Entrenamiento de fuerza como contramedida principal a la enfermedad crónica inducida por la edad

Resistance exercise training as a primary countermeasure to age-related chronic disease (pdf original)
Mcleod JC, Stokes T y Phillips SM
Front Physiol. 2019 Jun 6;10:645. doi: 10.3389/fphys.2019.00645
(Autor del resumen: Luis Miguel López Mojares)

Introducción
Las principales causas de morbilidad y mortalidad en la población mayor de 65 años son las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, y la diabetes mellitus tipo 2 (DM2). Además, los trastornos de movilidad, ocasionados por la sarcopenia y numerosas alteraciones osteoarticulares influyen decisivamente en la calidad de vida de esta población. El ejercicio físico en una herramienta segura y eficaz para contrarrestar mucho de estos fenómenos.

Las recomendaciones más extendidas animan a realizar al menos 150 minutos semanales de ejercicio moderado a intenso o 75 minutos de ejercicio intenso. Sin embargo, se ha observado que el ejercicio de fuerza puede ser decisivo en la reducción del riesgo de sufrir esta patología crónica, y en la mejora de la movilidad.

Fuerza y Movilidad
Si bien se describen numerosos estudios experimentales al respecto, no parece haber una convergencia de resultados.

Con respecto al mantenimiento y mejora de la movilidad, parece que son los programas mixtos de ejercicio los más seguros y eficaces, compuestos por entrenamiento aeróbico, fuerza y ejercicios de flexibilidad y equilibrio.

Fuerza y Diabetes Mellitus tipo 2
Entre la población veterana suele aparecer un retraso en la supresión que ejerce la insulina sobre la liberación de glucosa a cargo del hígado, junto con una reducción en la captura de glucosa por parte del músculo esquelético. Además, como el 80 % de la glucosa absorbida tras la ingesta va dirigida al músculo, la pérdida de masa muscular propia de la edad avanzada aumenta el excedente de glucosa, que puede favorecer la resistencia a la insulina y el desarrollo de DM2.

Si bien existe cierta controversia, parece que el ejercicio de fuerza puede contribuir en la prevención y el tratamiento de la resistencia a la insulina en personas de edad avanzada. Aunque algunos estudios indican la posible influencia de la intensidad, no hay consenso al respecto. Por tanto, se recomienda el ejercicio físico regular de fuerza tanto en pacientes diabéticos tipo 2, como prediabéticos. El fenómeno compensatorio de la hiperglucemia y la hiperinsulinemia en las personas con riesgo metabólico que ejerce el ejercicio físico también influye de manera significativa en las complicaciones microvasculares.

Fuerza y Enfermedad Cardiovascular (ECV)
Parece que el ejercicio de fuerza influye en la disminución del riesgo de sufrir ECV de un modo semejante al ejercicio regular aeróbico.

Cuando el entrenamiento de fuerza se prescribe y ejecuta correctamente no es menos seguro que el ejercicio aeróbico bien realizado.

Un entrenamiento de fuerza, prescrito por el médico, de una intensidad moderada (30 – 69 % de 1-RM) resulta seguro y eficaz, incluso en pacientes cardiovasculares o con alto factor de riesgo.

Fuerza y Cáncer
De un modo parecido al entrenamiento aeróbico, el entrenamiento de fuerza juega un papel de gran utilidad en la reducción del riesgo de sufrir cáncer, mortalidad por cáncer, recurrencia, y mejora del pronóstico durante los tratamientos adyuvantes.

Recomendaciones en el Entrenamiento de Fuerza para Reducir el Riesgo de Enfermedad Crónica, derivado de la edad
La adherencia al programa es, probablemente uno de los principales asuntos, en particular en personas de edad avanzada.

El volumen de ejercicio es prioritario a la intensidad.

Es preciso más estudios para precisar la dosis y la intensidad óptimas requeridos para lograr el máximo beneficio y mínimo riesgo en el entrenamiento de fuerza muscular.

  1. Con respecto al mantenimiento y mejora de la movilidad, parece que son los programas mixtos de ejercicio los más seguros y eficaces, compuestos por entrenamiento aeróbico, fuerza y ejercicios de flexibilidad y equilibrio.
  2. Se recomienda el ejercicio físico regular de fuerza tanto en pacientes diabéticos tipo 2, como prediabéticos.
  3. El ejercicio de fuerza influye en la disminución del riesgo de sufrir ECV de un modo semejante al ejercicio regular aeróbico.
  4. Cuando el entrenamiento de fuerza se prescribe y ejecuta correctamente no es menos seguro que el ejercicio aeróbico bien realizado.
  5. El entrenamiento de fuerza juega un papel de gran utilidad en la reducción del riesgo de sufrir cáncer, mortalidad por cáncer, recurrencia, y mejora del pronóstico durante los tratamientos adyuvantes.
  6. La adherencia, y el volumen de ejercicio son prioritarios

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