El impacto de la aclimatación al calor en el rendimiento físico ha sido ampliamente estudiado, especialmente en el contexto de ejercicios de resistencia realizados en ambientes cálidos. Tradicionalmente, las intervenciones de aclimatación al calor se han enfocado en la exposición activa al calor, es decir, entrenar directamente en condiciones de alta temperatura (30–40 °C). Este método ha demostrado ser eficaz para mejorar la tolerancia térmica y el rendimiento en ejercicios realizados bajo calor extremo. Sin embargo, también implica ciertas desventajas: puede ser físicamente exigente, disminuir la intensidad del entrenamiento, y aumentar el riesgo de lesiones relacionadas con el calor o de enfermedades inducidas por las altas temperaturas. Por tanto, surge la necesidad de explorar estrategias más seguras y accesibles que logren beneficios similares.
En este contexto, la aclimatación pasiva al calor, como la exposición a saunas o inmersión en agua caliente tras el ejercicio, ha emergido como una alternativa práctica. Este enfoque permite a los atletas mantener la intensidad de sus entrenamientos regulares en condiciones termoneutrales (18–24 °C) y, posteriormente, exponerse al calor para inducir adaptaciones térmicas. La exposición pasiva al calor no solo es menos invasiva, sino que también presenta ventajas logísticas y económicas, ya que no requiere acceso a cámaras de calor especializadas, siendo suficiente con instalaciones comunes como saunas o bañeras.
Se sabe que la exposición al calor, ya sea activa o pasiva, puede generar adaptaciones fisiológicas significativas. Estas incluyen un aumento en la tasa de sudoración, una mejor redistribución del flujo sanguíneo, expansión del volumen plasmático, y una reducción en la percepción de esfuerzo físico. Estas adaptaciones son críticas para mejorar la termorregulación y la eficiencia cardiovascular durante el ejercicio en ambientes cálidos. Sin embargo, la eficacia de la exposición pasiva al calor para mejorar el rendimiento físico sigue siendo incierta. Hasta la fecha, no existía una revisión sistemática que analizara específicamente los efectos de esta intervención, lo que motivó la realización de este estudio.
El objetivo principal de esta revisión sistemática y metaanálisis fue determinar si la exposición pasiva al calor posterior al ejercicio mejora el rendimiento físico en adultos sanos, con un enfoque en pruebas realizadas tanto en condiciones de calor como en condiciones termoneutrales. Los resultados secundarios incluyen parámetros fisiológicos como el consumo máximo de oxígeno (VO₂máx), la economía del ejercicio, la frecuencia cardíaca, la temperatura corporal, y la tasa de sudoración, entre otros.
Métodos
La revisión incluyó estudios realizados entre 2022 y 2024, seleccionados de cinco bases de datos principales. Los criterios de inclusión requerían que los participantes fueran adultos sanos que completaran programas de ejercicio aeróbico seguidos de exposición al calor mediante sauna o inmersión en agua caliente. Los grupos control debían realizar el mismo entrenamiento sin la exposición al calor. En total, se incluyeron 10 estudios con 199 participantes, de los cuales la mayoría eran hombres jóvenes (20–32 años) con niveles variados de condición física, desde recreativos hasta atletas entrenados.
Las intervenciones variaron en duración (5 a 21 días) y frecuencia (diaria o intermitente). Las sesiones de exposición al calor duraron entre 14 y 40 minutos, con temperaturas que oscilaron entre 40 °C (agua caliente) y 100 °C (saunas). Se evaluaron resultados relacionados con el rendimiento, como el tiempo hasta el agotamiento, pruebas contrarreloj, VO₂máx, umbral de lactato y medidas de percepción de esfuerzo y tolerancia al calor.
Resultados
- Rendimiento físico en condiciones de calor:
- Los efectos de la exposición al calor sobre el rendimiento en condiciones cálidas (33–40 °C) fueron triviales, con una mejora promedio del 4% que no fue estadísticamente significativa.
- Las pruebas incluyeron carreras contrarreloj y tiempo hasta el agotamiento, pero los resultados mostraron gran variabilidad entre estudios.
- Rendimiento físico en condiciones termoneutrales:
- Los efectos también fueron insignificantes en pruebas realizadas en ambientes termoneutrales (18–24 °C). Esto sugiere que las adaptaciones térmicas no se traducen necesariamente en mejoras fuera de condiciones de calor extremo.
- Parámetros fisiológicos:
- VO₂máx y umbral de lactato: Se observaron incrementos pequeños en VO₂máx y en la velocidad al umbral de lactato, pero la precisión fue baja debido a la heterogeneidad en los datos.
- Frecuencia cardíaca y temperatura corporal: Hubo ligeros descensos en la frecuencia cardíaca durante el ejercicio y en la temperatura corporal post-ejercicio, lo que indica una mejora en la eficiencia cardiovascular.
- Tasa de sudoración: Aumentó modestamente, lo que sugiere adaptaciones en la termorregulación.
- Sensaciones térmicas: Los participantes reportaron una mejor tolerancia al calor y una menor percepción de incomodidad térmica.
- Certidumbre de la evidencia:
- La calidad metodológica de los estudios fue baja, con problemas como tamaños de muestra reducidos, alto riesgo de sesgo, y falta de poder estadístico. Esto limita la confiabilidad y generalización de los resultados.
Discusión
El principal hallazgo de este metaanálisis fue que la exposición pasiva al calor tras el ejercicio tiene efectos marginales en el rendimiento físico en condiciones cálidas y termoneutrales. Aunque se observaron algunas mejoras en parámetros fisiológicos como la tasa de sudoración y la tolerancia al calor, estas no se tradujeron consistentemente en un mejor rendimiento físico.
Implicaciones prácticas:
- La exposición pasiva al calor es una estrategia segura y accesible que podría ser útil como complemento a programas de aclimatación activa. Es particularmente relevante para atletas que necesitan mantener la intensidad de su entrenamiento o que no tienen acceso a instalaciones especializadas.
- Además, puede ser una herramienta valiosa para mejorar la tolerancia térmica en personas que compiten o trabajan en ambientes calurosos.
Conclusión
La exposición pasiva al calor posterior al ejercicio representa una alternativa práctica y segura a la aclimatación activa, pero sus beneficios sobre el rendimiento físico son limitados y no concluyentes. Aunque muestra potencial para mejorar la tolerancia térmica y ciertos parámetros fisiológicos, la evidencia actual no respalda su efectividad como estrategia principal para mejorar el rendimiento físico en condiciones de calor extremo o termoneutrales.
Acceso libre al artículo original en: http://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2025/01/The-effect-of-post-exercise-heat-exposure.pdf
Referencia completa:
Solomon TPJ, Laye MJ. The effect of post-exercise heat exposure (passive heat acclimation) on endurance exercise performance: a systematic review and meta-analysis. BMC Sports Sci Med Rehabil. 2025 Jan 6;17(1):4. doi: 10.1186/s13102-024-01038-6.