Berlanga LA, López-Chicharro J, Martínez-Guardado I, Ceniza-Villacastín JA, Matos-Duarte M. The Effects of Active Versus Passive Interset Rest Intervals in the Bench-Press Exercise in Resistance-Trained Men: A Randomized Crossover Study. Int J Sports Physiol Perform. 2025 May 13:1-7. doi: 10.1123/ijspp.2024-0498.
El entrenamiento de fuerza (EF) es una herramienta fundamental tanto en contextos de salud como en el rendimiento deportivo, con beneficios ampliamente demostrados sobre la masa muscular, la fuerza, la potencia y la resistencia. Para maximizar estos beneficios, es clave ajustar correctamente todas las variables del entrenamiento, como la frecuencia, intensidad, volumen o tipo de ejercicio. Sin embargo, una variable menos explorada es la del descanso entre series (ISR).
La mayoría de estudios sobre ISR se han centrado en su duración, pero han dejado de lado el análisis de qué tipo de estímulo se realiza durante ese intervalo. En este sentido, existe un creciente interés por comparar el descanso pasivo (PAS) —simple inactividad entre series— frente al descanso activo (ACT) —actividad ligera o específica durante el intervalo—. La hipótesis es que el descanso activo podría mejorar el rendimiento al favorecer una mejor recuperación metabólica, especialmente mediante la resíntesis del sistema fosfágeno (ATP-PCr), el principal responsable de la producción rápida de energía en esfuerzos intensos y breves.
Estudios previos han mostrado que estrategias activas durante el ISR (como estiramientos dinámicos, vibración o ejercicio aeróbico suave) pueden reducir la fatiga y mejorar el rendimiento, al facilitar la resíntesis de fosfocreatina gracias a una mejor oxigenación muscular. Sin embargo, los diseños heterogéneos de estos estudios dificultan extraer recomendaciones claras para su aplicación práctica.
Una línea de investigación emergente propone que el descanso activo se realice repitiendo el mismo ejercicio del entrenamiento principal, pero con baja carga y control de velocidad. Investigaciones previas con ejercicios como la escalada o el press de banca han mostrado resultados dispares, encontrando tanto reducciones en la fatiga como incrementos en la percepción subjetiva del esfuerzo (RPE). A pesar de todo, la evidencia sobre si repetir el mismo ejercicio durante el descanso mejora o empeora el rendimiento sigue siendo limitada.
Por ello, el objetivo de este estudio fue comparar los efectos de 2 minutos de descanso pasivo frente a descanso activo realizando el mismo ejercicio (press de banca), sobre tres variables clave: la pérdida de velocidad dentro de la serie, las concentraciones de lactato en sangre y la percepción subjetiva del esfuerzo (RPE). Se planteó la hipótesis de que el descanso activo reduciría la pérdida de rendimiento a lo largo de las series.
Este estudio encontró que el descanso activo generó una menor acumulación de lactato y una menor pérdida de velocidad de ejecución dentro de cada serie, en comparación con el descanso pasivo, aunque sin diferencias estadísticamente significativas. Estos resultados sugieren que continuar con una activación ligera y controlada del mismo ejercicio puede contribuir a mantener el rendimiento sin aumentar la fatiga percibida.
Diversos trabajos previos han evaluado estrategias de descanso activo usando otras formas de actividad (aeróbica, vibración, estiramientos, etc.), pero muy pocos han analizado los efectos de mantener el mismo patrón de movimiento durante el descanso. Scudese y col., por ejemplo, estudiaron el press de banca sin carga o las sentadillas con el propio peso corporal durante los descansos, y encontraron que el ACT inducía más fatiga, aunque no afectaba negativamente al rendimiento en repeticiones.
En contraste, en el presente estudio se utilizó una carga controlada (5–10% del 1RM) y una velocidad marcada con metrónomo, lo que permitió ajustar mejor la carga interna del descanso activo y evitar una fatiga excesiva. De hecho, se observó que el ACT permitió iniciar cada nueva serie con menores niveles de lactato, lo cual indica una recuperación más eficiente. Esta menor acumulación de lactato podría reflejar una mayor resíntesis de fosfocreatina, un aspecto clave para mantener la potencia y velocidad en ejercicios de alta intensidad como el press de banca.
Desde el punto de vista fisiológico, mantener un ritmo bajo durante el ISR podría favorecer el flujo sanguíneo, aumentar la disponibilidad de oxígeno y mejorar la eficiencia de los procesos metabólicos aeróbicos, lo cual facilitaría la resíntesis del sistema ATP-PCr. Esto es especialmente relevante en series sucesivas, donde la acumulación de fatiga suele comprometer el rendimiento mecánico y la velocidad de ejecución.
Otra posible explicación para los beneficios del ACT es el mantenimiento de la temperatura muscular. Estudios previos han mostrado que una mayor temperatura intramuscular mejora la transmisión neuromuscular y la eficiencia mecánica. Así, el ACT podría actuar también como un mecanismo preventivo frente a la caída del rendimiento, sin necesidad de aumentar el nivel de esfuerzo percibido.
En cuanto a la percepción del esfuerzo (RPE), este estudio no encontró diferencias significativas entre ambos protocolos, lo que contradice parcialmente hallazgos anteriores que sugerían un mayor esfuerzo subjetivo con ACT. Esta diferencia puede deberse a que, en este caso, el ACT fue cuidadosamente prescrito con baja carga y velocidad controlada, minimizando el impacto sobre la fatiga acumulada.
Uno de los aspectos más relevantes es que, aunque no se encontraron diferencias estadísticamente significativas, el ACT mostró una tendencia favorable en todas las variables analizadas. Esto abre la puerta a su posible aplicación práctica en contextos donde se desea mantener el rendimiento durante sesiones intensas o de alta frecuencia, sin comprometer la recuperación entre series.
Finalmente, los autores destacan algunas limitaciones del estudio, como su carácter agudo (no evalúa efectos a largo plazo), el tamaño limitado de la muestra y la falta de mediciones directas de temperatura muscular, lo cual podría aportar más información sobre los mecanismos subyacentes. También señalan la necesidad de futuras investigaciones que analicen distintos niveles de carga en el ACT, su aplicación en poblaciones diversas (mujeres, no entrenados) y su efecto sobre variables de rendimiento a largo plazo.
Conclusión
El descanso activo basado en repetir el mismo ejercicio con baja carga y velocidad controlada durante los intervalos entre series es factible, seguro y bien tolerado por sujetos entrenados en fuerza. Aunque no se observaron diferencias estadísticamente significativas con el descanso pasivo, el ACT mostró una tendencia positiva en la pérdida de velocidad y en la acumulación de lactato, sin aumentar la fatiga percibida.
Estas observaciones sugieren que el descanso activo podría representar una estrategia interesante para mantener la activación neuromuscular y posiblemente aumentar el volumen de entrenamiento tolerado, especialmente cuando se prescribe en base a la pérdida de velocidad. Entrenadores y profesionales del ejercicio podrían considerar incluir esta estrategia como parte de programas avanzados de entrenamiento de fuerza.
Acceso libre al artículo original en: https://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2025/05/The-Effects-of-Active-Versus-Passive-Interset-Rest-Intervals.pdf