La diabetes tipo 2 (TD2) se ha asociado con un incremento de biomarcadores inflamatorios y de la función endotelial, lo que se asocia a un aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular y complicaciones relacionadas con la diabetes. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Miller y col, 2017; Eur J Appl Physiol 8-jun) cuyo objetivo fue examinar los efectos de un entrenamiento de fuerza progresivo de alta intensidad (PRT) con pérdida de peso moderada (WL) frente a la pérdida de peso sin entrenamiento de fuerza asociado, sobre biomarcadores inflamatorios y de función endotelial en pacientes de edad avanzada diabéticos tipo 2. El estudio se llevó a cabo durante 12 meses con pacientes inactivos de entre 60 y 80 años con escaso control de diabetes tipo 2. El grupo se distribuyó aleatoriamente en grupo entrenamiento supervisado (PRT+WL) y grupo control (estiramientos + WL), seguido de un periodo de seguimiento de 6 meses de entrenamiento en casa sin modificación de la dieta. Se analizaron pre y a intervalos de 3 meses, diferentes marcadores inflamatorios y de función endotelial (molécula de adhesión intercelular, ICAM-1). Los resultados mostraron diferencias en ningún biomarcador inflamatorio o de función endotelial en los grupos o entre grupos después del periodo de 6 meses de ejercicio supervisado. Hubo una mayor reducción en IL-10 a los 9 meses en PRT+WL en relación al grupo WL. También se observó una mayor reducción de TNF-α a los 9 y 12 meses en el grupo PRT+WL vs WL. La adiponectina sérica aumentó en PRT-WL respecto a WL después de los 12 meses. Los autores sugieren que la participación de PRW independientemente de los cambios en el peso corporal pueden mejorar algunos marcadores inflamatorios en adultos diabéticos tipo 2 con sobrepeso y edad avanzada.
El entrenamiento de fuerza ha mostrado desde hace tiempo sus efectos beneficiosos en múltiples patologías, no tanto en la resolución de las mismas, sino en atenuar las consecuencias fisiopatológicas. Frente al clásico entrenamiento aeróbico como casi única prescripción generalizada, se abre con fuerza la posibilidad de combinar el mismo de manera sistemática con entrenamientos de fuerza. Ahora toca saber que protocolos son los más adecuados en cada perfil de paciente, algo que obviamente no resulta fácil, pero si necesario.
