El ejercicio, en cualquiera de sus modalidades, ha mostrado beneficios sobre la presión arterial, tanto en personas sanas normotensas, como en hipertensos.
Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Edwards y col, 2021; Br J Sports Med 15-dic; doi: 10.1136/bjsports-2021-104642) cuyo objetivo fue comparar la eficacia del entrenamiento con ejercicios isométricos (IET) versus el entrenamiento con intervalos de alta intensidad (HIIT) en el manejo de la presión arterial (PA) en reposo.
Se analizaron 38 estudios (18 IET y 20 HIIT), incluidos 1583 (672 IET y 911 HIIT) participantes, de los cuales 612 (268 IET y 344 HIIT) eran controles.
Los resultados mostraron que los IET se asociaron con reducciones significativamente mayores en la PA en reposo en comparación con HIIT en PA sistólica, diastólica y media de 8,50 mm Hg frente a 2,86 mm Hg (Q = 17,10, p <0,001), 4,07 mm Hg frente a 2,48 mm Hg (Q = 4,71, p = 0,03) y 6,46 mm Hg frente a 3,15 mm Hg (Q = 4,21, p = 0,04) respectivamente. Sin embargo, el HIIT redujo la frecuencia cardíaca en reposo significativamente más que la IET (3,17 lpm frente a 1,34 lpm, Q = 7,63, p = 0,006).
Los autores concluyeron que si bien ambas modalidades de ejercicio son eficaces, la IET parece ser superior en el manejo de la PA en reposo. Sin embargo, HIIT puede lograr beneficios fisiológicos más amplios, con mayores reducciones en la frecuencia cardíaca en reposo.
El ejercicio isométrico es seguramente la modalidad de ejercicio menos utilizada en el ámbito de la salud y el ejercicio, y en general en el área del deporte. El entrenamiento isométrico se asocia a adaptaciones significativas no solo a nivel muscular de manera directa, aumentando la fuerza, sino también a nivel sistémico, ya que no hay que olvidar que es la contracción muscular en si misma el hecho que se asocia a la producción de mioquinas antiinflamatorias
