Diferencias en el rendimiento deportivo ligadas al sexo

El artículo explora las diferencias sexuales en el rendimiento deportivo y cómo estas influyen en la creación de políticas para garantizar equidad en las competencias. Las diferencias significativas en eventos que dependen de fuerza, velocidad, potencia, resistencia y tamaño corporal son atribuibles a los efectos biológicos de los cromosomas sexuales y las hormonas, especialmente la testosterona. Estas diferencias se manifiestan desde antes de la pubertad, se amplían durante la adolescencia y persisten en la edad adulta, incluso en casos de supresión hormonal en atletas XY o de dopaje con testosterona en mujeres XX. El texto ofrece una perspectiva informada sobre las implicaciones de estas diferencias para la clasificación y regulación de atletas, incluyendo personas transgénero y con diferencias en el desarrollo sexual (DSD).

Introducción

Las diferencias sexuales en el rendimiento deportivo generan un intenso debate científico y público, en parte debido a la creciente visibilidad de atletas transgénero y con DSD. Estas discusiones subrayan la necesidad de políticas deportivas que equilibren equidad e inclusión. Históricamente, las competencias deportivas se han clasificado por factores como sexo, edad, peso y habilidad, con el objetivo de garantizar un campo de juego justo. Sin embargo, las ventajas biológicas asociadas a la testosterona y los cromosomas sexuales han hecho que las diferencias entre hombres y mujeres en el deporte sean un tema controvertido. Este artículo analiza estas diferencias desde un marco biológico, evitando confundir sexo (biología) con género (identidad cultural).

Diferencias en fuerza, velocidad, potencia y resistencia

Los hombres tienen un rendimiento superior al de las mujeres en deportes que dependen de estas capacidades, como el atletismo, la natación y el levantamiento de pesas. Por ejemplo, en atletismo, existen cientos de hombres jóvenes, incluidos menores de 18 años, que superan los récords mundiales femeninos. En general, las diferencias de rendimiento oscilan entre un 10% y un 40%, con las mayores brechas en eventos que requieren máxima potencia muscular, como los saltos y lanzamientos. Estas diferencias no son solo anecdóticas; están respaldadas por datos consistentes que muestran que los hombres suelen correr más rápido, saltar más alto y lanzar más lejos que las mujeres, debido a su mayor capacidad muscular y cardiovascular.

Diferencias prepuberales

Incluso antes de la pubertad, se observan diferencias modestas en el rendimiento entre niños y niñas. En deportes como el atletismo, los niños superan a las niñas en un rango del 3%-10% en carreras y saltos, mientras que en natación la brecha es menor, entre el 1%-5%. Estas diferencias pueden atribuirse a factores biológicos como una mayor masa muscular y menor acumulación de grasa en los niños, así como a patrones de actividad física más intensos en los varones durante la infancia. Aunque es difícil separar el impacto de la biología del de la socialización, las diferencias en la composición corporal desde una edad temprana sugieren una base biológica intrínseca para estas ventajas.

Incremento post-puberal

La pubertad marca un punto de inflexión en las diferencias de rendimiento entre hombres y mujeres. Durante esta etapa, los hombres experimentan un aumento significativo en la masa muscular, la capacidad pulmonar y el tamaño del corazón, además de una mayor producción de testosterona. Estas adaptaciones fisiológicas conducen a una ampliación de las brechas de rendimiento, alcanzando un rango del 10%-40% en la adultez. Por ejemplo, los hombres adultos tienen, en promedio, un 20%-30% más de masa muscular y un 40%-50% más de fuerza en comparación con las mujeres. Estas diferencias no solo influyen en deportes específicos, sino que también son evidentes en habilidades generales como correr y saltar.

Papel de la testosterona

La testosterona es el principal factor que impulsa las diferencias de rendimiento tras la pubertad. Este esteroide anabólico estimula el crecimiento de los músculos, la fuerza ósea y la producción de glóbulos rojos, proporcionando a los hombres una ventaja significativa en el deporte. Los estudios muestran que los niveles de testosterona en los hombres aumentan drásticamente durante la adolescencia, alcanzando valores que superan ampliamente los de las mujeres. Incluso en contextos experimentales, la administración de testosterona exógena en mujeres demuestra mejoras en la masa muscular y la resistencia, aunque estas no cierran la brecha de rendimiento con los hombres.

Factores que limitan el rendimiento femenino

Las mujeres enfrentan desafíos únicos que limitan su rendimiento deportivo. Durante la pubertad, desarrollan una mayor proporción de grasa corporal, menor estatura debido a la fusión epifisaria acelerada y características anatómicas como caderas más anchas que pueden aumentar el riesgo de lesiones en las rodillas. Además, las fluctuaciones hormonales durante el ciclo menstrual pueden afectar su percepción del esfuerzo, causar molestias físicas y alterar la regulación de la temperatura corporal y el metabolismo energético. A lo largo de su carrera deportiva, las mujeres también pueden experimentar interrupciones debido al embarazo y al parto, que afectan su entrenamiento y recuperación.

Supresión de testosterona en atletas XY

La supresión de testosterona en atletas transgénero reduce parcialmente su rendimiento, pero no elimina completamente las ventajas derivadas de la pubertad masculina. Factores como la altura, la longitud de las extremidades y la “memoria muscular”—que permite una recuperación más rápida de la fuerza y la masa muscular previamente desarrolladas—siguen favoreciendo a estos atletas. Estudios en militares y deportistas muestran que, incluso después de años de terapia hormonal, los atletas XY mantienen niveles de rendimiento superiores a los de las mujeres XX en áreas como fuerza y capacidad aeróbica.

Uso de testosterona exógena en mujeres XX

El dopaje con testosterona mejora el rendimiento de las mujeres, aumentando su masa muscular y resistencia. Sin embargo, esta mejora no iguala las diferencias con los hombres. Durante el periodo de dopaje sistemático en la antigua Alemania del Este, las atletas mujeres mostraron grandes avances, pero nunca alcanzaron los niveles de rendimiento masculino. Esto subraya que, aunque la testosterona exógena beneficia a las mujeres, no puede compensar completamente las diferencias biológicas impulsadas por la pubertad masculina.

Conclusión

Las diferencias sexuales en el deporte son amplias y persistentes, incluso cuando se implementan intervenciones hormonales. Estas diferencias deben ser reconocidas en la formulación de políticas deportivas, especialmente en el contexto de atletas transgénero y con DSD. La testosterona juega un papel central en la ampliación de las brechas de rendimiento, y las políticas deben considerar tanto la magnitud como la duración de su influencia. Este análisis proporciona un marco útil para entender las complejidades biológicas y sociales del rendimiento deportivo y garantizar la equidad en las competencias.

Acceso libre al artículo original en: http://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2024/12/Evidence-on-sex-differences-in-sports-performance.pdf

Referencia completa:

Joyner MJ, Hunter SK, Senefeld JW. Evidence on sex differences in sports performance. J Appl Physiol (1985). 2024 Dec 24. doi: 10.1152/japplphysiol.00615.2024.

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