El cáncer de pulmón es una de las principales causas de morbimortalidad a nivel mundial, afectando significativamente la calidad de vida y la capacidad física de los pacientes. Además de las secuelas de la enfermedad, los tratamientos como cirugía, quimioterapia y radioterapia generan efectos secundarios que reducen la capacidad de ejercicio y el bienestar general. Aunque el papel del ejercicio en otros tipos de cáncer está bien documentado, la investigación en cáncer de pulmón es más limitada pero creciente.
Efectos del ejercicio en el cáncer de pulmón El ejercicio mejora la aptitud cardiovascular, la fuerza muscular, la flexibilidad y la capacidad de resistencia. Además, contribuye al manejo de la disnea, mejora el intercambio de oxígeno y fortalece los músculos respiratorios. Los ejercicios respiratorios y el entrenamiento de los músculos inspiratorios (IMT) también reducen la ansiedad y la depresión, y optimizan la preparación prequirúrgica. Además, la evidencia respalda su papel en la mejora de la calidad de vida, la reducción de la fatiga y el manejo del dolor.
Ejercicio preoperatorio en el cáncer de pulmón Antes de la cirugía, los programas de ejercicio pueden aumentar la tolerancia cardiorrespiratoria, reducir las complicaciones postoperatorias y disminuir la estancia hospitalaria. Las intervenciones breves pero intensivas (cinco sesiones semanales durante tres semanas) parecen más eficaces que las más prolongadas. El ejercicio preoperatorio también puede aliviar la ansiedad y mejorar el estado de ánimo general.
Ejercicio postoperatorio en el cáncer de pulmón El ejercicio tras la cirugía mitiga los efectos de la pérdida de masa muscular y mejora la funcionalidad física. Programas supervisados ayudan a prevenir complicaciones como neumonía y atelectasias, además de fomentar una recuperación más rápida. Además, el ejercicio reduce la carga psicológica y favorece la reintegración a la vida diaria.
Ejercicio durante el tratamiento del cáncer de pulmón Incorporar ejercicio durante los tratamientos (como quimioterapia o radioterapia) mejora la tolerancia, reduce los efectos secundarios como la fatiga y la náusea, y protege la salud cardiovascular. También ayuda a mantener la masa muscular y mejora el bienestar psicológico, disminuyendo la ansiedad y la depresión.
Ejercicio en la enfermedad avanzada En pacientes con enfermedad avanzada, el ejercicio es útil para manejar síntomas como la fatiga, la disnea y el dolor. Mejora la capacidad funcional, preserva la autonomía y ofrece beneficios psicológicos significativos. Las técnicas de relajación y ejercicios respiratorios son especialmente beneficiosos.
Manejo de la caquexia y metástasis óseas La caquexia, una afección caracterizada por la pérdida de peso y masa muscular, afecta al 80% de los pacientes con cáncer de pulmón en estadios avanzados. El ejercicio de fuerza combinado con soporte nutricional y estrategias contra la inflamación puede mitigar su impacto. En pacientes con metástasis óseas, los programas supervisados son seguros y contribuyen a preservar la función física.
Cuidados interdisciplinarios en el cáncer de pulmón El enfoque interdisciplinario es clave para integrar el ejercicio en la atención oncológica. Esto incluye oncólogos, fisioterapeutas, psicólogos y otros profesionales que trabajen en conjunto para diseñar programas personalizados. La inclusión de apoyo psicosocial también puede mejorar la adherencia y los resultados.
Adherencia y barreras al ejercicio Los pacientes con cáncer de pulmón enfrentan barreras físicas, emocionales y económicas para adherirse a los programas de ejercicio. Es crucial educar a los pacientes sobre los beneficios del ejercicio, establecer metas alcanzables y proporcionar apoyo continuo para mejorar la motivación y la participación.
Ejercicios respiratorios e IMT en el cáncer de pulmón Los ejercicios respiratorios, como la respiración diafragmática y con labios fruncidos, ayudan a reducir la disnea y la ansiedad. El IMT fortalece los músculos respiratorios, mejora la capacidad pulmonar y reduce los efectos secundarios del tratamiento.
Recomendaciones generales Los programas de ejercicio deben ser individualizados y considerar las características del paciente, el estado de la enfermedad y los tratamientos recibidos. Se recomienda una combinación de ejercicios cardiorrespiratorios y de resistencia de intensidad moderada a vigorosa, adaptados progresivamente.
Conclusión El ejercicio es una herramienta eficaz y segura para mejorar la salud y la calidad de vida de los pacientes con cáncer de pulmón en todas las etapas de la enfermedad. La implementación de programas personalizados y el apoyo interdisciplinario son esenciales para maximizar sus beneficios.
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Referencia completa:
Toohey K, Mizrahi D, Hart NH, Singh B, Lopez P, Hunter M, Newton RU, Schmitz KH, Adams D, Edbrooke L, Hayes S. Exercise in cancer care for people with lung cancer: A narrative synthesis. J Sci Med Sport. 2025 Jan;28(1):16-25. doi: 10.1016/j.jsams.2024.08.002.