Resistencia anabólica asociada a la edad: ¿es inevitable? (Parte I)

Aragon AA, Tipton KD, Schoenfeld BJ. Age-related muscle anabolic resistance: inevitable or preventable? Nutr Rev. 2022 Aug 26:nuac062. doi: 10.1093/nutrit/nuac062.

La fragilidad y la sarcopenia se encuentran entre los mayores problemas que amenazan la salud de la población que envejece. Estas condiciones a menudo se denominan indistintamente debido a que comparten una pérdida de peso progresiva e involuntaria. Sin embargo, existen distinciones importantes entre las dos condiciones 

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La fragilidad es un estado de mayor vulnerabilidad debido al deterioro relacionado con la edad y la disfunción de múltiples sistemas fisiológicos (3), mientras que la sarcopenia se refiere a la pérdida de masa muscular esquelética, fuerza y rendimiento físico relacionadas con la edad (4). Es importante destacar que la disminución de la capacidad funcional asociada con sarcopenia sugiere un vínculo claro entre la sarcopenia y fragilidad generalizada (5,6).

La masa muscular esquelética humana alcanza niveles máximos entre la segunda y cuarta décadas de la vida (7), y luego declina progresivamente bajo condiciones relativamente sedentarias. En promedio, los humanos pierden aproximadamente 0,5% de su masa muscular esquelética por año después la cuarta década de la vida, escalando a aproximadamente 1%–2% anual después de los 50 años y luego aumentando exponencialmente a aproximadamente 3% anual después de los 60 años (6,8). Las estimaciones sugieren que la pérdida de fuerza es marcadamente mayor que la pérdida de masa muscular (9). Las estimaciones de la prevalencia de la sarcopenia en población general de 60 años son aproximadamente de un 10% tanto hombres como mujeres (10), aunque según los criterios de definición empleados el rango se sitúa entre el 9,9% y el 40,4% (11). La prevalencia de sarcopenia en hogares de ancianos es del 51% y 31% entre hombres y mujeres, respectivamente (12).

El desarrollo de la sarcopenia es sin duda complejo y multifactorial, pero uno de los principales contribuyentes es la resistencia del músculo esquelético a los estímulos anabólicos—denominada resistencia anabólica. Esta revisión tuvo como objetivo abordar los factores clave y los elementos contextuales involucrados en la reducción de la síntesis aguda de proteínas musculares (MPS) asociada con el envejecimiento y sus variadas consecuencias. Intervenciones prácticas centradas en la manipulación de la dieta y suplementación de proteínas, así como como la importancia de la actividad física, se proponen para prevenir y mitigar la resistencia anabólica.

El desarrollo de la resistencia anabólica en la pérdida de masa muscular asociada a la edad

El mecanismo metabólico para la pérdida de masa muscular está basado en el equilibrio dinámico entre MPS y la degradación de proteínas musculares (MPB), en particular, el balance neto entre la síntesis y la descomposición de las proteínas miofibrilares (las proteínas estructurales responsables de cambios en la masa muscular). Cuando la tasa de MPS es menor que la MPB, es decir, balance neto de proteína muscular negativo (NMPB), durante un período de tiempo, la masa muscular disminuye. La hiperaminoacidemia por la ingestión de proteínas da como resultado la estimulación de MPS y NMPB positivo. La estimulación de MPS por la ingesta de una fuente de proteína es atenuada con el avance de la edad (13,14). Esta disminución en la sensibilidad a la ingesta de proteínas significa que la cantidad de proteína necesaria para estimular la respuesta máxima de la MPS es mayor en los adultos mayores que en los más jóvenes (15). El ejercicio de fuerza también estimula la MPS, y esta estimulación también se reduce en el músculo más viejo (16,17) y se asocia con menor actividad de las vías de señalización anabólica (13). La respuesta de la MPS a la nutrición y el ejercicio juega un papel más importante en NMPB que MPB (18).  Este sistema de control asimétrico dicta que los aumentos en NMPB dependen más de la mejora de MPS que de la inhibición de la MPB. Por lo tanto, la respuesta disminuida de MPS a la ingesta de proteínas en personas mayores es el principal impulsor de la pérdida de músculo esquelético a largo plazo en edad avanzada (19).

El desarrollo de sarcopenia es más comúnmente asociado con la resistencia anabólica a la ingestión de proteínas, pero los adultos mayores también tienden a ser menos sensibles que los más adultos jóvenes al impacto anabólico de la insulina en el músculo. Se cree que el papel de la insulina en la MPS es principalmente permisivo (20). Sin embargo, la elevación posprandial de la insulina puede estimular MPS siempre que la disponibilidad de aminoácidos sea mantenida (21,22). Este efecto anabólico de la insulina parece manifestarse indirectamente a través del aumento del flujo sanguíneo muscular y la perfusión microvascular, lo que conduce a niveles elevados de disponibilidad de aminoácidos para el músculo (23). Además, hay evidencia del vínculo entre la disfunción endotelial y la resistencia anabólica relacionado con la edad. La vasodilatación inducida por la insulina disminuye con la edad (24), lo que conduce a una respuesta MPS alterada del músculo esquelético a la insulina (23). La hiperinsulinemia posprandial también contribuye al NMPB positivo al reducir la MPB (20). La resistencia al efecto antiproteolítico de la insulina parece estar disminuido en adultos mayores, posiblemente contribuyendo a la sarcopenia (25). Sin embargo, la contribución del impacto reducido de la insulina en MPB relacionada con la edad respecto a la pérdida de masa muscular asociada a la edad es cuestionable. La insulina parece amortiguar selectivamente la descomposición de las proteínas no miofibrilares, pero no de proteínas miofibrilares (26). Así, la resistencia del músculo esquelético a los estímulos anabólicos (es decir, hiperaminoacidemia, hiperinsulinemia y ejercicios de fuerza) con el envejecimiento parece estar mediado principalmente por una MPS reducida más que el efecto sobre la MPB.

Se han propuesto varios mecanismos para justificar la deficiente respuesta de MPS relacionada con la edad a los distintos estímulos. Estos mecanismos incluyen la disminución de la actividad de señalización de moléculas anabólicas (13), descenso en el reclutamiento de capilares mediado por insulina reducida (por lo tanto, reducción de la entrega de aminoácidos) (27), y aumento de la retención esplácnica de aminoácidos (por lo tanto, disponibilidad reducida para la captación muscular) (28). Más recientemente, se han propuesto factores contribuyentes adicionales, como la resistencia a la insulina, inflamación sistémica y disminución de la concentración de células satélites (19). Un cuerpo de evidencia emergente indica una papel bidireccional del eje intestino-músculo en la regulación de masa y función muscular (29). Procesos biológicos modulados por el microbiota intestinal que incluyen biosíntesis reducida de aminoácidos derivados de los microbios, incluida la leucina, se propone como un mecanismo que podría influir en la resistencia anabólica (39). Además, es plausible que un aumento de microbios proinflamatorios pueda provocar disbiosis y trastornos de disfunción vascular (31) que a su vez puede afectar la perfusión y entrega de aminoácidos al músculo esquelético. De este modo, la regulación mecánica de la resistencia anabólica relacionada con la edad queda por determinarse definitivamente.

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