Entrenamiento de fuerza en pacientes hipertensos

(post destacado 2017) El entrenamiento de fuerza (RT) ha mostrado ampliamente sus efectos beneficiosos para la salud en general y para la salud cardiometabólica en particular. Su aplicación en distintos pacientes con variadas patologías es un hecho, con mejores resultados en muchas ocasiones que los observados con el entrenamiento aeróbico tradicional. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Trevizani y col, 2017; J Strength Cond Res 17-jul) cuyo objetivo fue valorar los efectos del entrenamiento de fuerza (RT) sobre la variabilidad de la frecuencia cardiaca (HRV) y la respuesta aguda y a corto plazo de la presión arterial (BP) en pacientes hipertensos controlados. Participaron 21 hombres, 8 de ellos hipertensos bajo control farmacológico (HT) y 13 normotensos (NT). El protocolo RT consistió en 12 sesiones con 8 ejercicios, realizando 2 series de 15-20 repeticiones al 50% 1RM, con 2 min de recuperación entre series, 3 sesiones/semana. La frecuencia cardiaca fue evaluada antes y después de la sesión de RT, mientras que la presión arterial se midió al principio y final de cada sesión, después de 10 min de reposo. Los resultados mostraron una reducción de la BP sistólica post-ejercicio en ambos grupos, sin cambios significativos en la BP de reposo. También se observó un descenso del balance simpático-vagal en pacientes hipertensos. Los resultados sugieren que el entrenamiento de fuerza se asocia a una reducción de la presión arterial tanto en sanos como en hipertensos, con claros beneficios en el balance autónomo cardiaco en los pacientes hipertensos.

La elevación de los valores de la presión arterial en reposo y en respuesta al ejercicio es uno de los factores de riesgo cardiovascular más prevalentes, siendo necesario su control. La realización de ejercicio contribuye a la normalización de los valores de la presión arterial en pacientes hipertensos solo hasta cierto punto (hipertensión arterial limítrofe), por lo que en la mayoría de los pacientes se prescriben fármacos de control. Así, el ejercicio se sitúa como tratamiento coadyuvante en el control de la presión arterial en hipertensos, y el entrenamiento de fuerza se muestra eficaz y seguro en la consecución de estos objetivos. Evidentemente antes de aplicar un entrenamiento de fuerza en pacientes hipertensos se hace necesaria la prescripción médica inicial, y el control de la respuesta de la presión arterial durante las primeras sesiones de entrenamiento.

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