El entrenamiento físico regular tiene beneficios sustanciales para la salud general, incluyendo la prevención y manejo de enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y obesidad. Sin embargo, muchas personas se enfrentan a barreras para participar en actividades físicas debido a problemas de salud como insuficiencia cardíaca congestiva, problemas respiratorios, obesidad y envejecimiento.
En este contexto, el entrenamiento en cinta ha demostrado eficacia en la rehabilitación de diversas condiciones médicas, como enfermedades neurológicas y pulmonares. En particular, el caminar cuesta abajo (“downhill walking”) está ganando interés como modalidad innovadora de rehabilitación. Este tipo de ejercicio se caracteriza por contracciones musculares excéntricas, que imponen menos demanda metabólica en comparación con caminar en plano o cuesta arriba. Aunque requiere menos consumo de oxígeno, el caminar cuesta abajo genera una carga significativa en los músculos y tendones, mejorando la fuerza muscular, la resistencia y la estabilidad articular.
Además, este enfoque podría ser especialmente beneficioso para la población envejecida, que enfrenta un mayor riesgo de fragilidad y caídas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la fragilidad es un estado clínico que compromete la capacidad para afrontar el estrés debido al declive funcional de múltiples sistemas. Las intervenciones como el entrenamiento cuesta abajo podrían reducir la vulnerabilidad en este grupo demográfico, proporcionando beneficios tanto físicos como funcionales.
El objetivo principal de esta revisión fue evaluar la eficacia del entrenamiento cuesta abajo en distintas poblaciones de pacientes, comparándolo con otras modalidades de caminata.
Los estudios incluidos en la revisión muestran que esta modalidad es eficaz para mejorar la capacidad funcional y reducir síntomas como la disnea y la fatiga en pacientes con enfermedades crónicas como EPOC y esclerosis múltiple (EM).
EPOC
- Los pacientes con EPOC suelen evitar actividades físicas debido a la disnea severa y la fatiga. Sin embargo, el entrenamiento cuesta abajo demostró ser una estrategia efectiva para superar estas barreras. En los estudios analizados, se observó una mejora significativa en la distancia recorrida durante la prueba de caminata de 6 minutos (6MWT) y en la capacidad funcional general.
- Este beneficio se atribuye a las características únicas de las contracciones excéntricas, que permiten trabajar los músculos con menos gasto energético y ventilatorio. Además, el entrenamiento cuesta abajo facilitó una progresión más rápida en la velocidad de caminata en cinta.
Esclerosis múltiple (EM):
- En pacientes con EM, el entrenamiento cuesta abajo mostró resultados significativos en la mejora de la movilidad, la fuerza muscular y el equilibrio postural. También se observó una reducción en la fatiga, uno de los síntomas más debilitantes de esta enfermedad.
- Según un estudio reciente, el gasto energético durante el caminar cuesta abajo es menor que en otras modalidades, lo que lo hace especialmente adecuado para personas con baja tolerancia al ejercicio.
El caminar cuesta abajo puede ser considerado una estrategia de rehabilitación innovadora y segura para pacientes con baja tolerancia al ejercicio. Sus beneficios incluyen mejoras en el estado funcional, la masa muscular y la fuerza, así como una reducción en la fatiga y la discapacidad. Estas características lo convierten en una modalidad altamente prometedora que merece mayor atención en la práctica clínica y en futuras investigaciones.
Acceso libre al artículo original en: http://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2025/01/Downhill.pdf
Referencia completa:
Tamburlani M, Cuscito R, D’Angelo A, Galeoto G, Papi L, Ruotolo I, Santini F, Servadio A, Tirelli E, Sellitto G. Downhill: a new rehabilitation frontier. A systematic review of the literature. Monaldi Arch Chest Dis. 2025 Jan 16. doi: 10.4081/monaldi.2025.3071.