Intensidad de la música aplicada al deporte y el ejercicio: ¿una estrategia efectiva para aumentar el rendimiento?

Musical intensity applied in the sports and exercise domain: an effective strategy to boost performance? (pdf original)
Van Dyck, E
Front Psychol. 2019 May 15;10:1145. doi: 10.3389/fpsyg.2019.01145
(Autor del resumen: Daniel Blanco Galindo)

Se ha sugerido que la intensidad musical podría favorecer el rendimiento en el ejercicio, según investigaciones sobre el volumen de la música y la velocidad de carrera, fuerza de agarre y tiempos de reacción; a la vez que disminuye la percepción de fatiga. No obstante, la investigación en este campo es aún escasa y la evidencia contradictoria. Además, volúmenes muy elevados de la música puede aumentar riesgos de problemas auditivos. Por tanto, futuras investigaciones requieren mayor profundidad en la asignación de posibles aumentos en el rendimiento por la intensidad musical, atendiendo a resultados experimentales y repercusiones auditivas para descubrir posibles estrategias donde se asegure la integridad del ejecutor.

Introducción
Las ventajas del uso de la música durante la realización de ejercicio son bien conocidas en cuanto a mejoras en el rendimiento por favorecer aspectos como la atención, la concentración, la disminución de la fatiga y de la percepción de esfuerzo, la activación y la capacidad de trabajo. No obstante, aspectos relativos al ejecutante, la intensidad del ejercicio y el tempo, o la sincronicidad de la música con el movimiento pueden concluir en diferentes resultados. Asimismo, se ha cuestionado si las reverberaciones producidas por la música podrían tener repercusiones negativas en la salud del ejecutante. En las ciencias del ejercicio las investigaciones se han centrado más en el aspecto del tempo de la música que en el volumen de la misma; por lo tanto, el objetivo de esta mini-revisión ha sido discutir los efectos de la intensidad (volumen, nivel de presión) y la percepción subjetiva de la música en el ejercicio.

Intensidad de la música como herramienta para aumentar el rendimiento: evidencia y mecanismos
Muchos estudios se han centrado en el análisis de los efectos de la música sobre actividades aeróbicas cíclicas explorando diversos aspectos y características de la misma, que han generado conclusiones dispares. Parece que tempos altos podrían afectar negativamente al ritmo de carrera, así como a la frecuencia cardíaca y a la percepción del esfuerzo, que se verían incrementados. El volumen parece afectar menos a la misma. Sin embargo, según otros estudios, una música de tempo alto y a alta intensidad podría ser favorable para la fuerza de agarre y los tiempos de reacción, especialmente en niveles recreacionales.

Se ha evidenciado la importancia del factor preferencial especialmente en el volumen de la música en relación a su influencia en el rendimiento. Cuanta más afinidad se siente por dicha música, mayores volúmenes parecen ser tolerados. Se ha sugerido también la asociación de algunos tipos de música a altos volúmenes con respuestas vestibulares a bajas frecuencias y la estimulación de placer a nivel cerebral, pudiendo generar cierta adaptación y dependencia que pudiera afectar a los niveles de arousal y activación (aumentando éstos), y a la mejora del estado de ánimo. Por contra, pueden desencadenar problemas de audición. Parece que las mejoras debidas a la distracción de la percepción corporal del esfuerzo se producen hasta un punto de intensidad en la actividad, ya que, a intensidades superiores a este umbral no es posible mantenerse distraído de dichas percepciones aún con el estímulo musical, el cual, también parece estar influido por el entorno personal del ejecutante, provocando en algunos casos, la asociación de altos volúmenes de música con tolerancias y niveles de satisfacción altos. Sin embargo, las investigaciones no han demostrado evidencias en la asociación de las altas intensidades de la música con mejoras en el rendimiento aeróbico en comparación con volúmenes más bajos de la misma. No obstante, las investigaciones siguen siendo escasas, heterogéneas y con metodologías muy variadas, que dificultan el establecimiento de evidencias,

Intensidad de la música y ocio: menos es más
La exposición a altos volúmenes de música está acompañada de aumentos en el riesgo de pérdida de audición. Las ventajas comentadas en la práctica de ejercicio junto a altos niveles de música, podría suponer una menor consciencia del riesgo asociado, según investigaciones, especialmente en el uso de dispositivos individuales con auriculares. Las campañas de prevención enfocadas en los riesgos comentados son escasas pero necesarias para la protección de la salud auditiva.

Conclusión
En el dominio del ejercicio y el deporte, el impacto de la intensidad de la música sobre el rendimiento parece tener resultados variados, donde en algunos casos se observan resultados favorables en el rendimiento para niveles de música altos, mientras que en otros casos esto no se produce. Antes de establecer un posicionamiento, en relación a la intensidad de la música, habría que considerar multitud de factores relativos tanto a la actividad, la propia música o el ejecutante. Aunque ciertas intensidades en la música (en volumen de la misma) hayan podido demostrar cierta validez para el desempeño de ciertas actividades, será necesario mostrarse cauteloso ante el demostrado riesgo de efectos adversos auditivos, especialmente cuando dicha música se aproxima al gusto del ejecutante y se asocia también con una mejoría en el desempeño de la actividad realizada, pues en estos casos, se hace aún más difícil llegar a percibir un volumen demasiado alto de la misma. Además, las consecuencias negativas no serán apreciadas con la misma inmediatez que las posibles ventajas en su uso durante la actividad deportiva.

Daniel Blanco Galindo

La música es evidente que puede convertirse en una ayuda durante la actividad deportiva para el aumento del rendimiento. Es necesario atender a factores que aclaren más en profundidad en qué medida y de qué manera ésta puede contribuir. En tareas aeróbicas, parece ser más efectivo tempos de música lentos y volúmenes bajos o moderados, pues han demostrado ser igual de efectivos que volúmenes mayores hasta cierta intensidad de la actividad, ya que, por encima de cierto umbral el factor musical empieza a perder algunas de las comentadas ventajas, especialmente en la percepción del esfuerzo. En tareas de fuerza y de velocidad de reacción puede que volúmenes más elevados, así como tempos altos, puedan ser beneficiosos. Sin embargo, el factor del gusto por el tipo de música expuesta parece ser un factor determinante. Para limitar los efectos adversos de la exposición a altos volúmenes, se recomienda una práctica con niveles moderados de la misma, así como evitar la escucha directa con dispositivos individuales con auriculares.

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