42) y una mejora de magnitud pequeña a moderada al final de la temporada (incremento del 3,1%, ES = 0,54).

En cuanto a la fase de velocidad máxima (30 y 50 metros), las mejoras son de menor magnitud. Se observa un pequeño incremento desde la pretemporada hasta el comienzo de la competición (incremento del 1,1%, ES = 0,21) y mejoras ligeramente mayores durante el resto de la temporada. Al final de la temporada, las mejoras en la velocidad máxima son de magnitud pequeña (incremento del 1,6%, ES = 0,31).

En resumen, las mejoras en la capacidad de sprint, tanto en la fase de aceleración como en la de velocidad máxima, son consistentes a lo largo de la temporada, pero tienden a ser de menor magnitud en la fase de velocidad máxima. Estos hallazgos sugieren que la capacidad de aceleración y la velocidad lineal son componentes importantes del rendimiento que pueden mejorar moderadamente durante una temporada de fútbol profesional.

Cambios de dirección

El cambio de dirección (COD) disminuye durante la temporada baja (1.6%) y mejora en la pretemporada, especialmente cuando se mide con la prueba de 4 × 10 m (2.5%), pero no con la prueba T (0.5%). Los estudios muestran resultados contradictorios durante la temporada, con mejoras triviales o moderadas en el rendimiento. A lo largo de la temporada, se observan tanto mejoras (3.9%) como disminuciones moderadas (2.5%) en el rendimiento de COD, con una ligera caída hacia el final de la temporada (1.1%).

Efectos del entrenamiento

Pretemporada

Durante la pretemporada, los jugadores de fútbol suelen experimentar una mejora significativa en su fuerza dinámica máxima, especialmente en ejercicios multiarticulares como la sentadilla, con incrementos promedio del 25% de 1RM (Silva, 2019; Silva, Nassis & Rebelo, 2015). Estudios muestran que el entrenamiento de fuerza de alta intensidad en pretemporada mejora la fuerza máxima dinámica en sentadilla (aumentos del 11-26%) y, cuando se combina con entrenamiento aeróbico, las mejoras llegan al 52% (Helgerud et al., 2011). Además, se reportan incrementos en la producción de fuerza relativa y en el rendimiento en saltos (5-10%) y en aceleración y velocidad máxima (1-2%).

El entrenamiento concurrente de fuerza y aeróbico de alta intensidad también mejora la capacidad de salto (CMJ) y la aceleración (1.6-3.3%) (Helgerud et al., 2011). Aunque los estudios sobre la sobrecarga excéntrica isoinercial son recientes en el fútbol, este enfoque ha mostrado mejoras comparables a los métodos tradicionales en las fases de pretemporada y durante la temporada (de Hoyo et al., 2015). En resumen, la pretemporada es clave para optimizar la fuerza, la velocidad y el rendimiento físico general de los futbolistas mediante el uso de entrenamientos de fuerza y aeróbicos intensos, combinados con enfoques excéntricos innovadores.

Durante la temporada

Durante la temporada, se ha observado que una sesión semanal de entrenamiento de fuerza de alta intensidad es suficiente para mantener las ganancias de fuerza logradas en la pretemporada, mientras que una frecuencia menor (una sesión cada dos semanas) solo mantiene las mejoras en el rendimiento de salto, pero disminuye la fuerza y el sprint (Ronnestad, Nymark & Raastad, 2011). Además, intervenciones específicas de entrenamiento aeróbico de alta intensidad durante la temporada pueden mejorar el rendimiento en velocidad, como lo demuestra una mejora del 1.1% en tiempos de sprint de 10 m (Owen et al., 2012).

Las cargas mecánicas y metabólicas de las aceleraciones y desaceleraciones en situaciones específicas del fútbol también pueden mejorar la capacidad de aceleración durante la temporada. Informes sugieren que equipos que periodizan sus cargas de entrenamiento neuromuscular a lo largo de la temporada logran mejoras en acciones de velocidad y salto (Koundourakis et al., 2014). Esto destaca la importancia de un enfoque integral en los programas de entrenamiento, que deben abarcar todo el espectro de fuerza-velocidad del sistema neuromuscular para optimizar el rendimiento en actividades deportivas.

La evidencia también sugiere que el tiempo de exposición al partido y la organización de las sesiones de entrenamiento pueden influir en las adaptaciones neuromusculares, con mejoras más notables en la aceleración. Aunque los jugadores rara vez alcanzan su velocidad máxima durante los partidos, los entrenamientos pueden mejorar su capacidad para acelerarse rápidamente.

En resumen, los programas de entrenamiento de fuerza implementados durante la temporada pueden mantener y mejorar las capacidades de salto, velocidad y cambio de dirección (COD), aunque el grado de mejora depende de la especificidad biomecánica del entrenamiento y las demandas fisiológicas de las sesiones. Una organización de sesiones unidireccional (separando la fuerza del entrenamiento de resistencia) parece ser más efectiva que una organización multidireccional. Para optimizar el rendimiento, se recomienda adoptar un enfoque holístico que considere las circunstancias individuales de los jugadores, como la fase de recuperación de lesiones o la programación de competiciones.

IMPORTANCIA DEL ENTRENAMIENTO DE RESISTENCIA AERÓBICA

Durante los partidos, los jugadores de fútbol de élite recorren entre 8 y 13 km a una intensidad media cercana al umbral anaeróbico (AT), con un gasto energético equivalente al 70-75% del consumo máximo de oxígeno (VO2max). Aunque VO2max se utiliza para medir la aptitud aeróbica, su capacidad para diferenciar entre jugadores de distintos niveles es discutida, aunque los mediocampistas suelen mostrar valores más altos. Además, los jugadores con menor aptitud aeróbica tienen mayor riesgo de lesiones.

El umbral anaeróbico (AT) se considera un parámetro más sensible que VO2max para detectar cambios en la aptitud física de los futbolistas. Un mayor AT permite a los jugadores mantener una mayor intensidad sin acumular lactato, lo que resulta en menos fatiga para una misma carga de trabajo.

Las pruebas de campo específicas de fútbol, como los tests Yo-Yo y el rendimiento en sprints repetidos (RSA), son efectivas para monitorear el estado físico de los jugadores. Estas pruebas están relacionadas con el rendimiento en los partidos y con el éxito del equipo. Además, las mejoras en estos tests se correlacionan con un mejor rendimiento en términos de velocidad y resistencia durante los juegos. Aunque las pruebas de laboratorio, como VO2max y AT, siguen siendo importantes, las pruebas de campo son más específicas y útiles para el seguimiento del rendimiento en el fútbol, debido a su mayor validez práctica.

En conclusión, los profesionales deben equilibrar el uso de pruebas de campo y de laboratorio según los recursos disponibles y el impacto que tendrán en los programas de entrenamiento.

VARIACIÓN EN DETERMINANTES FISIOLOGICOS DEL RENDIMIENTO

Consumo máximo de oxígeno (VO2max)

A pesar de las limitaciones, como la falta de estudios longitudinales extensos, los datos sugieren que el VO2max en jugadores profesionales de fútbol no ha mejorado con el tiempo e incluso podría haber disminuido ligeramente (una reducción del 3.2% entre jugadores evaluados de 2006 a 2012 en comparación con los evaluados entre 2000 y 2006).

Los cambios estacionales en VO2max han sido ampliamente estudiados, y se ha observado que los jugadores profesionales recuperan su capacidad de oxígeno durante la pretemporada, ya que la temporada baja genera una disminución significativa de este parámetro fisiológico (una caída del 4.4%). Durante la temporada, los jugadores muestran grandes mejoras en VO2max desde la pretemporada (PPS) hasta el comienzo de la competencia (BCP), con un aumento del 7.3%. Las mejoras de moderada magnitud continúan hasta la mitad de la temporada (MCP) y hacia el final (ECP), con aumentos del 6.4% y 4.2%, respectivamente, en comparación con la PPS. Estas mejoras no parecen depender del rol de posición del jugador. Dentro de la fase competitiva, los cambios en VO2max entre BCP y MCP son triviales, y se observa una pequeña disminución hacia el final de la temporada (−2.3%).

Umbral anaeróbico

El análisis de los cambios en parámetros fisiológicos a intensidades submáximas revela una variedad de resultados en diferentes estudios. Aunque algunos estudios encontraron sensibilidad en ciertos parámetros, otros no detectaron lo mismo con jugadores de niveles similares. A pesar de esto, se identificaron mejoras en la capacidad para manejar cargas internas y externas submáximas en el rendimiento de PPS, evaluadas a través de varios indicadores:

  1. VO2máx y frecuencia cardíaca máxima: Se observó un aumento en los porcentajes de VO2máx (76%) y HRmáx (87%) a una concentración de lactato de 4 mmol/l.
  2. Consumo de oxígeno: Se detectaron mejoras en el consumo de oxígeno en diferentes umbrales.
  3. Frecuencia cardíaca: Hubo mejoras en las medidas de frecuencia cardíaca a velocidades específicas.
  4. Velocidad a concentraciones fijas de lactato: Se observó una mejora en la velocidad a diferentes concentraciones de lactato (2, 3 y 4 mmol/l).
  5. Velocidad en el umbral de lactato: También hubo mejoras en la velocidad en el umbral de lactato.

Se observaron mejoras significativas en algunos estudios entre el BCP y el MCP en parámetros fisiológicos, pero también se registraron alteraciones de magnitud trivial. En cuanto al VO2máx, aunque se observaron mejoras pequeñas entre BCP y MCP, no hubo incrementos significativos en jugadores con valores ya elevados (61–62 ml/kg/min), lo que sugiere que, una vez alcanzado este umbral, las mejoras son más difíciles de conseguir.

En resumen, estos determinantes fisiológicos del rendimiento de resistencia mejoran durante las primeras semanas de la temporada (4–8 semanas) y generalmente permanecen estables el resto de la temporada. Las mejoras en VO2máx ocurren principalmente en la pretemporada, mientras que no se observan aumentos significativos durante la temporada en jugadores que ya tienen un VO2máx elevado.

Velocidad aeróbica máxima

La MAS (Máxima Velocidad Aeróbica), como se describe en varios estudios, refleja la capacidad aeróbica máxima al combinar el VO2máx y la eficiencia de carrera (RE) en un solo indicador. Es un buen predictor del rendimiento aeróbico y proporciona una evaluación práctica de las demandas aeróbicas durante la carrera. Durante los periodos de descanso fuera de temporada, se observa una disminución moderada en el MAS (Δ = 4.6%, ES = 0.61). El entrenamiento de pretemporada restaura el MAS con mejoras significativas evidentes al final de la pretemporada y la temporada media, aunque no se observan grandes cambios entre el comienzo de la temporada y la media de la misma.

A pesar de que los estudios muestran resultados contradictorios en cuanto a las mejoras en el MAS entre el comienzo y la mitad de la temporada, con algunos reportando mejoras pequeñas y otros mostrando un deterioro moderado, estas diferencias pueden estar asociadas con el estado de entrenamiento inicial de los jugadores y los protocolos aplicados. Es importante destacar que el MAS y la velocidad en VO2máx, aunque correlacionados, representan entidades fisiológicas diferentes, siendo el MAS entre un 10-15% mayor que la velocidad en VO2máx.

En resumen, aunque la investigación sobre el seguimiento de estos parámetros de rendimiento es limitada, se ha observado que el MAS aumenta después del entrenamiento de pretemporada y se mantiene estable a lo largo de la temporada. La magnitud de los cambios en el MAS puede depender del estado de entrenamiento de los jugadores al inicio de las intervenciones.

Ejercicio intermitente de alta intensidad

El resumen de estudios sobre los cambios en las pruebas de ejercicio intermitente de alta intensidad (IE) revela que los periodos de descanso fuera de temporada resultan en disminuciones significativas en el rendimiento IE, con descensos de hasta el 27.8% y 10% en las pruebas YYIE2 y YYIR2, respectivamente. Sin embargo, la fase de pretemporada generalmente induce grandes mejoras en el rendimiento IE, con aumentos de hasta el 56% en YYIR2 y 60% en YYIE2, y mejoras continuas durante la mitad de la temporada (MCP).

Las mejoras en rendimiento durante la pretemporada y la mitad de la temporada incluyen incrementos significativos en la distancia recorrida en las pruebas YYIR2, YYIE2 y YYIR1. Sin embargo, las mejoras disminuyen entre la fase de pretemporada (PPS) y el final de la temporada (ECP), aunque aún se observan aumentos en el rendimiento. Dentro de la temporada, se nota una leve disminución en la capacidad para realizar ejercicio intermitente, tanto entre el comienzo de la temporada (BCP) y la mitad de la temporada (MCP), como de MCP a ECP.

Un hallazgo interesante es que algunos estudios no reportaron cambios significativos en el rendimiento en YYIR1 entre PPS y BCP, especialmente cuando los jugadores ya tenían un rendimiento alto al inicio de la temporada, lo cual podría estar relacionado con la realización de un programa estructurado de entrenamiento fuera de temporada. Además, aunque no se observaron mejoras notables en algunas pruebas, se encontraron adaptaciones cardíacas importantes, como una mejor recuperación de la frecuencia cardíaca después de periodos de entrenamiento intensivo. Esto subraya la importancia de un programa de entrenamiento estructurado durante la temporada baja para optimizar el rendimiento.

Capacidad de esprint repetidos

El estudio de Impellizzeri et al. (2008) observó que los jugadores de élite mejoraron varios parámetros en el rendimiento del test de sprints repetidos (RSSA) a lo largo de la temporada. El tiempo medio de los sprints (RSSAmean) mostró una mejora moderada desde la pretemporada (PPS) hasta el inicio de la temporada (BCP) (Δ = 2.2%, ES = 1.14), la mitad de la temporada (MCP) (Δ = 1.4%, ES = 0.74) y el final de la temporada (ECP) (Δ = 1.6%, ES = 0.29). El índice de fatiga mejoró en menor medida desde PPS a BCP (Δ = 20.4%, ES = 0.56) y de manera moderada de PPS a MCP (Δ = 22.2%, ES = 0.62) y ECP (Δ = 25.9%, ES = 0.71).

Además, se observó una menor fatiga durante los sprints repetidos realizados en MCP y ECP en comparación con PPS, lo que también se verificó al monitorear a jugadores de élite sub-20 utilizando el test de sprints de Bangsbo. Sin embargo, se observó un pequeño deterioro en el RSSAmean desde BCP a MCP (Δ = 0.84%, ES = 0.41), y solo se observaron cambios triviales entre MCP y ECP en cuanto al índice de fatiga.

Se reconoce que diferentes pruebas de ejercicio intermitente (IE) utilizadas en entornos profesionales, como los tests Yo-Yo (YYIR1, YYIR2) y las pruebas de sprints repetidos (RSA), evalúan diferentes capacidades físicas. Por ejemplo, el YYIR1 se enfoca en la activación máxima del sistema aeróbico, mientras que el YYIR2 mide la capacidad de recuperación después de ejercicios repetidos con alta demanda anaeróbica. A pesar de estas diferencias, su sensibilidad al entrenamiento es similar, y se recomienda a los profesionales utilizar solo una de las pruebas Yo-Yo junto con un test RSA para un protocolo de campo específico de fútbol.

Ejercicios intermitentes submáximos

Se ha observado que el porcentaje de la frecuencia cardíaca máxima (%HRmax) de los jugadores de fútbol en el punto de los 6 minutos del test YYIR1 disminuye desde la pretemporada temprana (PPS) hasta la mitad de la pretemporada, el inicio de la temporada (BCP) y el final de la temporada (ECP) (Krustrup et al., 2003). Rago et al. (2020), al aplicar el mismo protocolo durante la temporada, en cuatro momentos de evaluación entre MCP y ECP, observaron una mejora moderada y continua en las mediciones de la frecuencia cardíaca hacia el final de la temporada.

Además, otros estudios han señalado que, aunque los jugadores profesionales pueden mostrar una disminución en el VO2máx desde el periodo de preparación hasta el final de la temporada, sus respuestas de frecuencia cardíaca durante la versión submáxima del test YYIE2 no presentaron alteraciones en cinco puntos temporales a lo largo de la temporada (desde 14 días antes de la pretemporada hasta ECP) (Heisterberg et al., 2012).

Parámetros de rendimiento asociados al partido

El análisis de partidos es una herramienta ampliamente utilizada en el fútbol profesional para estudiar el rendimiento técnico, táctico y físico de los jugadores (Abt & Lovell, 2009). Estas herramientas permiten un análisis detallado del rendimiento de los jugadores en función de numerosos factores, como el estado de entrenamiento, la posición en el campo y la edad. Además, facilitan la investigación de los cambios estacionales en el rendimiento físico relacionado con el juego, así como el estudio de tendencias evolutivas a lo largo de varias temporadas consecutivas.

Variaciones en temporada

El análisis de las alteraciones estacionales en la distancia recorrida a diferentes velocidades durante los partidos muestra cambios triviales en la distancia total (TD) desde el inicio de la temporada (BCP) hasta la mitad de la temporada (MCP) y un pequeño aumento hacia el final de la temporada (ECP). Sin embargo, existe una gran variabilidad en los resultados, con algunos estudios mostrando aumentos y otros disminuciones en la distancia recorrida en diferentes momentos de la temporada.

La distancia recorrida en alta velocidad de carrera (HSR) (>14.4–15 km/h) es un indicador importante del rendimiento en el fútbol de élite, aunque no siempre se confirma su relación con el nivel de los jugadores. En promedio, se observa una disminución trivial de HSR entre BCP y MCP, seguida de un aumento moderado hacia el ECP. Además, la cantidad de HSR realizada en los últimos quince minutos de cada mitad es mayor hacia el final de la temporada, lo que indica una mejor capacidad de mantener el rendimiento.

En cuanto a la velocidad muy alta (VHSR) (>19.8–21 km/h), esta se mantiene relativamente estable entre BCP y MCP, con pequeños aumentos hacia el ECP. Las distancias de sprint (>24–30 km/h) también se mantienen estables entre BCP y MCP, con un aumento moderado hacia el ECP.

Cabe destacar que existe una gran variabilidad entre partidos en los parámetros físicos del juego en jugadores de élite, lo que sugiere que solo grandes muestras pueden aclarar cambios sistemáticos, debido a la variabilidad en el “estímulo de entrenamiento” proporcionado por los partidos.

Tendencias evolutivas

Las tendencias evolutivas en la actividad durante los partidos de fútbol profesional se han analizado en diferentes contextos. Un estudio de Vigne et al. (2012) sobre un equipo de la Serie A italiana observó una disminución progresiva en la distancia recorrida a baja y moderada intensidad entre las tres temporadas analizadas, aunque las actividades de alta intensidad no mostraron cambios significativos. Por otro lado, Bush et al. (2014) y Barnes et al. (2014) identificaron un aumento en las demandas físicas de los jugadores en la Premier League inglesa durante siete temporadas, con incrementos en la distancia recorrida a alta intensidad (~30%) y los sprints (~35%).

Bradley et al. (2016) encontraron que el rendimiento físico y técnico evolucionó más en equipos de la 2ª categoría (5º-8º lugar) en comparación con los equipos de otras categorías de la Premier League, lo que podría indicar una reducción de la brecha de rendimiento entre niveles. En el fútbol español, Pons et al. (2021) observaron una disminución en la distancia total recorrida, pero un aumento en las distancias recorridas a alta intensidad y en el número de sprints entre 2015 y 2019, especialmente en la primera división. Sin embargo, en la liga turca, Akyildiz et al. (2022) no identificaron una tendencia evolutiva en las demandas físicas, independientemente del ranking de los equipos.

Diferencias entre estudios podrían deberse a los umbrales predefinidos para las categorías de intensidad, la precisión en la medición de distancias a alta velocidad, y factores contextuales como el estado del partido, la calidad del oponente, el lugar del partido, la congestión de partidos, y condiciones ambientales. Además, factores como la formación táctica, el estilo de juego, la disponibilidad y condición física de los jugadores, el desplazamiento para los partidos y la sustitución de entrenadores también pueden influir en el rendimiento durante los partidos.

Aspectos relacionados con el entrenamiento

El entrenamiento de alta intensidad (HIT) abarca diferentes modalidades de ejercicio de alta intensidad, como el entrenamiento aeróbico de alta intensidad (HIA), el entrenamiento de resistencia a la velocidad (SE) y el entrenamiento de capacidad de esprints repetidos (RSA). En general, los factores comunes entre estas modalidades incluyen el alto grado de estrés fisiológico y la similitud en algunas adaptaciones fisiológicas y funcionales inducidas tanto por los efectos agudos como crónicos de las sesiones de alta intensidad.

El HIT es un método de entrenamiento eficaz que proporciona un fuerte estímulo de entrenamiento tanto a nivel cardiopulmonar como neuromuscular. Esto promueve adaptaciones fisiológicas y de rendimiento que permiten a los jugadores enfrentar de manera más exitosa las demandas de los partidos y los entrenamientos.

Pretemporada

El entrenamiento aeróbico de alta intensidad (HIA), tanto en su forma general (carreras por intervalos) como en modos más específicos (juegos reducidos y circuitos de dribbling específicos de fútbol), mejora varios determinantes fisiológicos (como el VO2máx y el umbral anaeróbico) y el rendimiento en pruebas como los tests YO-YO y el circuito de Ekblom, tanto en jugadores juveniles de alto nivel como en profesionales. Lo mismo se ha observado al realizar otras formas de entrenamiento de alta intensidad (HIT) o al combinarlo con entrenamiento de fuerza, lo que resulta en mejoras moderadas a muy grandes en parámetros relacionados con la resistencia.

Al adoptar un enfoque de entrenamiento concurrente, el cuerpo técnico debe integrar adecuadamente el momento del componente de fuerza dentro de la sesión. También se han observado mejoras en el VO2máx y en el rendimiento de resistencia en jugadores profesionales después del entrenamiento de fuerza en pretemporada, independientemente del tipo de adaptaciones buscadas (hipertrofia o adaptaciones neurales).

Los estudios sobre cambios en la capacidad anaeróbica de carrera son escasos, aunque se han reportado mejoras en las distancias de 200 y 400 metros, así como en el tiempo de rendimiento y la capacidad de tolerar mayores niveles de lactato en pruebas como la carrera en línea de 300 yardas, tras entrenamientos específicos de HIA en pretemporada. Además, se ha descrito una mejora en un test de sprints anaeróbicos después de 6 semanas de HIA específico en jugadores profesionales. Asimismo, se ha observado que el HIA específico en pretemporada mejora el rendimiento de jugadores juveniles en otros ejercicios de carrera de mayor duración, como los de 800, 1,200 y 2,400 metros, con una importante contribución aeróbica.

Durante la temporada

La mayoría de los estudios longitudinales no detectaron mejoras significativas adicionales en el VO2máx después del aumento inicial observado en la pretemporada. Extender el entrenamiento aeróbico de alta intensidad (HIA) durante las primeras semanas de la temporada no produjo mejoras adicionales sustanciales en el VO2máx. Sin embargo, realizar sesiones semanales de entrenamiento de alta intensidad (HIT) durante la temporada puede aumentar la velocidad aeróbica máxima (MAS) y mejorar otros indicadores de rendimiento, como se observó en jugadores profesionales.

Los estudios también destacan la importancia de cuantificar la carga de entrenamiento a lo largo de la temporada, ya que se ha encontrado una asociación positiva entre las mejoras en el rendimiento y el tiempo dedicado a entrenamientos de alta intensidad. Se recomienda que los jugadores profesionales dediquen al menos un 7-8% de su volumen total de entrenamiento a actividades de alta intensidad durante la pretemporada.

Durante la fase de preparación, los jugadores recuperan su capacidad cardiorrespiratoria y su habilidad para realizar y recuperarse de ejercicios intermitentes de alta intensidad. Las mejoras en la velocidad a concentraciones de lactato fijas, VO2máx, velocidad aeróbica máxima y el rendimiento en ejercicios intermitentes intensos son significativas después de la pretemporada. A lo largo de la temporada, se observan mejoras moderadas en VO2máx y el rendimiento en ejercicios submáximos, y grandes mejoras en la velocidad aeróbica máxima y los ejercicios intermitentes intensos.

Hacia el final de la temporada, las mejoras en el rendimiento físico tienden a ser de menor magnitud, pero se siguen observando aumentos en la distancia total recorrida, la velocidad a alta intensidad y los sprints. La variabilidad entre estudios es clara en cuanto a los cambios en la distancia recorrida y la velocidad a muy alta intensidad, pero todos coinciden en observar incrementos sustanciales en la velocidad a alta intensidad entre el punto medio y el final de la temporada.

Diferentes métodos de entrenamiento o la combinación de estos pueden mejorar el rendimiento durante la pretemporada y ayudar a mantener o mejorar los determinantes fisiológicos y el rendimiento de resistencia durante la temporada.

¿CUALES SON LOS DESAFÍOS?

Investigación

La investigación en fútbol revela la complejidad de las interacciones entre las distintas dimensiones del rendimiento y los factores intrínsecos a cada jugador y equipo. Existe una falta de datos sobre cualidades anaeróbicas y neuromusculares específicas, como la potencia anaeróbica, la fuerza relativa, la tasa de desarrollo de fuerza y la velocidad máxima, así como sobre parámetros fisiológicos y relacionados con la resistencia. Estos datos son esenciales para comprender mejor las variaciones estacionales en la forma física de los jugadores.

Los análisis sistemáticos indican mejores resultados en esfuerzos dinámicos basados en potencia y ejercicios multiarticulares durante la temporada. Esto sugiere que las adaptaciones neuromusculares que afectan los mecanismos del ciclo de estiramiento-acortamiento ocurren durante la temporada y que una combinación de mediciones de esfuerzos de potencia puede ser más útil que una medida única para evaluar el estado físico de los jugadores.

Además, se destaca la importancia de comprender los cambios en las capacidades de fuerza a diferentes velocidades y durante tareas motoras específicas, como saltos y esprints. Es fundamental investigar cómo los modos de entrenamiento concurrentes durante la temporada afectan tanto las adaptaciones neuromusculares como las de resistencia. También se resalta que el tiempo de juego puede influir en las adaptaciones específicas de resistencia y neuromusculares a lo largo de la temporada, y la monitorización de los parámetros de carga interna y externa puede optimizar el rendimiento físico y táctico de los jugadores.

La periodización adecuada de las cargas de entrenamiento en la pretemporada y temporada es clave para maximizar el potencial físico, tanto a nivel mecánico como metabólico. Además, la reorganización del entrenamiento durante el período de transición entre temporadas se presenta como una oportunidad para la recuperación y la preparación para la nueva temporada, evitando pérdidas innecesarias de rendimiento físico.

Las estrategias de ritmo, conscientes o subconscientes, parecen mejorar hacia el final de la temporada, lo que puede influir en el aumento del rendimiento físico sin cambios significativos en parámetros fisiológicos. La motivación relacionada con factores competitivos, como la clasificación del equipo o la renovación de contratos, también juega un papel importante en el rendimiento al final de la temporada.

Es necesario mejorar la comprensión de los roles tácticos y la toma de decisiones durante los partidos, ya que impactan directamente en el rendimiento. Los estudios sugieren una mayor eficiencia en los partidos a medida que avanza la temporada, y los jugadores de alto nivel parecen desarrollar una mejor capacidad de anticipación y toma de decisiones con el tiempo.

No solo el rendimiento físico en los partidos es importante, sino también su relación con las habilidades técnicas y tácticas. Un enfoque integrado que relacione las demandas físicas con las actividades tácticas clave de cada posición es crucial para el éxito. También es importante investigar factores como la selección de jugadores, mejoras en las instalaciones y el apoyo nutricional y de recuperación para optimizar el rendimiento a largo plazo.

Entrenamiento

Durante la temporada, se esperaría que el entrenamiento continuo de las dimensiones físicas, tácticas y técnicas, junto con el estímulo proporcionado por los partidos competitivos, optimice el rendimiento de los jugadores. Sin embargo, los cambios observados entre las diferentes fases de la temporada suelen ser de magnitud trivial. Las alteraciones más notables ocurren en el ejercicio intermitente (IE), que disminuye, y en el rendimiento submáximo, que mejora. Desde la fase media de la temporada (MCP) hasta la fase final de la temporada (ECP), todos los parámetros examinados tienden a disminuir, con un impacto negativo en el VO2max y en el IE.

Este deterioro en algunos determinantes fisiológicos y el rendimiento relacionado con la resistencia podría explicarse por el apretado calendario de la temporada, donde gran parte del tiempo se dedica a la recuperación y preparación estratégica para el siguiente oponente. En algunos casos, si se presenta una “ventana de oportunidad” (por ejemplo, cuando un jugador es sancionado con una tarjeta roja o no es seleccionado para el equipo nacional), se podrían aprovechar bloqueos de entrenamiento de alta intensidad (HIT) de corta duración para mejorar las cualidades aeróbicas y anaeróbicas, fundamentales para la capacidad de carrera y el rendimiento tanto submáximo como máximo en el fútbol.

Aunque la mayoría de las adaptaciones positivas en la economía de carrera se han reportado durante la pretemporada, estudios recientes indican que la economía de carrera puede mejorar incluso al final de la temporada tras un período corto de entrenamiento HIT intenso. Esto sugiere que los jugadores aún tienen un potencial de adaptación fisiológica y de rendimiento que podría ser explorado. Sin embargo, es importante tener cautela al extrapolar estos resultados a jugadores profesionales, ya que la mayoría de los estudios se han realizado en jugadores amateur y semiprofesionales.

La participación neuromuscular durante el HIT es un factor clave para las mejoras en la capacidad de carrera. Sin embargo, debido a la sensibilidad de estos procesos, se requiere una gestión individualizada de la carga de entrenamiento y de partidos, ya que dentro del mismo equipo, un jugador podría estar rindiendo por debajo de su capacidad debido a una sobreexposición, mientras que otro podría verse afectado por una condición relacionada con el desentrenamiento.

Finalmente, se ha observado una tendencia a largo plazo hacia jugadores más rápidos y con mayor velocidad en el juego, con esprints más cortos y explosivos, además de mayores velocidades máximas. Estas observaciones, junto con variables técnicas específicas como las tasas de pases, deben reflejarse no solo en la selección de jugadores, sino también en la organización del entrenamiento, orientado a mejorar la capacidad de realizar esfuerzos neuromusculares máximos y repetirlos a lo largo del tiempo, con demandas perceptuales-cognitivas ajustadas a las necesidades individuales de cada jugador.

Monitorización

Aunque algunas técnicas aplicadas en la investigación proporcionan información valiosa y confiable, su uso en el día a día de un club es limitado. Las demandas físicas impuestas por pruebas máximas y su naturaleza invasiva son parte de la explicación de esta escasa aplicabilidad en situaciones reales. La motivación de los jugadores para realizar pruebas máximas al final de la temporada también afecta las mediciones del rendimiento obtenidas, especialmente en evaluaciones hacia el final de la competición. En este contexto, el entrenamiento puede representar un entorno perfecto y ecológico para obtener información sobre el estado de entrenamiento del jugador.

Para lograrlo, se necesita un enfoque más orientado a la acción, utilizando herramientas que permitan la captura simultánea, instantánea y no invasiva de múltiples fuentes de información durante las sesiones de entrenamiento. Por ejemplo, se pueden recopilar datos neuromusculares y cardiorrespiratorios precisos durante períodos específicos del entrenamiento, como el calentamiento o la parte principal de la sesión en el gimnasio o en el campo. Un ejemplo reciente es el uso de enfoques in situ para evaluar directamente el perfil de aceleración-velocidad de cada jugador.

Además, se pueden emplear ejercicios estandarizados con cargas planificadas o no planificadas, como juegos reducidos, para obtener información sobre el estado de entrenamiento. Por ejemplo, debido a la desconexión entre la evaluación de la economía de carrera y la actividad específica del fútbol durante los entrenamientos y partidos, se ha demostrado que la economía de trabajo específica del fútbol puede mejorar durante la temporada, lo cual no siempre es detectable mediante pruebas convencionales en cinta de correr.

Una estrategia eficaz de monitoreo, siempre con la aprobación del entrenador, puede aumentar el compromiso de los jugadores. Durante el calentamiento estandarizado, se puede recopilar una amplia gama de información que ayude a evaluar el estado de entrenamiento del jugador. Por ejemplo, la evaluación de indicadores fisiológicos como la frecuencia cardíaca (HR) y perceptuales como la percepción del esfuerzo (RPE) en ejercicios de carrera submáxima pueden proporcionar información sobre la condición cardiorrespiratoria y el nivel de fatiga de los jugadores.

Asimismo, se puede recolectar información sobre el estado neuromuscular utilizando GPS y métricas derivadas de acelerómetros, como la carga por minuto o las contribuciones triaxiales de carga, durante juegos reducidos estandarizados. Esta estrategia de monitoreo, aplicada en momentos específicos del microciclo, ofrece una opción válida y ecológica para evaluar el estado de entrenamiento de los jugadores.

Sin embargo, al utilizar juegos reducidos estandarizados, es importante tener en cuenta los factores que afectan la intensidad del ejercicio, como el espacio, la duración y la estructura del equipo, y siempre que sea posible, mantener la misma constitución del equipo para asegurar la consistencia en las mediciones.

LIMITACIONES

Es importante destacar algunas limitaciones inherentes a este trabajo. En esta revisión, se agrupan equipos de ligas de fútbol distintas (por ejemplo, europeas y asiáticas). Aunque se incluyeron jugadores adultos (>19 años) descritos como profesionales o de élite, no existe una terminología o perspectiva común para caracterizar el nivel y el estado de entrenamiento de un individuo o grupo. Esto sugiere que podría haber una considerable variación en la carga de entrenamiento y la historia de entrenamiento entre los equipos incluidos.

Además, la duración entre los diferentes momentos de la temporada puede variar entre estudios. Por ejemplo, en algunos estudios el período de preparación puede durar cuatro semanas, mientras que en otros, ocho semanas. Asimismo, la organización de la temporada puede diferir. En algunos estudios, los jugadores pueden haber tenido un descanso prolongado a mitad de temporada (por ejemplo, 2 semanas) debido a las condiciones climáticas invernales (como en la Liga Rumana o la Bundesliga Alemana), mientras que en otros estudios, el descanso podría haber sido solo de unos pocos días durante las festividades navideñas (por ejemplo, en las ligas portuguesa o española) o incluso la mitad de la temporada puede ser uno de los períodos más congestionados de la competición (como en la Premier League inglesa).

Conclusiones

Tanto el desentrenamiento a corto como a largo plazo durante el período de fuera de temporada parecen tener efectos negativos en la composición corporal, provocando pequeños cambios en la masa corporal, el porcentaje de grasa y una disminución moderada en la masa magra. Además, se observan deterioros moderados en la capacidad de salto, la velocidad lineal y multidireccional, y en los parámetros fisiológicos, especialmente en el VO2max y en el rendimiento de ejercicios intermitentes intensos. Estos efectos del desentrenamiento pueden afectar la preparación de los jugadores durante la pretemporada y temporada, influyendo en su rendimiento, especialmente en los primeros partidos de la competición.

Durante la fase de preparación, los jugadores recuperan su capacidad competitiva. Los estudios indican que no hay un patrón único de variación en la composición corporal durante la pretemporada y la temporada, pero los jugadores profesionales tienden a mantener su masa corporal con ligeras mejoras en la masa magra y la grasa corporal. Estos cambios sugieren que la exposición crónica al entrenamiento y la competición mejora el perfil muscular y de adiposidad.

En cuanto a las adaptaciones neuromusculares, se observan mejoras en la producción de fuerza absoluta y relativa, en los saltos (CMJ y no-CMJ), en la fase de aceleración y velocidad máxima de los esprints, así como en los cambios de dirección. Durante la preparación para la competición, se ven mejoras pequeñas en los saltos y esprints, y durante la mitad de la temporada se observan mejoras moderadas en estas áreas. Hacia el final de la temporada, las mejoras dependen de la relación fuerza-velocidad, con incrementos moderados en la aceleración y en el salto no-CMJ.

En lo que respecta al rendimiento aeróbico, se observan mejoras de magnitud moderada en la velocidad a concentraciones fijas de lactato en sangre (V2–4 mmol/l) y de gran magnitud en el VO2max y la economía de carrera después de la pretemporada. Durante la temporada, los jugadores logran mejores resultados en la mitad de la temporada, con mejoras moderadas en el VO2max y en el ejercicio de intensidad submáxima, y grandes mejoras en la velocidad aeróbica máxima (MAS) y en la economía de carrera. Hacia el final de la temporada, las mejoras son de magnitud moderada en estos parámetros.

El rendimiento en los partidos también varía durante la temporada. En la mitad de la temporada, los cambios observados son generalmente de magnitud trivial, pero hacia el final de la temporada se registran aumentos considerables en las zonas de velocidad de esprint, alta velocidad y distancia total. Aunque existe variabilidad entre los estudios, todos muestran incrementos sustanciales en la velocidad alta entre los diferentes puntos de la temporada.

En resumen, aunque ha habido un aumento significativo en las investigaciones científicas sobre el fútbol en los últimos años, aún queda mucho por aclarar sobre las interacciones complejas entre las distintas dimensiones del rendimiento y los factores intrínsecos a cada jugador y equipo. El éxito de los equipos de alto nivel y el rendimiento de los jugadores siempre dependerán de la especificidad de los estímulos de entrenamiento proporcionados y de la habilidad del cuerpo técnico para gestionar adecuadamente la carga de entrenamiento y los partidos.

Acceso libre al artículo original en: https://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2024/10/The-soccer-season.pdf

Referencia completa:

Silva JR. The soccer season: performance variations and evolutionary trends. PeerJ. 2022 Oct 5;10:e14082. doi: 10.7717/peerj.14082.

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