Sundus H, Khan SA, Zaidi S, Chhabra C, Ahmad I, Khan H. Effect of long-term exercise-based interventions on thyroid function in hypothyroidism: A systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials. Complement Ther Med. 2025 May 28;92:103196. doi: 10.1016/j.ctim.2025.103196.
El hipotiroidismo es el segundo trastorno endocrino más común en el mundo después de la diabetes mellitus. Se caracteriza por una producción insuficiente de hormonas tiroideas, lo que provoca desequilibrios hormonales y metabólicos sostenidos, generando síntomas persistentes como fatiga y una marcada intolerancia al ejercicio. Aunque el tratamiento habitual con levotiroxina logra normalizar los niveles hormonales en muchos pacientes, algunos siguen presentando alteraciones clínicas y bioquímicas. Esto sugiere que el tratamiento farmacológico podría no ser suficiente en todos los casos, y destaca la necesidad de enfoques terapéuticos complementarios.
El ejercicio físico se postula como una estrategia potencial para modular el eje hipotálamo-hipófisis-tiroides (HPT), ya que influye en múltiples sistemas fisiológicos, incluyendo los mecanismos hormonales. Diversas evidencias sugieren que el ejercicio puede reducir la hormona estimulante de la tiroides (TSH) y aumentar los niveles de tiroxina (T4), actuando así como un regulador no farmacológico. Sin embargo, la literatura existente sobre los efectos del ejercicio prolongado en pacientes con hipotiroidismo es limitada, dispersa y con una falta de síntesis cuantitativa. Por ello, los autores realizaron esta revisión sistemática y metaanálisis para evaluar los efectos de intervenciones de ejercicio de más de 8 semanas sobre la función tiroidea en adultos con hipotiroidismo.
Esta es el primer metaanálisis centrado exclusivamente en estudios con intervenciones de ejercicio de al menos ocho semanas, lo cual es relevante porque se considera el tiempo mínimo para que se produzcan adaptaciones endocrinas sistémicas. Se incluyeron ensayos controlados aleatorizados (RCTs) con pacientes diagnosticados con hipotiroidismo clínico o subclínico, en los que se aplicaron programas de ejercicio aeróbico, de fuerza o combinados. Se evaluaron como principales resultados los cambios en los niveles de TSH, T4 y triyodotironina (T3).
El análisis agrupado mostró que las intervenciones basadas en ejercicio redujeron significativamente los niveles de TSH (SMD: −3.28) y aumentaron los niveles de T4 (SMD: 1.32) en comparación con los grupos control. Estos efectos sugieren una mejora funcional del eje HPT a través del ejercicio regular. Sin embargo, la certeza de la evidencia fue moderada para TSH y muy baja para T4, debido a la limitada cantidad de estudios, alta heterogeneidad y otros sesgos metodológicos.
Mecanismos fisiológicos
Las reducciones observadas en los niveles de TSH podrían explicarse por un aumento del metabolismo y la termogénesis inducida por el ejercicio, lo que a su vez modula el eje HPT. Además, el ejercicio puede mejorar la sensibilidad a la insulina, reducir la inflamación sistémica (disminuyendo citocinas como IL-6 y TNF-α) y regular los niveles de cortisol, todo lo cual repercute positivamente sobre la función tiroidea.
Efectos psicológicos y calidad de vida
Además de los efectos hormonales, varios estudios incluidos en el análisis reportaron mejoras en síntomas de depresión y calidad de vida. Por ejemplo, Gayar et al. observaron una mejora significativa en la escala BDIS tras un programa de ejercicio aeróbico. Esto es relevante, dado que el hipotiroidismo está estrechamente asociado con alteraciones del estado de ánimo, y se ha documentado una relación directa entre la disfunción tiroidea y la disminución de neurotransmisores como serotonina, dopamina y BDNF. En este contexto, el ejercicio puede mejorar el estado de ánimo mediante la neurogénesis y la plasticidad neuronal.
Ahmad et al., por su parte, encontraron mejoras en el componente mental del cuestionario SF-12, especialmente en el grupo con entrenamiento combinado (aeróbico + fuerza), lo que sugiere un beneficio superior cuando se combinan ambas modalidades de ejercicio.
Impacto cardiovascular y metabólico
El ejercicio también mejoró variables cardiovasculares y metabólicas. Almas et al. evidenciaron una reducción en el tiempo de recuperación metabólica (MRT) tras un programa de entrenamiento aeróbico, mientras que Ahmad et al. encontraron mejoras en el VO2max estimado y en los perfiles lipídicos (colesterol total, HDL, LDL). Estos beneficios adicionales refuerzan el valor del ejercicio como intervención integral en pacientes con hipotiroidismo.
Heterogeneidad y factores de variabilidad
Uno de los principales desafíos del análisis fue la alta heterogeneidad entre los estudios, especialmente en la variable T4 (I² = 83.6 %). Esta variabilidad puede deberse a diferencias en la intensidad, duración, frecuencia del ejercicio, características basales de los participantes (edad, sexo, estado clínico, adherencia), y a la escasa estandarización de los protocolos de intervención.
Solo tres estudios aportaron datos completos para el análisis de T4, lo que limita la potencia estadística del metaanálisis. Además, la falta de datos desagregados por sexo impidió analizar posibles diferencias en la respuesta hormonal entre hombres y mujeres, a pesar de que el 75 % de los participantes fueron mujeres.
Implicaciones clínicas
A la luz de los resultados, el ejercicio físico puede considerarse una intervención coadyuvante en el manejo del hipotiroidismo, junto con la terapia hormonal. Se recomienda implementar programas de ejercicio aeróbico de intensidad moderada (50–70 % de la frecuencia cardíaca máxima), 3 a 5 veces por semana, con sesiones de 30 a 60 minutos. Idealmente, estos programas deberían combinarse con ejercicios de fuerza 2–3 veces por semana, ya que la combinación parece ofrecer mayores beneficios en función tiroidea, salud mental y condición física general.
Sin embargo, debido a la baja certeza de la evidencia sobre el efecto en T4 y la heterogeneidad observada, los profesionales deben individualizar los programas de ejercicio según las características clínicas del paciente.
Conclusión
Este metaanálisis respalda el uso del ejercicio prolongado como estrategia no farmacológica para mejorar la función tiroidea en pacientes con hipotiroidismo. Se observaron reducciones significativas en los niveles de TSH y aumentos en T4, con beneficios adicionales sobre el estado de ánimo, capacidad aeróbica y perfil lipídico. Aunque los hallazgos son prometedores, deben interpretarse con cautela debido a la heterogeneidad y a las limitaciones metodológicas de los estudios incluidos. Se recomienda integrar el ejercicio como parte del tratamiento, adaptándolo de forma individualizada.
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