Mientras que los efectos negativos del envejecimiento y el tabaquismo sobre la función pulmonar son indiscutibles, los posibles efectos favorables de la actividad física sobre el proceso de envejecimiento del pulmón sano siguen siendo controvertidos. Esta pregunta es de particular relevancia clínica cuando la función pulmonar reducida compromete la capacidad de ejercicio aeróbico (consumo máximo de oxígeno) y, por lo tanto, contribuye a un mayor riesgo de morbilidad y mortalidad.
Recientemente se ha publicado una revisión (Burtscher y col, 2022; Sports Med 3-feb; doi: 10.1007/s40279-022-01652-9) en la que se analiza si la disminución de la función pulmonar relacionada con el envejecimiento limita el consumo máximo de oxígeno y cuándo, y si, cómo y en qué medida la actividad física regular puede ralentizar este proceso de envejecimiento y preservar la función pulmonar y el consumo máximo de oxígeno. Los efectos dependientes de la edad de la función pulmonar reducida (es decir, FEV1, el volumen que se ha exhalado después del primer segundo de espiración forzada) sobre el consumo máximo de oxígeno se han observado en varios estudios transversales y longitudinales. Las interacciones complejas entre los procesos celulares y moleculares relacionados con el envejecimiento que afectan al pulmón y el deterioro estructural y funcional de los sistemas cardiovascular y respiratorio explican la disminución concomitante de la función pulmonar y el consumo máximo de oxígeno. En consecuencia, si la actividad física regular a largo plazo mitiga parte de la disminución de la función pulmonar relacionada con el envejecimiento (es decir, la disminución del FEV1), esto también podría evitar una caída abrupta en el consumo máximo de oxígeno.
En contraste con los hallazgos de investigaciones anteriores, estudios longitudinales a gran escala recientes proporcionan evidencia creciente de los efectos beneficiosos de la actividad física en el FEV1.
