El envejecimiento es un proceso complejo e inevitable que conlleva cambios biológicos, psicológicos y sociales. Estos cambios deterioran progresivamente los sistemas cardiovascular, musculoesquelético y metabólico, reduciendo la calidad de vida y funcionalidad de las personas mayores. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para 2050, más de 2000 millones de personas tendrán más de 60 años, lo que incrementará significativamente la carga de enfermedades crónicas como las cardiometabólicas, la sarcopenia y la pérdida de independencia funcional.
Entre los factores que agravan esta situación destacan la hipertensión, diabetes, dislipidemia y obesidad, que están fuertemente asociadas a enfermedades cardiovasculares y mortalidad. Además, la inactividad física propia del envejecimiento acelera el deterioro cardiovascular, la pérdida de masa muscular y las disfunciones metabólicas.
La evidencia respalda el papel del ejercicio físico regular como estrategia eficaz para preservar la salud cardiovascular, la masa muscular y la función metabólica, así como para mejorar la calidad de vida. Tanto la OMS como el ACSM recomiendan al menos 150 minutos de ejercicio aeróbico moderado o 75 minutos de ejercicio vigoroso semanal para personas mayores. Sin embargo, el cumplimiento de estas pautas es bajo debido a barreras como falta de tiempo o motivación.
En este contexto, el entrenamiento interválico de alta intensidad (HIIT) ha emergido como una alternativa eficaz y eficiente al ejercicio continuo de intensidad moderada (MICT). El HIIT consiste en alternar ráfagas breves de ejercicio a alta intensidad (80–95% del ritmo cardíaco máximo) con períodos de recuperación de baja intensidad. Este enfoque ha demostrado ser eficaz en mejorar la capacidad aeróbica y reducir factores de riesgo cardiometabólicos en menos tiempo.
Estudios previos han mostrado que el HIIT mejora el consumo máximo de oxígeno (V̇O₂peak), la composición corporal, la sensibilidad a la insulina, el metabolismo de la glucosa y el perfil lipídico en adultos mayores. Además, el HIIT puede mitigar la sarcopenia, incrementar la fuerza muscular y mejorar la independencia funcional. También se ha reportado un impacto positivo en la calidad de vida, gracias a mejoras en los niveles de energía, las actividades de la vida diaria y el bienestar físico, psicológico y social.
No obstante, el HIIT no es apropiado para todos. Puede implicar riesgos en personas con comorbilidades severas o frágiles. Por ello, se requiere una evaluación médica previa, supervisión profesional y personalización del programa. Además, existen diferencias significativas entre estudios en cuanto a duración, intensidad y modalidad del HIIT (bici, cinta, ejercicios de fuerza, etc.), lo que dificulta la comparación de resultados y la generalización.
Esta revisión sistemática y metaanálisis tuvo como objetivo examinar el efecto del HIIT en la salud cardiometabólica y la calidad de vida de personas mayores, recopilando evidencia basada en ensayos clínicos aleatorizados. También se buscó ofrecer recomendaciones prácticas para profesionales sanitarios y diseñar programas más seguros y efectivos para esta población.
Este metaanálisis incluyó 11 ensayos clínicos aleatorizados con un total de 1147 participantes (edad promedio: 70 años). Se observó que el HIIT tiene efectos positivos sobre indicadores de salud cardiometabólica (6MWT y V̇O₂peak) y la calidad de vida en personas mayores, aunque no mostró efectos significativos sobre la velocidad de la marcha.
6MWT y velocidad de la marcha:
El test de marcha de 6 minutos (6MWT) es un buen indicador de la capacidad aeróbica y funcional. El metaanálisis mostró un aumento significativo de más de 50 metros en el grupo HIIT frente al grupo control, indicando mejoras notables en la capacidad funcional. Este hallazgo es consistente con otros estudios, especialmente en poblaciones con EPOC o enfermedades cardiovasculares.
En cuanto a la velocidad de la marcha, no se observaron diferencias estadísticamente significativas. Esta falta de efecto podría explicarse por la alta heterogeneidad entre estudios, la baja movilidad basal de los participantes, la diversidad de protocolos y factores biomecánicos que no responden igual al HIIT en períodos breves.
V̇O₂peak:
El consumo máximo de oxígeno aumentó significativamente tras el HIIT. Este resultado es relevante, ya que el V̇O₂peak es uno de los mejores predictores de salud y longevidad en personas mayores. El HIIT mejora este parámetro mediante varios mecanismos fisiológicos: mejora de la función mitocondrial, aumento del flujo sanguíneo, mayor expresión de factores como el VEGF, BDNF e IGF-1, y reducción del estrés oxidativo y la inflamación. Además, se estimula la biogénesis mitocondrial, favoreciendo una mejor capacidad funcional.
Estudios en adultos mayores con diferentes patologías (prediabetes, insuficiencia cardíaca, sarcopenia) han mostrado mejoras similares. Algunos trabajos también señalan que el HIIT es más eficaz que el MICT en mejorar el V̇O₂peak, aunque esto depende de la duración del programa y la intensidad de las sesiones.
Calidad de vida:
El HIIT también mostró un efecto positivo sobre la calidad de vida, evaluada con instrumentos como el SF-36, EQ-5D y KCCQ. Se observaron mejoras significativas en dominios físicos, emocionales y sociales, respaldadas por otros estudios en personas mayores con patologías como EPOC, enfermedad coronaria o cáncer. Sin embargo, la alta heterogeneidad entre estudios (tipos de población, instrumentos utilizados, intensidad del HIIT) limita la generalización de los resultados.
Además, al tratarse de una medida subjetiva, la calidad de vida puede verse influida por el estado emocional del paciente o su percepción del tratamiento, introduciendo posibles sesgos de recuerdo o expectativas.
Conclusión
El HIIT se muestra como una estrategia eficaz y segura para mejorar la salud cardiometabólica y la calidad de vida en adultos mayores. Mejora significativamente la capacidad funcional y el V̇O₂peak, y tiene efectos positivos en el bienestar global. Su implementación debe realizarse dentro de un enfoque multidisciplinar, con supervisión profesional y adaptaciones individuales. Futuros estudios deberían centrarse en evaluar la seguridad a largo plazo, la sostenibilidad del HIIT y su impacto en poblaciones más diversas.
Acceso libre al artículo original en: https://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2025/06/The-effectiveness-of-a-high-intensity-interval.pdf
Referencia completa:
Sert H, Gulbahar Eren M, Gurcay B, Koc F. The effectiveness of a high-intensity interval exercise on cardiometabolic health and quality of life in older adults: a systematic review and meta-analysis. BMC Sports Sci Med Rehabil. 2025 May 24;17(1):128. doi: 10.1186/s13102-025-01176-5.